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Nadal es puro instinto

A caballo de sus restos, el español se impone 7-5 y 6-4 a Janowicz, que de ace en ace llega a ganar un juego en 49 segundos

Juan José Mateo
Nadal devuelve la pelota durante el partido ante Janowicz
Nadal devuelve la pelota durante el partido ante Janowicz MIGUEL MEDINA (AFP)

Para llegar a cuartos de final del Masters 1000 de París-Bercy (7-5 y 6-4 al polaco Janowicz), Rafael Nadal debe domar las mismas emociones que el portero de fútbol ante el penalti. No hay estrategia que valga. No hay táctica que sirva. Restar los saques del polaco, que llega a ganar un juego en 49 segundos (cuatro aces, el español no toca nunca la pelota), es pura intuición. Inspiración. Instinto. Que Nadal ande sobrado de todo eso es lo único que explica que se cite con Richard Gasquet en la lucha por las semifinales: Janowicz dispara a 234 kilómetros por hora sus servicios, llega a recuperar un break de desventaja en la segunda manga, tiene dos pelotas de rotura cuando Nadal sirve por el duelo, y saca bíceps para el jolgorio del público, ojiplático con los bombazos del número 14 del mundo. Ocurre que en los momentos de máxima tensión se impone lo que tantas otras veces: Nadal enseña esa cualidad incalculable que le distingue, su capacidad para concentrar en los peloteos decisivos lo mejor de lo que puede ofrecer ese día.

Los ocho puestos de maestro

1. Rafael Nadal. Clasificado.

2. Novak Djokovic. Clasificado.

3. David Ferrer. Clasificado.

4. Juan Martín del Potro. Clasificado.

5. Tomas Berdych. Clasificado.

6. Roger Federer. Clasificado.

7. Stanislas Wawrinka. Clasificado tras la derrota de Raonic ante Berdych (6-7 y 4-6)

8. Richard Gasquet. Clasificado tras la derrota de Raonic ante Berdych (6-7 y 4-6)

9. Milos Raonic. Eliminado tras caer 6-7 y 4-6 frente a Berdych.

Frente al resto de estrellas emergentes del tenis (Dimitrov, Tomic…), Janowicz tiene algo distintivo, colmillo retorcido. No es el que más bonito le pega a la pelota, ni el que comprende mejor las sutilezas estratégicas del juego, pero le sobran la mala baba y el deseo que hay que tener para buscarse un sitio bajo los focos en los escenarios más prestigiosos. El polaco, que tiene 22 años y es el número 14 mundial, ya ha disputado una final de Masters 1000 (París-Bercy 2012) y unas semifinales grandes (Wimbledon 2013). Tras encontrar su espacio en la elite en 2013, 2014 debe ser el año de su lanzamiento, el curso que confirme o desmienta si está para tareas más ambiciosas que la de mero agitador del circuito. Con un saque así y la ambición que le define, tiene argumentos de sobra para pelear un sitio entre los diez mejores del mundo.

Ante Nadal, Janowicz tuvo momentos asombrosos. De media, ganó sus juegos al servicio en menos de dos minutos. Dejó al español con una media de 53 centésimas para reaccionar al resto. Frente a cada saque del polaco, Nadal se vio obligado a elegir un lado hacia el que volcarse, fiado a la intuición o la inspiración antes que a la estrategia, porque aquellos misiles eran impredecibles.

El instinto de Nadal, sin embargo, es el del hambriento ante la comida, el del náufrago ante la madera que flota. Con la decisión de los desesperados, el número uno del mundo concentró la mayoría de sus puntos al resto del primer set en un momento clave, el 5-5, y forzó a Janowicz a demostrar si está preparado para ser caballero o aun sigue siendo tan solo un escudero. El polaco dimitió del juego de fondo, tanto le quemaba la pelota, y acabó enredado en una ristra de dejadas incomprensibles. Fue un momento sintomático. Si el número 14 quiere llegar al top-10 tendrá que mirar a los momentos difíciles igual que mira a los que le son favorables: de frente, a pecho descubierto, y no escondiéndose en truquitos (esas dejadas) que de tan repetidos pierden filo y se convierten en una invitación a la propia derrota. Con esas bolas pinchadas llegó el break a favor de Nadal, tan acertado con el primer saque como atacable con el segundo.

Seis españoles en la Copa de Maestros, el récord

Por primera vez, España tendra seis maestros en el torneo que reúne a los mejores del curso en Londres del 4 al 11 de noviembre. A la presencia de Rafael Nadal y David Ferrer en el torneo de individuales, se unirá la de dos parejas de doblistas: la de Marc López y Marcel Granollers, que defenderán el título conquistado en 2012, y la de Fernando Verdasco y David Marrero, que lograron el pase después de que los hermanos Bryan derrotaran (6-3, 5-7, 10/8) a los polacos Frystenberg y Matkowski en París.

A trancas y barrancas, con un segundo set descontrolado, y pese a perder un break de ventaja en el inicio de la segunda manga y de disparar una doble falta en punto de partido, el español se plantó en cuartos, donde le espera Gasquet. Paris-Bercy, un torneo tantas veces desbravado por las ausencias y las derrotas sorprendentes, víctima de ser el último Masters 1000 de la temporada, tendrá unos cuartos de final de lujo: Novak Djokovic-Stanislav Wawrinka, Roger Federer-Juan Martín Del Potro, Nadal-Gasquet (no antes de las 19.30, Tdp) y David Ferrer-Tomas Berdych (no antes de las 20.30, Tdp). Los ocho mejores tenistas de 2013, que se volverán a cruzar desde el lunes en la Copa de Maestros, siguen vivos en Francia. No ocurría en un torneo de la categoría desde 2009. Para los aficionados, una fiesta. Para los españoles, un reto: imponerse en pista rápida y bajo techo.

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Sobre la firma

Juan José Mateo
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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