Un buen cóctel contra la euforia

El pasado domingo, Jorge Dueñas reunió por la noche a todas sus jugadoras en Dinamarca. Acababan de ganar el IV Naciones tras vencer con soltura a la selección anfitriona. El torneo, la antesala del Mundial, dejaba buenas sensaciones. Antes de viajar a Serbia, quedarían tres días en Madrid cargados de actos y promoción de un equipo iluminado por los focos tras el bronce de los Juegos de Londres. Pero la púrpura no gana partidos. Dueñas, el padre de la mejor selección de la historia, se veía obligado a rebajar cualquier atisbo de euforia. De la historia no se vive. Pero se puede seguir construyendo. Hambre hay.

“Es bueno estar presente en los medios, pero no tiene que despistarnos. Hay que tener muy claro que lo que recibimos ahora es gracias a lo que hemos conseguido”, incidía el seleccionador antes de partir a Serbia, donde aterrizó ayer España. Mañana debutará ante Noruega (20.00, Teledeporte), actual campeona olímpica, mundial y subcampeona de Europa. En el vestuario español celebran toparse de primeras con la selección más poderosa para sacudirse los nervios y ponerse a tono. Una posible derrota ante las nórdicas —favoritas al título junto a Montenegro (campeona de Europa) y la anfitriona Serbia; “aunque ojo a Brasil y Corea, darán guerra”, advierte Dueñas— no preocupa. El resto del grupo se prevé asequible. Ni siquiera terminar primeras garantizaría un cruce benigno. Hungría, Alemania, Rumanía o República Checa se antojan como rivales en octavos, el cruce que determinará hasta dónde puede llegar un equipo que en los dos últimos Mundiales ha luchado por las medallas, llevándose el bronce hace dos años en Brasil, la primera medalla mundialista de la historia, la segunda tras la plata del Europeo de 2008.

La repercusión es buena, pero no hay que despistarse”  Jorge Dueñas

En este tiempo, el núcleo del equipo se ha mantenido. Una piña que ve ahora las concentraciones y los torneos de la selección como la ocasión para juntarse. La única casi. 12 de las 16 seleccionadas juegan fuera. Este factor, entre otros, pasó factura el año pasado en un Europeo para olvidar: terminaron undécimas. Asentadas ya en los clubes, Dueñas celebra el alto nivel competitivo que mantienen.

Para algunas, este Mundial será la última gran cita con España, caso de la capitana, Begoña Fernández. La pivote gallega, de 33 años, ha decidido seguir el camino que inició este año Verónica Cuadrado, el otro pilar en la envidiada defensa española, y se retira de la selección. Un hueco que tratarán de cubrir jóvenes como Eli Chávez (veterana a sus 23 años, con 110 internacionalidades) o Lara González, la benjamina, con 21 años. La ilusión de las más jóvenes se entremezcla con las garantías de veteranas como Silvia Navarro en la portería o Marta Mangué, a punto de hacer historia: está a cinco goles de superar los 897 de Cristina Gómez como máxima goleadora de la selección. La canaria guarda su mejor repertorio para estas citas.

También se antoja decisiva la explosividad de Shandy Barbosa. La jugadora de origen portugués, nacionalizada hace un año, será junto a la cántabra Beatriz Fernández el gran baluarte en el lanzamiento exterior, la eterna carencia del balonmano español.

Vacía la enfermería, queda por ver en qué condiciones llega la brillante Nerea Pena después de romperse los cruzados dos veces en apenas un año. También si Carmen Martín ha superado la lesión en el hombro que a punto ha estado de costarle el Mundial y que ha provocado una crisis con su equipo, el Krim, esloveno, que pretendía impedir su participación. Alicientes todos para que la extremo se desquite. Como sus compañeras, sus amigas, ella tiene hambre de seguir haciendo historia.