Charles levanta al Celta
El conjunto gallego logra ante el Valencia su segunda victoria local gracias a un doblete del delantero brasileño
Lo que Charles le negó a su equipo en Madrid se lo devolvió en Balaídos ante el Valencia. Primero pasó por el área de Alves para indultarlo y revivir a los fantasmas del Bernabéu, donde lo falló todo. Pero una asistencia fantástica de Rafinha lo descorchó y acabó liderando la remontada en un partido en el que el Celta pasó por todas las fases posibles, incluida una preocupante depresión. Pizzi claudicó. Se fue al descanso con ventaja después de una notable primera parte, pero se quedó sin respuesta a la resurrección del equipo de su amigo Luis Enrique. Curioso delantero, el brasileño Charles, que lo hace todo bien menos el gol. Protege, pelea, combina, pero falla. Tras romper las estadísticas en Segunda, se le esperaba con atención en Primera, pero un gol en los últimos ocho encuentros hablaba claramente de un ariete en crisis. Su amigo Rafinha lo desatascó con una diagonal y un centro a la espalda de la defensa que lo dejó solo ante Diego Alves. El gol sacó del letargo no solo a Charles, sino a todo el Celta, grogui desde el tanto de Parejo.
CELTA, 2 - VALENCIA, 1
Celta: Yoel; Hugo Mallo, Cabral, Fontás, Jonny; Oubiña; Rafinha, Augusto (Nolito, m. 70), Álex López (Khron Dheli, m. 70), Orellana; y Charles (Santi Mina, m. 79). No utilizados: Álvarez, Aurtenetxe, Bermejo y Costa.
Valencia: Alves; João Pereira, Costa (Bernat, m. 75), Mathieu (Víctor Ruiz, m. 39), Guardado; Oriol, Parejo (Javi Fuego, m. 64); Feghouli, Canales, Piatti; y Jonas. No utilizados: Guaita, Fede, Postiga y Alcácer.
Goles: 0-1. M. 23. Feghouli remata desde la línea de fondo y Parejo cabecea llegando desde atrás. 1-1. M. 50. Charles resuelve un centro de Rafinha. 2-1. M. 77. Charles, de fuerte disparo.
Árbitro: López López. Mostró tarjeta amarilla a Guardado y João Pereira.
Unos 20.000 espectadores en Balaídos.
Este Celta de Luis Enrique anda sobrado de calidad, pero le faltan dos cosas: gol, lo cual es grave, y experiencia, lo cual es peligroso. Y la mezcla de ambas cosas, letal. Aunque con mucho menos fútbol que en Chamartín, en la primera mitad perdonó a su rival. Y en cuanto cometió un error —en este caso Oubiña con una pérdida absurda, fruto del riesgo de quien lleva en el ADN el fútbol al primer toque—, no solo encajó, sino que se desmoronó, desapareció del partido, se encogió. Y emergió el Valencia de Pizzi: tenaz, rápido y dominador.
La reanudación presenció el golpe de orgullo de Charles y la extraña claudicación del Valencia, simbolizada en el cambio de Parejo por Javi Fuego. Un fuerte disparo del delantero brasileño certificó la segunda victoria de los de Luis Enrique en Balaídos en toda la primera vuelta.
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