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Li aprovecha el vacío

Tras la debacle de las favoritas, la china, de 31 años, logra 7-6 y 6-0 ante Cibulkova su segundo grande

J. J. M.
Li celebra el título.
Li celebra el título.Quinn Rooney (Getty Images)

Fue una tarde de nervios, marcada por lo que estaba en juego. A la final de Melbourne se llega tras una quincena que va devorando favoritas a un ritmo vertiginoso. En el partido decisivo no está Serena Williams, la mujer de los 17 grandes, falta también Victoria Azarenka, la defensora del título, y no se presenta Maria Sharapova, la competidora que lucha siempre a brazo partido. El vacío que dejan los grandes nombre lo aprovecha la china Na Li, de 31 años, que derrota 7-6 y 6-0 a la eslovaca Cibulkova, incapaz de digerir la primera manga perdida.

“Max, me has hecho rica”, le dice la campeona a su agente aún en la pista, donde empieza un descacharrante discurso nombrando a todo su equipo después de ser capaz de sobrevivir a un malísimo día en el servicio, porque pasa etapas en las que solo dispara el 13% de sus primeros saques y llega a entregar dos breaks en el primer parcial. “No puedo esperar a volver aquí”, se despide la ganadora, que tuvo que superar un punto de partido en contra en tercera ronda frente a la checa Safarova.

Cibulkova, durante la final.
Cibulkova, durante la final.NARENDRA SHRESTHA (EFE)

"Han sido dos semanas fantásticas en mi vida, creo que voy a llorar", le siguió Cibulkova, que ganó a dos top-5 durante la cita australiana y fue la primera finalista en los grandes de la historia de su país.

Li, bien grande el símbolo de Mercedes en sus hombros, que por algo es la tenista con más patrocinadores del mundo (las marcas están ávidas de entrar en el mercado asiático), domina un partido en el que predominan las dudas sobre las certezas. Ninguna de las finalistas compite con solidez. Ella, que se presenta por cuarta vez a la lucha por una Copa grande y que ya tiene un título de Roland Garros, acaba imponiéndose inevitablemente. La experiencia, el saber aceptar las dificultades mejor que su contraria, le coronan. Por toda la energía que despliega su pequeña rival (1,61m), por toda su capacidad para remontar una y otra vez un marcador empinado en la primera manga (llega a romper a Li cuando saca por el parcial), la número 24 no puede hacer nada cuando la número cuatro empieza a ejecutar su plan de alto ritmo de fondo. Cibulkova se mueve de un lado a otro, eléctrica partícula de energía, mientras Li la mueve y la remata con tiros paralelos. Así, la china celebra el título: aprovecha el vacío dejado por las favoritas y culmina a la tercera (dos finales perdidas) su aventura australiana.

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Sobre la firma

J. J. M.
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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