El Barça llega entumecido al clásico
El equipo de Xavi Pascual sufre para doblegar al Gran Canaria con un juego lento y exasperante
El Barcelona llegará al clásico del domingo en Madrid entumecido por su incómodo y deslucido duelo ante el Gran Canaria. Venció (62-52), dominó casi todo el tiempo, pero no logró encontrar buenas sensaciones, ni disfrutar ni hacer disfrutar, ni en definitiva desarrollar algunos esquemas colectivos que le permitan mejorar su juego.
Lo peor del equipo azulgrana no es que actuó con una excesiva lentitud, sino que pocas veces consiguió desequilibrar a la defensa rival también en el juego estático. Tampoco fue capaz de meter balones interiores con ventaja para sus pívots. Repetidamente acabó recurriendo a los triples como quien se aferra a un clavo ardiendo, sin mover lo suficiente para seleccionar sus tiros.
Los números resultaban clarificadores en el descanso: 27-20 en el marcador, 3 de 14 triples del Barcelona, un 21%, que además solo acudió dos veces a la línea de tiros libres. El Gran Canaria remó a favor de corriente. Se supone que Pedro Martínez partía de la premisa de que un ritmo de juego lento y un marcador bajo le daba más posibilidades de éxito a su equipo. Durante el primer cuarto sus jugadores perdieron demasiados balones para sacar jugo de su estrategia y al final esa fue una de sus principales vías de agua: cedió 17 veces el balón y solo lo recuperó en cuatro ocasiones.
F.C. BARCELONA, 62 - GRAN CANARIA, 52
Barcelona: Huertas (5), Navarro (9), Papanikolaou (6), Nachbar (76), Tomic (6) —cinco inicial—; Dorsey (6), Sada (-), Abrines (2), Oleson (5), Lorbek (12), Lampe (-) y Pullen (4).
Herbalife Gran Canaria: Bellas (5), Hansbrough (9), Beirán (-), Báez (15), Tavares (3) —cinco inicial—; Oliver (7), Newley (2), Borovnjak (-), O'Leary (4) y Martín (7).
Árbitros: García González, Perea y Sacristán. Sin eliminados.
Unos 5.595 espectadores en el Palau Blaugrana.
Las dudas del Barcelona en la manufactura de su juego se expresaron en la rueda de cambios de Xavi Pascual, que en 15 minutos utilizó a los tres bases con los que cuenta en su plantilla. Ni Marcelinho, ni Sada, ni Pullen atinaron a apretar el acelerador en las transiciones ni a mover con soltura en ataque. La responsabilidad de esas carencias, por supuesto, fue de todo el equipo azulgrana.
El Gran Canaria también consiguió sus objetivos en defensa, pero en ataque naufragó, con unos porcentajes irrisorios, por debajo del 20% en tiros de dos durante muchos minutos.
El Barcelona acabó imponiéndose gracias a los pequeños acelerones que le dieron los alardes físicos y el atrevimiento de Dorsey y Pullen, y a sus segundas opciones gracias a sus 11 rebotes ofensivos, cinco más que el equipo canario. Lorbek, que está recuperando el nivel de juego de antes de la lesión de rodilla de la que fue operado el pasado verano, fue el más destacado con 12 puntos y cuatro rebotes, un alarde dadas las coordenadas en las que se movió el partido.
El Barcelona abrió varias veces una brecha de 11 puntos, pero hasta los últimos minutos no logró hacerlas valer. El Gran Canaria se vio frustrado por sus horrorosos porcentajes, con solo nueve canastas en sus 26 intentos en tiros de dos, un 34%, y un siete de 25 en triples, un 28%. Hansbrough, Newley, Beirán…
Hubo demasiados jugadores que no acertaron en ataque, ni en las penetraciones, ni en el tiro ni en el juego colectivo. Ahí residió uno de los méritos del Barcelona que acertó a contener el ataque de su rival y reducirlo a cotas mínimas. Lo malo para el espectador es que esa fue la tónica del partido.
En Murcia, un triple de Scott Wood en la última acción del partido le dio la victoria a su equipo (78-77) en el partido ante el Bilbao Basket. Fue la quinta victoria del equipo murciano esta temporada.
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