El Barça gana tiempo con Iniesta
El volante impulsa al discontinuo equipo azulgrana, que supera con comodidad (4-0) el rosario de bajas y golea a un Granada competitivo en el medio campo y superado en las áreas
El Barça solucionó con agradecida comodidad para su hinchada un partido de alto riesgo en la Liga. La memoria no alcanza a recordar una victoria con dos penaltis pitados por Mateu Lahoz como pasó en el Camp Nou. Las soluciones más insospechadas se dan ante las situaciones desacostumbradas como la de ayer con el Granada. Ni el horario (las cuatro de la tarde), ni el rival (solo había perdido fuera de casa en Vila-real) ni la alineación (hasta ocho bajas) propiciaban una actuación solemne del Barcelona. No había más exigencia en el Camp Nou que el triunfo a la espera de viajar a Bilbao y la victoria se dio con cadencia y naturalidad, tal como se anunciaba en la previa: 20 visitas y 20 derrotas del Granada.
Barcelona, 4; Granada, 0
Barcelona: Pinto; Montoya, Piqué, Bartra, Adriano; Cesc Fàbregas, Busquets (Song, m. 74), Iniesta; Pedro, Neymar (Adama, m. 83) y Alexis (Sergi Roberto, m. 74). No utilizados: Oier, Puyol, Mascherano y Dongou.
Granada: Roberto; Nyom, Diakhaté, Murillo, Foulquier; Recio, Iturra, Fran Rico; Piti (Ighalo, m. 77), El Arabi (Riki, m. 73) y Brahimi (Buonanotte, m. 77). No utilizados: Karnezis, Yebda, Angulo y Coeff.
Goles: 1-0. M. 20. Iniesta, de penalti. 2-0. M. 40. Cesc, de penalti. 3-0. M. 71. Alexis. 4-0. M. 89. Pedro.
Árbitro: Mateu Lahoz. Expulsó a Iturra (m. 66) por doble amonestación. Mostró tarjeta amarilla a Diakhaté, El Arabi, Neymar y Busquets.
71.518 espectadores en el Camp Nou.
Ahora se trata de ganar tiempo en el Barça. No es momento para la nostalgia, ni para exigir la plenitud futbolística, sino de resistencia y defensa del liderato y de la condición de invicto mientras no vuelvan futbolistas que marcan la diferencia como Valdés y Messi, origen y final del Barça. Las cosas se han puesto tan feas con las lesiones musculares y el pasado todavía escuece tanto en el club que la gent blaugrana se conforma con que no pase nada malo y que por muchos días dure la ventaja en la Liga. Así puesto, el partido con el Granada no pasará a la historia para bien ni para mal, sino a favor de inventario del Barça.
Muy desfigurado por los desgarros de Valdés y Messi, decisivos en las áreas, el escenario en que ha edificado su imbatibilidad, y disminuido también por la ausencia de Xavi, el hilo conductor del equipo, el Barcelona atacó al Granada con una alegría y determinación desacostumbradas, muy celebradas por la hinchada juvenil del Camp Nou. Viven hoy los azulgrana de la bravura de Alexis, el último conquistador de Wembley; del regate de Neymar, emblema de Brasil camino del Mundial de 2014; de las sacudidas de Cesc, indetectable en sus llegadas; del saber estar de Busquets, la extensión del técnico; y del mando de Iniesta.
El volante se puso el brazalete y ejerció de capitán del Barcelona. Iniesta apartó a Cesc y después a Neymar cuando se discutía quién tiraba el penalti de Foulquier, en ausencia de Messi. El lateral cargó a destiempo sobre Fàbregas en una acción aparentemente inocua y el volante se disponía a acabar la jugada cuando compareció Neymar. El debate duró el tiempo que tardó en presentarse Iniesta. Tomó el balón por galones y lo puso junto al poste izquierdo de Roberto. El gol premió el despliegue barcelonista. El fútbol era fluido, rápido y divertido, falto acaso de finura, precisión y contundencia, bien gobernado por el Barça.
El tanto destempló sorprendentemente a los muchachos de Martino. Neymar se desquició tanto desde la demarcación de falso nueve que muy bien pudo ser expulsado, siempre rebelde en el intercambio de faltas, y Alexis no acababa ninguna entrada al área, el paisaje ideal para Cesc, excelente en la anarquía, perdido en el juego de posición. Muy superior cuando tuvo la pelota, el descontrol también favoreció al Barça, porque Rico enganchó a Iniesta después de que Piti hubiera rematado al larguero y exigido más tarde a Pinto. Las tornas se cambiaron en el 2-0: Cesc culminó la acción generada por Iniesta.
Nuevamente discontinuo, al Barcelona le alcanzaron dos penaltis para someter al Granada, competitivo futbolísticamente y bien perfilado en las transiciones, muy físico en un partido que se fue cargando de entradas duras, de tarjetas y de reproches, quejosos ambos equipos con un árbitro que siempre se ha distinguido precisamente por favorecer el contacto y no interrumpir el fútbol. No acababa de encontrar su sitio Neymar, no sumaban los laterales y solo presionaba Alexis. Ni así consiguió el Granada discutirle la victoria al Barcelona. Los dos penaltis y la expulsión de Iturra hipotecaron la buena propuesta de Alcaraz.
El Barça se ha acostumbrado tanto a jugar a la contra que a veces recuerda al Madrid previo a la llegada de Ancelotti. A pesar de ceder la iniciativa al Granada, los azulgrana alcanzaron con frecuencia el marco de Roberto. Alexis aprovechó una asistencia de Neymar para poner el 3-0 después de que Pinto se comiera en un mano a mano a Nyom y Pedro y Neymar no acertaran ante el guardameta del Granada. Iba y venía el cuero y los barcelonistas contaron un cuarto tanto materializado por Pedro después de una buena intervención de Sergio Roberto. El encuentro se puso tan fácil que Martino pudo rotar y dar entrada al debutante Aldama.
Interpretó bien el fútbol en cada momento el Barça, superior en el juego estático, en las transiciones y de nuevo en las áreas, y se apuntó el triunfo sin echar en falta a nadie, ni a Messi ni a Valdés, sustituido por un certero Pinto, muy bien arropado por Bartra. El técnico gana jugadores en época de supervivencia para el líder. Ayer hubo buenos momentos de varios, sobre todo del intermitente Iniesta, expresión de lo que fue y también de lo que puede ser el Barça.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.