La oposición acosa a Bartomeu

Orgulloso, Josep Maria Bartomeu, nuevo presidente del Barcelona, celebraba los goles de su equipo en un Camp Nou manso, ajeno a las disputas institucionales y a las pesadillas que alejaron a Sandro Rosell del palco. La calma chicha, sin embargo, era poco más que un espejismo. Al margen de los efectos colaterales del caso Neymar, aumenta la presión sobre Bartomeu y la junta directiva, acosado aquel por una oposición que reclama elecciones en junio; ocupada esta por las consecuencias de una decisión que puede afectar al patrimonio de sus predecesores —hoy comienzan las diligencias previas de la acción de responsabilidad contra Joan Laporta y siete directivos— y por un referéndum, que se celebrará el 5 o 6 de abril, en el que se votará una reforma del Camp Nou por valor de 600 millones de euros.

“Yo, en un intento por presidir el Barcelona, competí contra tres rivales en unas elecciones limpias. Y Rosell nos ganó. A Bartomeu no lo tuve sentado en los debates”, argumenta Agustí Benedito, el segundo candidato más votado (8.044 votos, 14,1%) en las pasadas elecciones a la presidencia, en 2010. En una convocatoria de prensa celebrada ayer, el socio, que ya preparaba su candidatura para 2016, se confiesa preparado para adelantar la cita y exigió así al presidente que pida una confirmación de su cargo en las urnas en junio, cuando concluye el curso.

Se abre una etapa de inestabilidad, el proyecto pierde
a su cabeza visible” Alfons Godall, vicepresidente con Joan Laporta

Había sido el expresidente Joan Laporta el primero en reclamar elecciones anticipadas. Él, como hicieron otros después, pedía al nuevo presidente una legitimidad refrendada en un proceso electoral: “Debería convocar elecciones a final de la temporada, dado que no ha sido elegido por los socios en las urnas”, decía el concejal del Ayuntamiento de Barcelona, de quien se espera una comparecencia en los próximos días, fundamentalmente para saber si quiere regresar al Barça.

Nosotros hubiéramos hecho las cosas de otra manera, daríamos la voz al socio” Santiago Salvat, pre candidato en las anteriores elecciones

A la de Laporta se sumaron otras voces críticas: “Continúan, con otros nombres, los mismos que nos han llevado a esta situación, así que el problema subsiste”, opinaba Albert Perrin, directivo en la última era Laporta. “Se abre una etapa de inestabilidad porque el proyecto pierde a su cabeza visible y no tiene sentido, ahondaba Alfons Godall, vicepresidente, también con Laporta. “Es difícil que un presidente que no ha sido votado pueda aguantar mucho tiempo sin elecciones”, terciaba Jaume Ferrer, candidato en 2010. “La junta, amparada por los estatutos del club, ha tomado la decisión de continuar hasta 2016, aunque nosotros hubiéramos hecho las cosas de otra manera, daríamos la voz al socio”, apuntaba Santiago Salvat, precandidato en las últimas elecciones.

Debería convocar elecciones a final de la temporada, dado que no ha sido elegido por los socios en las urnas" Joan Laporta, ex presidente del Barça

Pero no es este el único frente que Bartomeu tiene abierto. Hoy se celebra la vista oral previa del caso contra Laporta y siete miembros de su directiva resultado de una acción de resposabilidad social votada en una asamblea de compromisarios en 2010 y a petición del equipo dirigido por Rosell. Los acusados, a quienes se responsabiliza por unas pérdidas de 48,7 millones, deberán responder de su gestión ante los tribunales. Si el proceso, que podría alargarse durante años, no se resuelve antes por la vía amistosa. Aunque para ello se necesitará de otra asamblea y el apoyo de los socios. Benedito apuesta por ello: “La paz institucional en el Barça pasa por retirar la acción social de reponsabilidad. Es injusto atacar el patrimonio de unos directivos cuando ninguno se ha metido un euro en el bolsillo”, defendió.

Es difícil que un presidente que no ha sido votado pueda aguantar mucho tiempo sin elecciones” Jaume Ferrer, candidato en 2010.

El otro asunto que preocupa al candidato Benedito (la primera prueba de fuego para Bartomeu, por otro lado) es el referéndum sobre la reforma del Camp Nou. “Es una inversión desorbitada y una decisión que puede poner en riesgo a la institución, por lo que debe tomarse en unas elecciones. Rosell dijo que haría una reforma menor, de unos 50 millones, y ahora quiere invertir 600”, zanjó.

Está cómodo Bartomeu en el palco después de garantizarse la unidad de la junta con el apoyo del vicepresidente Carles Vilarrubí. De momento. La petición de elecciones, los casos judiciales y el referendum obligan a ofrecer esa imagen de unidad y estabilidad institucional necesaria para esquivar el acoso de la oposición.