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Un guirigay de acrobacias

Las pruebas clásicas, en peligro de ser arrolladas por la irrupción de pequeñas modalidades

La finlandesa Enni Rukajarvi, durante una prueba de snowboard.
La finlandesa Enni Rukajarvi, durante una prueba de snowboard.Sergei Grits (AP)

El protagonismo de la triste polémica sobre los homosexuales, con tintes de otros tiempos, o el nuevo temor sobre un atentado terrorista, parecen oscurecer también el panorama de estrellas en los Juegos. Siempre podrá surgir una nueva, pero ya parece que ni las consagradas rozan a las glorias de antaño. Los clásicos también purgan su culpa. El esquí alpino, el atletismo de la nieve, con el noruego Aksel Lund Svindal como gran dominador actual, no tiene más Albertos Tomba ni Hermanns Maier ni IngemmarsStenmark. Svindal no lo es. Incluso en Sochi influirá una baja tan sensible y mediática como la de la estadounidense Lindsey Vonn, ahora novia de Tiger Woods.

El gigante invernal corre peligro de ser arrollado por la irrupción de tantas nuevas luminarias en las pequeñas modalidades. El ejemplo del también estadounidense de los X Games, Shaun White, el rey del snowboard, es sintomático. Hay ya muchos más y en Sochi será una explosión continua. De las 12 pruebas nuevas —tres modalidades de slopestyle, eslalon paralelo de snowboard...— son mayoría. Los recelos del esquí clásico, alpino y de fondo, sobre esta invasión de los pequeños pueden estar justificados y los Juegos invernales acabar convertidos en un guirigay de discoteca acrobática un tanto discutible. Pero es que aún queda hueco, al revés que en el repleto programa veraniego.

Debutan tres modalidades de slopestyle, eslalon paralelo en snowboard...

Una salvación espléndida del gran esquí, por ejemplo, sería que el estadounidense Bode Miller, el último carismático, alcanzase de nuevo la gloria. Una hazaña digna de su carácter. En su regreso esta temporada al olor de más medallas olímpicas no ha brillado demasiado en la Copa del Mundo, pero con su tercer puesto en el último y legendario descenso de Kitzbuhel, tras Svindal, volvió a demostrar su genialidad. La eslovena Tina Maze, que lo ganó todo la pasada temporada, estará también ante su última oportunidad del oro que falta a su también larga carrera. Como la española Carolina Ruiz en el descenso. Salir entre las 15 primeras y tener un día como el año pasado cuando ganó en Meribel, sería el sueño, dormido siempre desde los Ochoa y con un despertar tan nefasto como con Juanito Muehlegg.

Pero la medalla española y la estrella deberá ser mucho más Javier Fernández con su nivel ya en la cumbre mundial y tras su segundo título europeo de patinaje artístico. Otra joya en el desierto hispano ancestral. Solo el laureado canadiense Patrick Chan y el japonés Yuzuru Hanyu pueden estar por encima. En mujeres, la ya campeona surcoreana Kim YuNa deberá demostrar que se ha recuperado de una lesión y en danza, donde no existe la angustia por las caídas, la lucha entre los estadounidenses Meryl Davis-Charlie White y los canadienses Tessa Virtue y Scott Muir estará entre los momentos de más belleza.

El saltador esloveno Peter Prevc, durante un entrenamiento.
El saltador esloveno Peter Prevc, durante un entrenamiento.MICHAEL DALDER (REUTERS)

Otros aspirantes a estrellas (pero para los nórdicos) pueden ser los noruegos Petter Northug y Marit Bjoergen en el esquí de fondo. Su compatriota Tora Berger y el francés Martin Fourcade, en biatlón, fondo y tiro, que tendrá una novedosa prueba mixta por equipos. Dominio alemán con Eric Frenzel en la combinada nórdica (saltos y fondo) y el habitual en luge (trineo). Más curioso de los letones hermanos Dukurs, Martins y Tomass, en skeleton (tumbado boca abajo) y del ruso Alexander Zubkov ante el estadounidense Steve Holcomb en bobs, donde en la prueba femenina estarán empujando las atletas Lolo Jones y Lauryn Williams, algo ya habitual en el pasado. Han bajado el nivel alemanes y suizos. En saltos, el esloveno Peter Prevcs manda en la Copa del Mundo, pero el austriaco Eric Schlierenzauer, plusmarquista de pruebas ganadas, pero que aún busca su primer oro, o el ya laureado suizo Simon Amman, que siempre explota en los Juegos, protagonizarán un duelo en las alturas. El debú femenino no se le puede escapar a la japonesa Sara Takanashi. Y en el patinaje de velocidad, aparte del dominio esperado holandés con Sven Kramer e Ireen Wust, el negro estadounidense Shani Davis buscará convertirse en el primer ganador del título de los 1.000 metros en tres Juegos consecutivos. En pista corta, lo curioso es que los reyes surcoreanos no tendrán solo un duro rival en el canadiense Charles Hammelin, sino en su excompatriota Victor An, que tras una lesión y no ser convocado por su país se nacionalizó ruso.

Los Juegos, como es habitual, se partirán en dos zonas. Los deportes de hielo en la ciudad y los de nieve a 50 kilómetros, en las montañas de Krasnaya Polyana. Vigilar tanto terreno es todo un reto cuando existen precedentes de colocación de bombas preparadas para estallar en un lugar preciso desde un año antes, como ocurrió en el atentado mortal al anterior mandatario checheno por su afinidad a Moscú.

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