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Un año para enmarcar

Sebastian Vettel se saltó las órdenes de equipo en Malasia y sacó siempre el máximo rendimiento a su Red Bull

Vettel celebra el título en el podio
Vettel celebra el título en el podioPRAKASH SINGH (AFP)

El equipo estuvo con él. De eso no hay duda. A lo largo de toda la temporada, quedó claro que en Red Bull había un número uno: el triple campeón mundial, Sebastian Vettel. A sus 26 años, nada parecía poder impedir que este alemán, admirado por Michael Schumacher desde que corría en karts, acabara ganando su cuarto título mundial y alcanzando el récord de Alain Prost, acercándose peligrosamente al de Juan Manuel Fangio (5 títulos) e incluso al de su compatriota Schumacher (7 títulos). Cuando en el Gran Premio de Malasia, en la segunda carrera, Vettel se saltó a la brava las órdenes de equipo para adelantar a su compañero de equipo Mark Webber y acabar primero, no recibió ninguna reprimenda de su director de escudería, Christian Horner, ni del hombre fuerte del equipo, Helmut Marko.

Y aquel hecho desencadenó una crisis interna en el equipo, que no afectó en absoluto a Vettel. Dio lo mismo que el australiano le girara la cara antes de entrar en el podio de Malasia, tampoco importó que los dos pilotos ni se hablaran durante todo el año. Vettel desarrolló una fuerza mental que, tal vez, el mismo no era consciente de poseer. Nada le amilanó, nada le retuvo, nada le afectó. El equipo intentó mantener las formas con Webber, para no amargarle su última temporada en la F-1, pero llevó entre algodones a su flamante campeón. Y Vettel no les falló.

Sufrió al principio de la temporada, cuando el equipo no acababa de comprender el funcionamiento de los neumáticos y no lograba adaptar su coche a las exigencias de las gomas. A pesar de ello, Vettel se mantuvo siempre entre los mejores. La prueba más evidente fue la remontada que realizó en China, donde partió noveno en la parrilla –su peor clasificación- y acabó cuarto. Sufrió un único abandono en todo el año por causas mecánicas, rotura de la caja de cambios. Pero su temporada está siendo brillante: 10 victorias –y la posibilidad de igualar el récord de 13 victorias en un año de Michael Schumacher en 2004-, un segundo puesto, dos terceros y dos cuartos. 322 puntos, 115 más que Alonso a falta de tres carreras.

Vettel celebra el título en el podio
Vettel celebra el título en el podioVALDRIN XHEMAJ (EFE)

El cambio más radical del equipo se produjo después del Gran Premio de Reino Unido, cuando Pirelli decidió cambiar la estructura interna de sus neumáticos –recuperando el compuesto de 2012 para reforzar los laterales-. A partir de aquel momento, Red Bull ya no tuvo rival. Desde Alemania -la novena carrera-, hasta India -la 16ª-, Vettel ha ganado todas las carreras, menos la de Hungría, donde acabó tercero: es decir, seis victorias seguidas y siete en los ocho últimos grandes premios. ¿Qué había ocurrido? Simplemente, que Red Bull se encontró con unos neumáticos ya conocidos y su coche pasó de maltratarlos a mimarlos, alargando su rendimiento y sacándoles el máximo provecho. Y en estas condiciones, Vettel tenía todas las armas en la mano para demostrar que es uno de los mejores pilotos del momento y de la historia.

Campeón a tres carreras del final del Mundial. Una temporada para enmarcar. Un año que Vettel nunca olvidará. “Tal vez dentro de 10 años valore más lo que ahora estoy haciendo”, señaló en el podio del circuito de Buddh. “Al cruzar la línea de llegada estaba vacío. No tenía palabras. El equipo había realizado un gran trabajo, me dio el mejor coche. Es un placer conducirlo. Y yo decidí celebrarlo, parándolo en la recta de tribunas y ofreciendo el título a los seguidores y al equipo”. Vettel es ya el piloto más joven en ganar un Gran Premio (Italia 2008 con Toro Rosso) y en ser campeón mundial (2010, con 23 años y 4 meses). Es también el piloto en activo con más victorias (36, lejos aún de las 91 de Schumacher), con más pole positions (43, por 68 de Schumacher), y con más títulos mundiales (4). ¡Y solo tiene 26 años!

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