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Bale despeja casi todas las dudas

El galés confirma que su escasa participación en el juego del Madrid no condiciona su eficacia goleadora. Ancelotti cree que debe mejorar mucho en espacios reducidos

Diego Torres
Bale en el partido contra el Valladolid.
Bale en el partido contra el Valladolid.ULY MARTÍN (EL PAÍS)

“Tengo una duda con Bale”, ha repetido Carlo Ancelotti, con un escepticismo muy campesino y muy italiano. En Valdebebas llevan dos meses oyendo al técnico del Madrid manifestar una y otra vez su incertidumbre sobre el rendimiento del atacante galés cuando confluyan dos circunstancias. Primero, la falta de espacios; segundo, los partidos del máximo nivel.

Frente al Valladolid, el sábado, no concurrió un rival de altura pero, por primera vez desde que se viste de madridista, Gareth Bale metió goles moviéndose en espacios reducidos.

El 1-0 y el 3-0 fueron consecuencia de dos rechaces interceptados con olfato de nueve, dos apariciones oportunistas en el área, dos movimientos contra la jugada aprovechando que los centrales se quedaban mirando la pelota. El 4-0, el tanto que consagró su primer hat trick con el Madrid, fue la clásica jugada que sabe explotar naturalmente: córner en contra, anticipación y saque de Diego López para sorprender al equipo rival en repliegue desordenado, carrera impetuosa, apertura a la banda, centro y gol.

“Sí”, dijo Ancelotti, cuando un periodista le preguntó si se esperaba que Bale fuera tan eficaz a estas alturas, pues suma nueve goles y siete asistencias entre Liga y Champions. “Su periodo de adaptación ha terminado”, prosiguió. “Está bien, tiene confianza, y es muy importante para nosotros”.

La respuesta funcionarial insinuó que a pesar de la espectacular estadística del atacante, Ancelotti todavía necesita medirlo bajo las dos circunstancias que determinarán su verdadera estatura: frente a los mejores equipos de Europa y sin espacios.

“El Valladolid nos lo puso difícil durante 30 minutos”, explicó el técnico. “Hasta que marcamos el 1-0. Después, con espacios, fue más fácil atacar. En este sentido, el trabajo de Di María es fantástico. Porque no solo trabaja. Juega con calidad. Él rompió el partido. En la primera parte fue el jugador más peligroso. Se adapta a jugar en posiciones distintas y por esto es fundamental para nosotros”.

La evolución del Madrid desde agosto va despejando incógnitas. Los hinchas comienzan a dar por cierto que Ancelotti es un tipo práctico e inteligente, y en la 15ª jornada los números son casi idénticos a los obtenidos en la temporada 2011-12, el curso de la Liga de los récords, cuando Mourinho llevaba un año de labor. Se suman 12 victorias, un empate y dos derrotas, 44 goles a favor y 17 en contra. Otra certeza es que el juego del equipo es el más refinado en años. Indicio del gusto por la elaboración es el récord de pases dados en un partido de esta Liga, batido contra el Valladolid con 745 entregas.

Ancelotti también ha alcanzado algunas certidumbres. Cosas como que Alonso y Cristiano son sus pilares, que Benzema es su punta, y que si pone en la balanza a Di María y a Bale se queda con el argentino porque no es gol lo que le falta sino “equilibrio”.

Ancelotti sabe que parte de su trabajo consiste en acomodar sobre el campo la estrategia deportiva trazada por el presidente Florentino Pérez y sus asesores. La parte más gruesa de este encargo de política deportiva es construir un equipo para que jueguen Bale, Benzema y Cristiano en el ataque. De los tres goleadores, el que más horas de análisis le ha exigido es Bale porque fue el último en llegar y porque para incluirlo en el once debió probar esquemas según el método heurístico del ensayo-error. Primero el 4-4-2 fallido en Vila-real, luego el 4-3-3 hasta que se lesionó Khedira, y finalmente un 4-2-3-1 que no es definitivo pues, como dice Ancelotti, todo el proceso está encaminado a preparar al equipo para enfrentarse a los grandes adversarios en las peores circunstancias.

En el vestuario recuerdan que Bale ha disputado tres partidos de estas características, dos contra el Juventus y uno contra el Barça, y que solo fue resolutivo en Turín, cuando la Juve se volcó en busca de puntos y sus líneas se abrieron liberando espacios para correr.

El sábado quedó patente que Bale, además de su potente zancada y de su cañón en la zurda, tiene sentido del pase (su asistencia en el gol de Benzema fue excelente) e intuición de oportunista. Sabe burlar a los defensas en el área y marcar al primer toque. Esto es mucho, sobre todo cuando sus compañeros dan fe de que se trata de un muchacho muy profesional que se entrena mañana y tarde. Tiene 24 años y no le falta voluntad para añadir recursos. En Valdebebas pronostican que para triunfar plenamente debe aprender a asociarse mejor y a desmarcarse con más frecuencia. Que jugando en la zona de creación ante el Valladolid fuera quien menos pases dio (uno cada dos minutos) después de Benzema (uno cada tres minutos) revela algo de esta carencia.

“No esperaba comenzar así”, reconoció el sábado, con el balón del hat trick firmado por la plantilla y bien guardado en su bolsa. “No he sentido ninguna presión. Solo he querido pisar la hierba y disfrutar de mi juego todo lo que he podido. Mi relación con los compañeros es excelente y me hacen sentir muy bien en el campo. Cada día estoy mejor”.

Villarreal, Sevilla, Almería y Juventus han sido víctimas de los goles de Bale cuando le han dejado espacios para desarrollar su velocidad. Ante el Valladolid iluminó su faceta de animal de área. Pero, a los ojos científicos de Ancelotti, no ha despejado todas las dudas.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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