Amarga Navidad para los Lakers, los Knicks y Jason Kidd

Los Lakers, los Knicks y Jason Kidd pasaron un duro día de Navidad. Los Lakers perdieron por 95-101 ante Miami, los Knicks fueron barridos en el Madison Square Garden por 94-123 y la afición de Brooklyn pidió la destitución del entrenador de su equipo, tras ser derrotado por Chicago (78-95).

La NBA siempre ofrece un menú especial a sus aficionados el día de Navidad. Pero cuando programó la jornada lógicamente no sabía que iban a faltar figuras de primer calibre. Kobe Bryant no pudo jugar en el Staples Center, Carmelo Anthony tampoco pudo hacerlo en el Madison Square Garden y los Bulls vencieron a pesar de la ausencia de Derrick Rose. Son solo tres ejemplos de la plaga de lesiones que se ha cebado con la competición.

Sin Kobe, fue Nick Young, un alero de 28 años y en su sexta temporada en la NBA, quien se encargó de echar picante al partido entre los Lakers y los Heat. Les costó a los campeones de las dos últimas temporadas cogerle el tranquillo a un rival anárquico e imprevisible como es el equipo californiano. Young es un paradigma de ello. Salió desde el banquillo y en la primera parte acertó solo en uno de sus ocho lanzamientos. Pero en el tercer cuarto desafió nada menos que a LeBron James.

Young provocó un dos más uno, luego un tres más uno, y a continuación anotó otra canasta de dos y un triple. Otra canasta más del inspiradísimo alero de los Lakers empató el partido a 83 cuando faltaban ocho minutos. Pero a partir de ese momento, Wade y Bosh, que acabaron con 23 puntos cada uno, y el propio LeBron, que sumó 19, abrieron una brecha, 82-92, y administraron su ventaja hasta el final.

Young sumó 20 puntos y Meeks, 17. Pau Gasol no estuvo acertado en defensa, superado por Bosh. El pívot español concluyó con 13 puntos y 13 rebotes. Farmar reapareció después de su lesión y ello permitió que su equipo contara con un base natural, algo que le había faltado en los últimos partidos dadas las bajas también de Nash, Blake y Kobe Bryant.

Los Thunder vencieron con una facilidad abrumadora en Nueva York. Aprovecharon a la perfección la baja de Carmelo Anthony, que se añadió a las de Felton, Prigioni y World Peace. Westbrook obtuvo un triple doble, con 14 puntos, 13 rebotes y 10 asistencias. Kevin Durant fue el máximo anotador con 29 puntos y Serge Ibaka cuajó un excelente partido en ataque con 24 puntos en los 27 minutos que jugó. Los 29 puntos de diferencia con los que concluyó el duelo suponen la mayor paliza en un partido en la historia de los que se han jugado el día de Navidad.

El público del Madison Square Garden acabó abucheando a su equipo. Uno de los más protestados fue JR Smith, que sumó 20 puntos, pero con una flojísima serie de 8 de 20 en el tiro. Stoudemire anotó 22 puntos, pero la mayor parte de ellos cuando todo estaba ya decidido.

El Madison no fue el único pabellón en el que la afición mostró su disconformidad. A poca distancia de allí, en el Barclays Center de Brooklyn, los espectadores pidieron a voz en grito la dimisión del entrenador de los Nets, Jason Kidd, después de que su equipo perdiera ante los Bulls de Chicago (78-95).

La cosa pinta fatal. Kidd, que tras concluir su carrera la pasada temporada con los Knicks, fue contratado como entrenador por los Nets, a la conclusión del partido echó del vestuario a sus jugadores. Y poco después realizó unas declaraciones reveladoras de su enojo y su hartazgo. “Si fallan los tiros, es parte del juego. Pero si no están jugando con energía y esfuerzo, tengo que echarlos”, afirmó. Ya tras el anterior partido ante Indiana había indicado que varios de sus jugadores estaban encajando las derrotas con un talante demasiado conformista.

Deron Williams, una de las figuras del equipo, comentó tras la derrota ante los Bulls: “Estoy sorprendido con esta temporada y como estamos jugando. Es como una pesadilla, la manera en que se producen las lesiones y las cosas de las que estamos hablando cada día: la falta de energía y de esfuerzo”.