Falta de vista y exceso de tacto

En Almería, plató por excelencia de los spaghetti westerns, Muñiz Fernández pegó un nuevo tiro al aire en su horripilante expediente de esta temporada.

Corría el minuto 39 del espeso encuentro entre el conjunto rojiblanco y el Valladolid cuando un funcionarial centro de Suso fue rematado sobre la línea del área pequeña por Rodri, con la mano. El delantero del Almería se lanzó en plancha y donde no le llegó la cabeza le alcanzó la picardía. Fue tan evidente que el remate había sido un palmeo que Mariño, el guardameta pucelano, se quedó haciendo la estatua, seguro de que la acción se anularía mientras el goleador tunante miraba con cara de delito al árbitro esperando su condescendencia para correr a celebrar el tanto. Muñiz no vio la trampa y el Almería sumó su segunda victoria consecutiva en cuatro días, la primera en casa, después de penar en el farolillo rojo durante 10 jornadas sin conocer el triunfo.

Tan censurable la triquiñuela como incomprensible la pifia de no sancionarla. Otra más este curso en la hoja de servicios del árbitro nacido en Bruselas y licenciado por el comité asturiano. Muñiz Fernández, de 43 años y en su 14ª temporada en Primera, comenzó su annus horribilis en el Barcelona-Sevilla de la cuarta jornada liguera. En aquel encuentro, los sevillistas reclamaron un tanto anulado a Cala por una falta inexistente con 1-0 en el marcador y además el 3-2 definitivo, anotado por Alexis, llegó fuera del tiempo de prolongación.

En la sexta jornada, en el Martínez Valero de Elche, Muñiz señaló un polémico penalti a favor del Madrid en el minuto 95 tras un forcejeo entre Carlos Sánchez y Pepe con más estirón del segundo que carga del primero. Cristiano lo convirtió en el 1-2 con el que los blancos se llevaron los tres puntos. El conjunto alicantino sumó a la lista de agravios la no expulsión de Ramos tras una falta que le hubiera supuesto la segunda amarilla. “Quizá Muñiz no estaba en el momento propicio para arbitrar. No sé si ha tenido algún problema familiar o alguna cosa”, apuntó al día siguiente Victoriano Sánchez Arminio, presidente del Comité Técnico de Árbitros de la Federación Española en la defensa sui géneris del colegiado que precedió a su sanción.

La secuencia le costó al trencilla pasar un mes recluido en la nevera. Se perdió tres partidos y salió tan frío que en su regreso, en el Levante-Espanyol correspondiente a la 10ª jornada, pitó un penalti a favor del conjunto granota tras una zancadilla de Víctor Sánchez sobre El Zhar que se produjo al menos un metro fuera del área.

En Almería, Muñiz Fernández incrementó ayer su inagotable colección de gazapos aunque, en esta ocasión, además de su falta de vista se sumó el exceso de tacto de Rodri. Fue el gol número 100 de la Unión Deportiva Almería en los 82 partidos de Primera disputados en su estadio.