La cirugía de Djukic surte efecto
Un Valencia rejuvenecido se exhibe ante un flojísimo St Gallen
Piojo López, en el palco, despertó la nostalgia de tiempos mejores el día en que Mestalla disfrutó de la primera fiesta de la temporada. Sin tensiones ni apuros, fluyó Parejo y toda la guardería dispuesta por Djukic a su alrededor. Mitad por dar descanso a otros jugadores más consagrados, mitad por su descontento con muchos de ellos, el técnico sacó a la chiquillería a jugar frente al tiernísimo St Gallen. Y el resultado fue el divertimento de la grada, más satisfecha con este Valencia B que con el A de las primeras jornadas. A ver cómo los conjuga Djukic el domingo ante el Villarreal. En este grupo de la Liga Europa, sólo se aprecia un verdadero rival, el Swansea, y los otros dos, el Krasnodar y el St Gallen, meras comparsas.
VALENCIA, 5; ST. GALLEN, 1
Valencia: Guaita; João Pereira (Míchel, m. 55), Ricardo Costa, Víctor Ruiz, Bernat; Fede (Pabón, 64), Parejo, Oriol Romeu, Canales, Piatti; y Alcácer (Postiga, m. 75). No utilizados: Diego Alves, Jonas, Fuego, Mathieu.
St. Gallen: Lopar; Mutsch, Montandon, Besle, Lenjani; Vitkieviez (Wüthrich, m. 64), Janjatovic, Nater, Rodríguez (Nushi, m. 55); Mathys; y Karanovic. No utilizados: Herzog, Keita, Martic, Demiri, Russo.
Goles: 1-0. M. 12. Alcácer. 2-0. M. 20. Fede Cartabia. 3-0. M. 29. Fede Cartabia. 4-0. M. 31. Ricardo Costa. 5-0. M. 70. Canales, de falta. 5-1. M. 74. Nater.
Árbitro: Van Boekel. Amonestó a Janjatovic.
Unos 25.000 espectadores en Mestalla.
El fútbol es así de misterioso. Justo cuando la hinchada se resistía a acudir a Mestalla, chamuscada por el chasco del sábado ante la Real Sociedad, el Valencia le tenía reservada una primera parte llena de goles, velocidad y precisión. Sí, el St Gallen era una bicoca, pero había que someterlo a ese baile. Gracias a la revolución en el once de Djukic, que le quitó una docena de arrugas, rejuveneciéndolo con Bernat, Fede Cartabia, Oriol Romeu, Canales y Alcácer. Todos ellos pusieron una intensidad desconocida hasta la fecha en el conjunto de Djukic, pautados por los pases magistrales de Parejo. Relegado hasta anoche a la suplencia, el madrileño hace silbar la pelota y eso significa ritmo en la circulación del balón. Es un desperdicio de talento su escasa participación.
Tal vez le falte una punta de velocidad, pero Alcácer rezuma inteligencia en el juego colectivo. Él fue quien abrió anoche el melón. Desde el borde del área, amortiguó el disparo con el exterior de la diestra para amorrar la pelota a la esquina derecha del meta Lopar. El portero suizo había repelido con los puños un tiro previo de Piatti. Fue el principio de una noche tormentosa para el guardameta suizo, víctima de las chirigotas de la grada radical de Mestalla. Lopar se tragó los dos disparos casi consecutivos desde la frontal de Fede Cartabia, cuyo descaro obtuvo su recompensa estrenándose como goleador del Valencia. El chico, de 21 años, ha entrado y desaparecido de la alineación sin ninguna razón aparente. Su atrevimiento es muy bienvenido en Mestalla.
Y como salía todo, el cuarto fue una acción de estrategia: el centro al segundo palo de Parejo (una caricia, más que un centro), la prolongación hacia el centro de Víctor Ruiz y el cabezazo a gol de Ricardo Costa. Un tanto cocinado entre centrales. El quinto ya fue obra de Canales, de falta enroscada por encima de la barrera, coronando así su primer gran partido tras el regreso de las sucesivas lesiones. Presente en casi todas las acciones de gol. Mucho más fresco que en anteriores encuentros. Djukic reservó el último cuarto para el regreso de algunos de los supuestos titulares, saludados con algunos pitos como en el caso de Pabón. Anoche Mestalla solo quería aire fresco.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.