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Uno pega y el otro juega

El Sevilla logra su tercer triunfo consecutivo ante el Granada gracias al acierto de sus delanteros Bacca y Gameiro

Rafael Pineda
Bacca celebra el primer gol del Sevilla.
Bacca celebra el primer gol del Sevilla.MIGUEL ANGEL MOLINA (EFE)

Trepidante derbi regional en Los Cármenes. Un partido repleto de matices, de alternativas y de formas de ver el fútbol. Ganó el Sevilla, esencialmente, gracias a su pegada. Se resistió el Granada con su fútbol de presión, encontrando siempre a Brahimi en la banda izquierda. La definición separó a los dos conjuntos andaluces. El Granada no pudo con Beto, sensacional, y Emery realizó un cambio vital, pues sacó a Gameiro por Iborra a falta de 10 minutos y ganó el partido. Es el tercero de forma consecutiva que logra el Sevilla, que se dispara en busca de los puestos europeos. El partido tuvo muchas fases. En la mayoría de ellas dominó el Granada. No tuvo gol y lo pagó caro. Piti falló y Gameiro la coló después de una jugada simple. Un balonazo de Beto, un toque de Bacca y la gran definición de Gameiro. Así de simple. Con los buenos en el campo, el triunfo siempre está más cercano. Sostenido por Beto, pues le cuesta un mundo defender, el Sevilla se hizo con tres puntos de oro ante un buen Granada.

No hay una serie de virtudes que definan al Sevilla de Emery. Pasan las semanas y el equipo andaluz crece con triunfos mientras añora un estilo, un perfume que pueda perdurar más allá del resultado. Este Sevilla que persigue los puestos europeos vive de apariciones, de momentos, alguno de gran calidad, y de una fantástica pegada. En Granada acabó ganando con cuatro laterales y gracias a un saque del portero que se convirtió en gol por la calidad de sus delanteros.

Algunas veces surge Reyes, resucitado para el fútbol de elite mientras le duran las fuerzas. Otras veces Rakitic y, las más, un delantero con ansias de hacerse un nombre en el fútbol europeo. Se trata de Bacca, un valor más de la fructífera cantera colombiana al que Monchi descubrió en la Liga belga. En un campo complicado como es el del Granada, el colombiano dibujó un remate estupendo, con el exterior del pie y desde fuera del área. El golpeo perfecto a una jugada que nació en un saque de banda de Diogo y tuvo su continuación en un grave error del central Murillo. A veces no es necesario ser excelso en la creación. Sí en la definición.

GRANADA, 1-SEVILLA, 2

Granada: Roberto; Foulquier, Diakhaté (Ighalo, m. 88), Murillo, Angulo; Recio (Buonanotte, m. 83), Yebda, Fran Rico; Brahimi, El Arabi (Riki, m. 68) y Piti. No utilizados: Karnezis; Nyom, Mainz y Fatau.

Sevilla: Beto; Diogo, Carriço, Fazio, Fernando Navarro; Iborra (Gameiro, m. 80), M'bia; Reyes (Coke, m. 55), Rakitic, Jairo (Alberto Moreno, m. 63); y Bacca. No utilizados: Varas; Cala, Cristóforo y Rabello.

Goles: 0-1. M. 23. Bacca. 1-1. M. 60. Brahimi, de penalti. 1-2. M. 84. Gameiro.

Árbitro: Del Cerro Grande. Amonestó a Fran Rico, Carriço, M'bia, Rakitic, Jairo, Iborra, Yebda, Diogo, Buonanotte e Ighalo.

Los Cármenes. Unos 20.000 espectadores. 3.000 de ellos del Sevilla.

Precisamente la definición fue el concepto principal que separó a Granada y Sevilla. El equipo de Lucas Alcaraz sabe presionar y tiene a jugadores muy destacables, caso de Brahimi, pero le falta mordiente. Su buen trabajo colectivo suele morir en el área rival. Tras cinco minutos de ensueño del Sevilla, el Granada se hizo dueño del partido, combinando bien, con Brahimi haciendo estragos por su banda. Inocente a pesar de su buen juego, el Granada encajó un gol gracias al talento de Bacca, pero jamás le perdió el aire al partido. Percutió una y otra vez por la banda de Brahimi ante un Sevilla reservón, muy metido atrás. Al equipo de Emery le salvó en dos ocasiones Beto, espectacular a un tiro de Piti.

Mientras el fútbol del Granada no encontraba premio, otra fugaz aparición de Reyes habilitó a Diogo. El pase al área del portugués lo remató Rakitic fuera por muy poco.

Sin hacer nada del otro mundo, metido atrás de forma escandalosa, el Sevilla resistía gracias al buen partido de Beto. Hasta que llegó lo inevitable. Un penalti por mano de Carriço que Brahimi convirtió en gol. El derbi regional entró entonces en una fase de alternativas. La tuvo Piti y la falló. Llegó el cambio de Emery y el Sevilla, angustiado con el 0-1, fue capaz de rehacerse después del empate. Su técnico buscó el gol ante el desplome físico del Granada y lo encontró en una jugada en la que sus delanteros simplificaron el fútbol. Las virtudes surgen en el Sevilla cuando suelta amarras, siendo un equipo mucho más vulnerable metido atrás. Mientras forja su estilo logra triunfos de mérito, algo a tener en cuenta en una Liga en la que la mayoría de los equipos se mueven con una gran irregularidad. Al Granada, con oficio y buen fútbol, le faltó gol y un mal día de Beto. Emery, tradicionalmente medroso, realizó un cambio de ganador.

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