Un torneo en el corazón
Como Nadal tiene su guarida en Roland Garros y Federer en Wimbledon, Djokovic brilla en Melbourne, donde busca ser el primero en ganar cuatro veces seguidas
“La presión es un privilegio”. Novak Djokovic sabe de lo que habla. En Melbourne, donde ayer derrotó 6-3, 6-0 y 6-2 a Fognini para llegar a cuartos, el serbio busca su quinto Abierto de Australia e intenta convertirse en el primer tenista que logra cuatro títulos consecutivos en la Era Abierta (desde 1968). Para lograr ese objetivo, Nole, que ahora se medirá a Wawrinka (6-3, 7-6 y 7-6 a Robredo), ha optado por el riesgo. Compite sin haber disputado antes ningún torneo. Con nuevo entrenador (Boris Becker). Escudado en una racha victoriosa impresionante (28 triunfos seguidos) y agarrado al corazón.
Si cada campeón tiene su reino, este es el del número dos. Si Nadal gobierna en Roland Garros (ocho coronas) y Federer en Wimbledon (siete), Djokovic manda en Australia desde que nació para el tenis grande sobre sus pistas: aquí, en 2008, logró su primer grande (tiene seis). ¿Por qué todos esos éxitos en Australia?
“Para empezar, esto es pista dura; para seguir, llega fresco de la pretemporada; y para terminar, lo más importante: aquí levantó su primer grande”, resume Mats Wilander, exnúmero uno y ganador de siete Copas. “El sitio en el que celebras tu primer Grand Slam es el sitio en el que siempre tendrás mayor éxito. Las cosas no son coincidencia. Te sientes a gusto, con confianza. Novak llega a Melbourne y sabe lo siguiente: ‘He ganado aquí jugando horrible; he ganado aquí jugando genial; he ganado aquí con cuadros duros; y he ganado aquí con cuadros fáciles. He ganado en todas las circunstancias’. Por eso no siente miedo del reto. Con cada triunfo viene más fe”.
“Convences a tu cabeza de que ese sitio te va bien, y juegas mejor”, coincide Carlos Moyà, el seleccionador español, que vio cómo David Ferrer llegaba a sus novenos cuartos seguidos en los grandes tras deshacerse 6-7, 7-5, 6-2 y 6-1 de Mayer, uno de los candidatos a jugar con Alemania y contra España en la primera ronda de la Davis, cruce para el que no han confirmado su presencia todavía las dos primeras raquetas españolas (Nadal y el alicantino). “Al ser el primer grande, hay algunos que tardan más en entrar en calor. Él puede jugar bien sin haber disputado otro torneo porque es un genio, un fenómeno”.
Para empezar, esto es pista dura; para seguir, llega fresco de la pretemporada; y para terminar, lo más importante: aquí levantó su primer grande” Mats Wilander
En Melbourne, Djokovic ha celebrado 43 partidos y solo ha perdido 5. Aquí, en 2012 y contra Nadal, remontó una final histórica (5h 53m, el récord) que tenía perdida. Suma más de 6,5 millones de euros por esas victorias y a su alrededor se ha generado la leyenda de que en Australia es casi invencible: por ejemplo, Fognini, desesperado, dimitió al tiempo que tiraba la raqueta por el aire, bromeaba con los jueces de línea y convertía el encuentro en un pequeño circo.
“Novak encaja aquí de forma natural, quizás ha encontrado su espacio. Aquí, el bote de la pelota es a su gusto”, argumenta sobre ese picado a la altura de la cintura Paul Annacone, el técnico que ha llevado a levantar las Copas más importantes a Pete Sampras y Roger Federer, y que sabe que ninguno de los mejores tenistas en activo puede presumir de dominar el cemento (82% de victorias) como el serbio.
“Y sí, cada partido que pasa elevo mi nivel de juego”, avisó Nole, que mira de reojo los avances de Nadal, que esta madrugada debía jugar por los cuartos contra Nishikori, igual que Roberto Bautista con Dimitrov. “Todos mis tiros, la agresividad, el uso de la posición en la pista… está fantástico. Me siento muy bien”, se despidió tras imitar para el público de la central a su entrenador, el mítico Becker, que le observó escandalizado cuando descompuso la figura para simular los achaques con los que le golpea el tiempo (el peso, las rodillas doloridas…). El público rió de buena gana. Normal: Nole actúa en su reino.
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