El cántaro sigue yendo a la fuente de San Mamés
El Athletic culmina, ante el Levante, otra remontada (2-1) en la segunda parte con tantos de Mikel Rico y Aduriz
Se aplicaba en San Mamés el refrán de que tanto va el cántaro a la fuente que el grifo acababa por dar agua como cuando se limpian las impurezas del filtro y el líquido elemento surge a borbotones salpicando toda la fregadera. Así jugaba el Athletic, a borbotones en San Mamés, amparándose en la magia del agua, un elemento que pase lo que pase, siempre encuentra la salida. Agua y fuego para salir de los atolladeros en los que le han metido todos los rivales que han visitado la nueva Catedral.
Hasta el público se acostumbró a esa épica del sufrimiento, contagiado por los propios futbolistas, como un homenaje a aquellas gestas del pasado que no querían romper el cordón umbilical del viejo y el nuevo San Mamés. Hasta el punto de que ya la gente llega tarde al estadio a sabiendas de que no se perderán el intríngulis del partido.
ATHLETIC, 2; LEVANTE, 1
Athletic: Iraizoz; Iraola, Gurpegui, Laporte, De Marcos; Iturraspe, Beñat (Mikel Rico, m. 45); Susaeta, Muniain (Aduriz, m. 45), Ibai Gómez; y Guillermo (Toquero, m. 68). No utilizados: Herrerín, San José, Albizua y Herrera.
Levante: Navas; Pedro López, Rodas, El Adoua, Juanfran; Xumetra, Diop (Nong, m. 87), Simao, Ivanschitz Nikos, m. 63); Rubén y Barral (El Zhar, m. 75). No utilizados: Javi Jiménez, Vyntra, Sergio y Ríos.
Goles: 0-1. M. 33. Barral. 1-1. M. 71. Mikel Rico. 2-1. M. 83. Aduriz.
Árbitro: Fernández Borbalán. Expulsó a Aduriz m. 90+1) por roja directa. Amonestó a Pedro López, Beñat, Laporte, Ivanschitz, De Marcos, Rodas, Diop, Nong
Unos 30.000 espectadores en San Mamés
Y así el Levante de Caparrós, cumplió el guion convenido y se adelantó en el marcador en una magnífica jugada de Xumetra, que tras conseguir la heroicidad de superar en carrera a De Marcos, bailó sobre la línea de fondo antes de asistir a Barral cuyo remate a bocajarro lo repelió Iraizoz, pero luego el gaditano lo empujó a la red. Ya estaba el partido en su guion, el más previsible del mundo: un Levante ordenado y un Athletic que fallaba lo que tenía a mano porque en su libreto no consta que deba adelantarse en San Mamés. Quizás por eso el debutante Guillermo se atracó de balón en vez de asistir a sus compañeros que se enmadejaron en la red... pero sin balón. O por lo mismo, Susaeta remató de forma injusta con su calidad un magnífico servicio de Ibai Gómez.
El Levante era el típico rival que se le atraganta al Athletic en su campo. El orden y la estrategia son dos asuntos que al Athletic le ponen de los nervios. Ahí se maneja como un muchacho asustadizo y sin ideas al que le quema el balón. Y para eso Diop y Simao, y sobre todo Xumetra, eran futbolistas que podían, y pudieron sacarle de sus casillas, robarle el balón y reducirle el campo al tamaño de un futbolín donde el Athletic se maneja como un esquimal en el Sahara.
Solo Ibai Gómez parecía un verso suelto, siempre empeñado en ponerle velocidad a sus acciones y en atreverse a encarar a sus rivales con un ojo en el balón y otro en el espacio. Pedro López sufrió de lo lindo con el extremo vizcaíno, empeñado en ser él quien sujetara el cántaro y no Susaeta, como suele ser habitual, ayer muy desdibujado... hasta la segunda parte donde pone el turbo y vuela.
Y quizá por todo eso, por la cosa del guion, por lo que entraña, de momento, San Mamés de película de suspense, el Levante prefirió esconder su botín en una maraña de defensas, como paraguas a la espera de la tormenta, en vez de echar a correr hacia la otra portería para ahuyentar a los ladrones. Caparrós dio entrada al griego Nikos para jugar con tres centrales, en espera del ataque aéreo de los ladrones, que obviamente llegó con un cargamento de bombas para asolar el área de Keylor Navas.
Y el ladrón fue Mikel Rico, que aprovechó el único error del portero costarricense (portentoso por lo demás) al despejar, mal, un balón que debía haber acunado con los brazos. Ningún futbolista del Athletic esperaba la caída del balón y solo un defensa del Levante acompañaba la salida del portero. En vez de con el puño debió darle con un nudillo y Mikel Rico se encontró con un balón muerto en el área grande cuando los futbolistas del Levante estaban más ocupados en abandonar el área que en protegerla. La dio mordida, pero se fue a la red.
Y contagiado, en pleno toque de generala rojiblanco, Aduriz (al que le sientan mejor las segundas partes que los partidos enteros) cazó con el flequillo un centro de Iturraspe y puso el The End previsto en el guioi. Bueno, tratándose de suspense cabían distintos finales, porque el Levante apretó los dientes con rabia, más aún cuando en período de prolongación Aduriz se fue al vestuario expulsado por una acción defensiva innecesaria e impropia de su experiencia, ante un saque de banda. ¿Y si el mayordomo no era el asesino como parecía decidido?, pensó San Mamés con tres minutos por delante. Pero el cántaro sigue yendo a la fuente y sigue sin romperse, aunque tiene algunas grietas y quizás algún día el guionista de San Mamés le haga una jugarreta.
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