Cristiano llora su reconquista
El delantero portugués del Madrid es elegido como mejor futbolista del año pasado por delante del argentino y de Ribéry, y recibe entre lágrimas el premio tras luchar por volver a la cumbre Heynckes obtiene el premio al mejor entrenador frente a Ferguson y a Klopp Ibrahimovic consigue el mejor gol del año La portero Nadine Angerer, Balón de Oro femenino
Cristiano Ronaldo se echó a llorar sin consuelo al recibir su segundo Balón de Oro de la FIFA en la que probablemente fuera la votación más reñida de siempre en esta liturgia anual que premia al mejor futbolista del año natural. Cuando ganó este título por primera vez, en 2008, tenía 24 años y estaba absolutamente convencido de su superioridad. La irrefrenable marcha de Lionel Messi en los meses sucesivos le puso ante la evidencia, hasta entonces desconocida, de sus propias limitaciones. Solo después de una larga y sufriente lucha de cuatro temporadas pudo reconquistar el trofeo. Por el camino el jugador del Madrid alcanzó la cifra de 400 goles, en una carrera anotadora sin precedentes desde los tiempos míticos de Puskas. Una sucesión de registros solo equiparables a los de Messi, que obtuvo el galardón cuatro veces seguidas desde 2009. El argentino, vestido con un traje grana de Dolce&Gabbana, debió quedarse sentado en la primera fila cuando Pelé anunció el nombre del ganador de 2013.
“Buenas noches”, dijo Cristiano, aferrado a la pelota dorada que le acababan de entregar Pelé, Blatter y Platini, en el palacio de Congresos de Zúrich. “No hay palabras para definir este momento…”. Lo interrumpió una emoción sobrecogedora. El misterio del llanto, de las lágrimas que le cegaban, de la garganta que se le cerraba hasta ahogarle impidiéndole articular palabra. Su hijo, Cristiano Ronaldo júnior, salió tras él desde el patio de butacas y Pelé lo cogió en brazos mientras su padre se debatía con el corazón en un puño. “Gracias a todos mis compañeros en el Madrid y en la selección”, prosiguió. “Todos saben el sacrificio que me ha costado ganar este balón… Quisiera agradecer a mi representante y a mi presidente. También quiero mencionar a Eusébio y a mi familia, que me ha acompañado. Es la primera vez que mi hijo me ve ganar un balón de oro...”.
La carrera de Cristiano Ronaldo
Trayectoria:
2002-2003: Sporting de Lisboa (Portugal)
2003-2009: Manchester United (Inglaterra)
2009-: Real Madrid
Palmarés:
Manchester United: Campeón de la Premier League (2006-2007, 2007-2008 y 2008-2009), campeón de la FA Cup (2003-2004), campeón de la Copa de la Liga (2005-2006 y 2008-2009), campeón de la Community Shield (2007), campeón de la Champions League (2007-2008), campeón del Mundial de Clubes (2008).
Real Madrid: Campeón de Liga (2011-2012), campeón de Copa (2010-2011), campeón de la Supercopa (2012).
Selección de Portugal: Subcampeón de la Eurocopa (2004).
Galardones:
Balón de Oro (2008)
Jugador Mundial de la FIFA (2008)
Bota de Oro (2007-2008 y 2010-2011)
Balón de Oro (2013)
Las lágrimas le impidieron continuar y los organizadores de la ceremonia pusieron la música del cierre. Cristiano se marchó con su hijo, su novia, Irina Shayk, su madre, su hermana y su cuñado. En brazos se llevó el premio que le concedieron el 27,9% de los votos, frente al 24,7% que recibió Messi y el 23,3% de Ribéry. Los electores fueron 209 seleccionadores nacionales, 209 capitanes de selección, y los periodistas representantes de 209 países. La virtud reconocida fue la perseverancia y la eficacia, pues en el último año Cristiano metió 69 goles, su récord personal. Números fabulosos que no le sirvieron para ganar nada. Cristiano se convirtió en el sexto futbolista en levantar el título sin haber ganado trofeos colectivos en el periodo que se examinaba. Lo precedieron Stanley Matthews (1956), Dennis Law (1964), Gerd Müller (1970), Kevin Keegan (1978) y Luis Figo (2000). Messi, con una Liga como único título, y 42 goles en 45 encuentros, fue penalizado en las urnas. Al goleador de 26 años le pesaron sus cerca de tres meses de inactividad en plena competición, presa de las lesiones musculares de las que todavía se recupera. Cristiano dijo que sus compañeros sabían bien lo que había sufrido y decía la verdad. En el vestuario del Madrid recuerdan que el hombre parecía enfermo en el verano de 2012. Abatido por una pena extraordinaria que sus colegas solo podían interpretar desde la especulación como la sensación de haber perdido el Balón de Oro tras quedar eliminado de la Eurocopa en semifinales. Su entrenador, José Mourinho, pensaba lo mismo. Como confesó en un coloquio de entrenadores de la UEFA: “Cristiano no piensa en nada más que en eso, y eso afecta a su concentración”.
Cristiano salió a la calle con los ojos rojos. “Ha sido difícil”, dijo, impecablemente ceñido a un esmoquin bien almidonado; “cuando he visto a mi hijo y a mi madre llorando no me he podido contener. Seguramente ahora empezarán las bromas, y dirán que lloro, pero da igual. Yo soy así. Soy emocional. Ahora quiero volver a competir para ver si el año que viene puedo ganar el tercero”.
La gala de la FIFA es la gran fiesta institucional del fútbol, concebida para engrandecer a las estrellas de la industria y, de paso, a la propia industria. El encuentro ha despertado un interés creciente. Tanto que los últimos meses han arrastrado a decenas de lobistas y promotores al límite de la histeria, conscientes todos ellos de que la diferencia entre quedar primero y segundo supone muchos millones de euros para sus representados, sus clubes, o sus patrocinadores. El gran enigma acabó con Cristiano alzándose con el Grial al mejor jugador del año. Le acompañaron Jupp Heynckes con el título de mejor entrenador de 2013; Zlatan Ibrahimovic con el premio al mejor gol, uno que le hizo a Inglaterra; Pelé, que recibió un Balón de Oro honorífico y Nadine Angerer, reina en la categoría femenina.
La noche se consumió con una leve llovizna sobre la orilla del lago, mientras la gente abandonaba el recinto aliviada después de la espera, el aburrimiento, o la tensión. No fue el caso de Jorge Mendes, el agente de Cristiano, que parecía mucho más entusiasmado que el triunfador. “¡Tenéis que conocer a Cristiano!”, decía, con la voz ronca. “¡Es un ejemplo para los chavales jóvenes! ¡Va a ser el mejor futbolista de la historia!”.
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