El Atlético sobrevive a un vendaval
El Villarreal somete al equipo de Simeone y solo empata un partido que mereció ganar
Intensidad, circulaciones de balón vertiginosas del Villarreal, algunas contras dañinas del Atlético, pocas. Juego subterráneo y pierna dura por igual. Fútbol competitivo en El Madrigal con los dos equipos del campeonato que más claro tienen a qué juegan, aunque se impuso la propuesta local. Una tralla de partido por las revoluciones a las que se jugó, sin tregua, con choque de trenes en cada balón suelto. Uno y otro conjunto en su verdad. El de Marcelino, picado por ese gol tempranero que encajó, obligado a desatar un torrente de juego para desmontar a un rival que padeció mucho, como nunca en esta Liga. Lo lograron los locales y encontraron premio con el empate en un partido que dominaron con una descarga de fútbol brutal, pero que se le puso rápido en contra.
VILLARREAL, 1 - ATLÉTICO, 1
Villarreal: Asenjo; Mario, Musacchio, Gabriel, Jaume Costa; Hernán Pérez (Aquino, m. 60), Bruno, Pina (Trigueros, m. 60), Cani; Jonathan Pereira (Pebert, m. 73) y Uche. No utilizados: Juan Carlos; Jokic, Pantic y Moi Gómez.
Atlético: Courtois; Juanfran, Miranda, Alderweireld, Insúa; Raúl García (Arda, m. 61), Gabi, Tiago, Koke; Villa y Diego Costa (Adrián, m. 82). No utilizados: Bounou; Manquillo, Lucas, Guilavogui y Óliver
Goles: 0-1. M. 2. Mario, en propia puerta. 1-1. M. 79. Juanfran, en propia puerta en pelea con Uche.
Árbitro: Pérez Montero. Amonestó a Bruno, Tiago, Gabi, Pebert, Raúl García, Jaume Costa y Koke.
Unos 21.000 espectadores en El Madrigal.
Le crujió la cintura Juanfran a Cani a los dos minutos y su rosca la empujó de cabeza a su propia portería Mario ante la llegada de Koke. Después del gol, el equipo de Simeone, comprobando el vendaval que se le venía encima, adoptó su formación clásica de resguardo, ese 4-4-2 con la pareja de delanteros por detrás de la línea de un centro del campo que apenas pudo estirarse. Pocos equipos le han traqueteado tanto al Atlético de lado a lado con circuitos de balón tan vivos y precisos. Y en medio de ráfagas de toques cortos y dañinos, Bruno, mandón, orillado ligeramente a la izquierda para evitar el ahogue que le tenía preparado Simeone con sus mediocentros. Desde allí, Bruno imprimió una velocidad endiablada al balón. Siempre buscando romper líneas, con Cani, Uche y Jonathan Pereira colándose en los espacios libres para prolongar y no disminuir esos inicios de juego meteóricos. El brazalete parece acompañar la madurez de Bruno, que ya no es solo aquel jugador blando de buen toque. El mediocentro, no solo juega y hace jugar, e incluso se puso imperial con un par de sombreros en el medio del campo y un caño a Gabi que señalan quién gobierna un partido. También va a hora a todas el capitán amarillo, como dejó constancia la venda de su cabeza tras un testarazo de Raúl García en una pelota aérea. Que los dos equipos querían marcar territorio con o sin balón bien lo demostró el propio Bruno devolviéndole el golpe con el codo en la siguiente jugada.
Si el Villarreal crecía a partir de Bruno y los culebreos de Cani, muy suelto en el regate y en las paredes, el Atlético tuvo que encomendarse a Gabi para sostenerse. Por momentos, tuvo que comportarse el capitán rojiblanco como una especie de líbero en el medio del campo para levantar un dique muy agujereado durante toda la tarde.
Bruno, imperial para dirigir, ya no solo tiene un buen toque, sino que va a todas
No podía estirarse el Atlético, muy bien controlado Diego Costa en los balones largos por Gabriel, que se llevó el honor de haber sido el primer central de este curso con el que no ha podido el goleador hispano brasileño. Se le anticipó por abajo y por arriba Gabriel, ganador reconocible del duelo cuando Costa fue sustituido. Se las tuvieron tiesas, en lo que rememoró uno de esos viejos duelos de ariete frente a central. Tampoco hubo muchas noticias de Villa, que quedó desconectado. Nunca tuvo el Atlético el control del partido y padeció llegadas a granel que produjeron un disparo de Cani que silbó la escuadra de Courtois, un disparo cruzado de Pereira y unos cuantos pases sin rematador.
Sin Godín, Alderweireld, aunque estuvo blando en el gol, medio aguantó el chaparrón. No sucedió lo mismo con Insúa, al que primero sacó de punto Hernán Pérez, ayudado por Mario, y después Aquino. La agresividad de los laterales del Villarreal para atacar la pelota en la presión y desplegarse hablaron de su ambición. El tanto del empate llegó por esa banda izquierda del Atlético que defendía Insúa. Cuerpeó mejor Perbet que Alderweireld, que había ido al cruce, y el francés puso un balón atrás que punteó Juanfran a medio palmo de su compañero Courtois.
El tanto premió al equipo que más daño ha hecho al Atlético con la pelota en lo que va de temporada. Lo movió de costa a costa y lo sometió a un asedio del que pudo sacar un punto, pero también haberse llevado la segunda derrota de la temporada.
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