_
_
_
_

Derroche sin gol en Balaídos

Celta y Athletic firman tablas sin puntería en un partido intenso jugado a un ritmo frenético

Muniain pelea el balón con Krohn-Dehli.
Muniain pelea el balón con Krohn-Dehli.Salvador Sas (EFE)

Cuando el futbolista pasa a ser entrenador se produce una transición que en ocasiones depara efectos sorprendentes: jugadores de marcada querencia defensiva devienen en técnicos atrevidos, y viceversa. En el caso de Luis Enrique y su todavía corta carrera en los banquillos ya se puede deducir que no hay mutación. O al menos no con este Celta, un equipo que lleva el gen de su constructor, que va, viene, vuelve, percute, presiona, enreda, trabaja, se entrega y, además de todo ello, juega al fútbol. O lo intenta, porque las cosas se complican cuando se anda a todo trapo. Por eso sufre el Celta, pero también por eso es capaz de someter durante largo rato al cuarto clasificado de una Liga tan estamentaria como la española. No es fácil mirarle a los ojos a este excelente Athletic y poderle, superarle desde la honestidad del equipo que sale a buscar la pelota, a recuperarla bien arriba cuando no la tiene. Desde ahí el Celta fue más y selló una fantástica primera hora de partido. Pero no encontró premio y acabó apurado para firmar un empate a cero que confirma que por más que los goles sean la salsa del fútbol no siempre hace falta aliño para disfrutar de un buen espectáculo.

CELTA, 0; ATLHETIC, 0

Celta: Yoel; Hugo Mallo, Cabral, Fontás, Jonny; Krohn-Dehli; Santi Mina (Augusto, m. 54), Rafinha, Álex López (Nolito, m. 64), Orellana; y Charles (Bermejo, m. 81). No utilizados: Sergio, David Costas, Íñigo López y Borja Oubiña.

Athletic: Iraizoz; De Marcos, Gurpegi, Laporte; Balenziaga; Iturraspe, Mikel Rico; Susaeta (Ibai, m. 73), Herrera (Iraola, m. 89), Muniain; y Aduriz (Kike Sola, m. 65). No utilizados: Herrerín, San José, Morán y Albizua.

Árbitro: Del Cerro Grande. Amonestó a Santi Mina, Mikel Rico, Iturraspe y Herrera.

Balaídos. 17.880 espectadores.

El Celta le metió ritmo al partido desde la hoja de alineaciones. Ya ahí se pudo reconocer a Luis Enrique, que nunca fue un tímido. Dejó en el banquillo a dos pesos pesados del vestuario, Oubiña y Augusto, ubicó a Krohn-Dehli, otrora extremo, en el mediocentro y aflojó las bridas. Y en medio del frenesí siempre estaba Rafinha para aportar un toque diferencial, para romper líneas con una conducción, un inesperado pase profundo o un chutazo desde la frontal como el que pudo decidir el partido al filo del descuento. El Athletic aceptó de inicio el envite, quiso galopar, pero pronto perdió pie. Se desconectó porque la presión rival le llevó hacia el monocultivo del pase en largo y Rico e Iturraspe, amonestados ambos antes del descanso, quedaron limitados apenas para el esfuerzo defensivo. Sobrevivieron los vascos porque al Celta le faltó concreción en los últimos metros, quizás un punto de calidad por más que se asomaran al gol Santi Mina, Rafinha y, sobre todo, Charles con un disparo al palo cuando moría la primera parte.

No le rentó el esfuerzo al Celta y para cuando se llegaba a la hora de partido el Athletic ya se manejaba con más comodidad, con menos estrecheces para aplicar su idea, la de tocar desde atrás y activar a Iturraspe como faro y referencia si los caminos se cerraban y había que reiniciar. Comenzó a fluir una cierta circulación en el Athletic. El partido cambió. No se fue de él el Celta, pero llegó su oponente. O más bien se hizo carne cerca del área defendida por Yoel, primero al dar varios pasos hacia ella, más tarde, a falta de un cuarto de hora, con un disparo cruzado de Muniain que se fue junto a un palo, pero dejó un aviso: tarde, pero el Athletic ya estaba en Balaídos, con el Celta boqueando tras el inocuo esfuerzo inicial y con el revulsivo Ibai sobre la pradera. Noventa minutos parecieron muy largos para el plan inicial de Luis Enrique, le llegaron pronto al Athletic, que empezó a creer muy al final. Sumaron ambos y vista la clasificación, con el Celta cinco puntos sobre el descenso y los leones cuatro arriba en la defensa de la plaza en la previa de Liga de Campeones, hasta parece bueno para los dos. Pero esa idea nunca fue la gasolina que hizo caminar el partido porque incluso en el último segundo pudo marcar Bermejo para el Celta.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_