Un técnico de club por excelencia
Los 100 días de Martino como entrenador del Barça se distinguen por su fidelidad a la institución y a la jerarquía del vestuario y por una política de rotaciones que afecta a Messi
Aunque siempre compitió por fichar a la figura del momento, el Barça ha sido históricamente un club de entrenadores. A excepción del plantel de Les Cinc Copes, más conocido por el liderazgo de Kubala que por la dirección de su cuñado Daucik, los equipos azulgrana más históricos han llevado la firma de un técnico. El impacto de Samitier, Cruyff y Guardiola ha sido tan grandioso como importantes fueron las aportaciones de Michels, Van Gaal o Rijkaard. También se cuentan los que dejaron huella como Helenio Herrera. Y, al margen de románticos, pragmáticos y pedagogos, desde Platko y Poszony a Menotti, pasando por Enrique Fernández, nadie se olvida de Vilanova. Han sido casi siempre los entrenadores quienes han revolucionado el juego del Barça.
La incógnita consiste en saber ahora si la obra gigantesca de Guardiola tendrá continuidad, después de que el técnico catalán asumiera el legado de Cruyff, o se impone un cambio de ciclo por voluntad propia con nuevos iconos. La obligada renuncia por enfermedad de Tito ha dejado el mando a Tata Martino. Una vez cumplidos los 100 días desde que tomó posesión del cargo todavía no se sabe muy bien la incidencia que tendrá el argentino, sobre todo porque ha preferido asumir el rol de un técnico normal, no circunstancial. Martino es sobre todo el entrenador del club por excelencia, un rol que significa ser respetuoso con la institución, con la directiva y los jugadores, y también con los socios. Tata defiende por encima de todo al Barça.
No genera problemas al consejo de Rosell, el presidente que, por otra parte, dio su nombre al director deportivo Zubizarreta para su posible contratación. Asumió la herencia de sus antecesores sin tacha y con agrado.
Más que apostar por una revolución, el técnico defiende al actual equipo
Ha sido igualmente muy cortés con la jerarquía del vestuario y se ha ganado por tanto el apoyo de los capitanes. “Tata es un líder capaz, preparado, con experiencia”, ha dicho Xavi. “Nos transmite mucho. Vino para sumar y agregar cosas”. Aseguran los futbolistas que el entrenador va de frente, sabe transmitir y tiene personalidad. Ha implantado como novedad la política de rotaciones. Administra hasta los esfuerzos de Messi, sustituido en los partidos ya resueltos, y es capaz de dar descanso a Xavi en Mestalla o a Neymar en Vigo. Ha sabido incorporar al brasileño de forma progresiva y se ganó para la causa a fichajes contestados como los de Cesc y Alexis. A la que llegan los partidos importantes, sin embargo, se advierte que los galones no se discuten por más que medien muchos entrenamientos. Los jóvenes han perdido protagonismo en favor de los profesionales y se ha aparcado hasta el invierno el debate de contratar a un central después de la recuperación del capitán Puyol y la buena respuesta de Bartra.
Los resultados avalan la gestión del entrenador. Los 17 partidos jugados se han saldado con 13 victorias y 4 empates; 41 goles a favor y 9 en contra, y la utilización de 21 jugadores. Valdés ha conseguido dejar su portería a cero en 10 partidos, una marca que le convierte en una de las estrellas del líder invicto de la Liga. “Ningún adversario fue mejor que nosotros. Merecimos ganar todos los partidos y además lo hicimos con las formas del Barcelona”, afirmó el sábado Martino.
A pesar de que a veces cuesta percibir el trabajo táctico y constatar el respeto a la cultura futbolística azulgrana, más allá de la que se expresa en la alineación, Martino manda entrenar al plantel sin apenas descanso a cambio de ser más condescendiente en las cosas que rodean al campo de prácticas. El discurso del entrenador suele ser equilibrado, a gusto del club y del equipo, formal y también ilustrativo. No solo se calificó a su llegada de “paracaidista” sino que mostró su sorpresa por el “periodismo de camiseta” que se practica en la Liga y expresó su contrariedad por “la crisis semanal” que se monta a cada jornada en el Barcelona.
Martino trata a fin de cuentas de ganar tiempo sin perder puntos ni partidos, de trampear las situaciones más complicadas, desde el calendario a las lesiones y los rivales, para llegar a la primavera en condiciones de disputar los distintos títulos, también el de la Liga de Campeones. El técnico no duda pues de los futbolistas sino que suscribe el discurso oficial del curso pasado, cuando se atribuyó la goleada contra el Bayern Múnich al precario estado de forma de las figuras, desgastadas en su afán por marcar diferencias desde el inicio en la Liga. La conclusión es que se puede volver a ser campeón si los futbolistas están finos y precisos a partir de marzo.
Rosell ha sido decisivo en el fichaje del técnico argentino y de Neymar
El entrenador está dispuesto a llegar al fin del mundo sin hablar mal de nadie, menos si es barcelonista, y con el equipaje que le ha dispuesto la junta de Rosell. Así se explicaría su condición de técnico institucional. Al presidente siempre le gustaron más los jugadores que los entrenadores. La intervención de Rosell fue decisiva para la contratación de Ronaldinho de la misma manera que se supo su disponibilidad a prescindir de Rijkaard y aplicar un plan B con Gratacós como puente hasta la llegada de Scolari. No es extraño que Martino haya dicho que a veces se siente como si continuara siendo un seleccionador ni debería ser una sorpresa que Neymar aspire a ser el nuevo Ronaldinho.
El técnico, mientras, debe intentar recuperar a Messi y evolucionar el fútbol o suficiente para sortear a los rivales, seguir liderando la Liga y aspirar a ganar la Champions. La sensación que da el club es por tanto que no hace falta ninguna revolución ni renovación por mal que pueda jugar el equipo. No la harán, obviamente, los futbolistas y difícilmente el entrenador que propuso Rosell les llevará la contraria. Asegura el presidente, el mismo que fichó a Neymar y ofertó a Martino, que “el Barça juega bien. Las críticas son de la gente que no quiere que vaya bien”. Rosell no tiene queja.
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