Jugar como Busquets
Ningún futbolista del Barça expresa mejor la evolución futbolística que necesita el equipo
Acabado el partido del martes en San Siro, Martino repitió la misma respuesta que el sábado en El Sadar: “No veo retroceso en el juego”. Ambos partidos, jugados con alineaciones distintas, acabaron en empate después de que el Barcelona hubiera encadenado ocho victorias desde que comenzó la Liga y conquistara la Supercopa contra el Atlético con dos nuevas igualadas: 1-1 y 0-0. El entrenador no habla de avanzar en el juego sino de no recular, como si el equipo se hubiera estancado a la espera de citas más exigentes, pocas como la del sábado ante el Madrid.
Los azulgrana continúan siendo un equipo fuerte contra los débiles, si se exceptúa su visita a Pamplona, y al mismo tiempo siguen despertando dudas en sus citas con los grandes, igual que pasó la temporada pasada. Tito Vilanova consiguió que los futbolistas se juramentaran desde la salida para ganar cada partido de Liga como si fuera una final de Copa. El Barça ganó el título a cambio de sacrificar la Copa de Europa. Martino prefiere administrar esfuerzos en la Liga con las rotaciones en invierno para llegar en forma cuando se jueguen los títulos en primavera.
Los azulgrana continúan siendo un equipo fuerte contra los débiles y al mismo tiempo siguen despertando dudas en sus citas con los grandes
La incógnita está en saber si mientras tanto no descontará demasiados puntos en el campeonato y más tarde será competitivo contra los más grandes después de la goleada encajada contra el Bayern Múnich. Aún cuando el resultado de Milán fue positivo, el fútbol azulgrana no ofreció todavía las suficientes garantías como para augurar que el equipo se ha corregido suficientemente en un año como para aspirar a la Champions. No hay en el currículo del Barcelona ningún marcador excelso desde la remontada con el Milan en el Camp Nou (4-0) después de perder en San Siro (2-0).
Ahora mismo hay algún jugador fuera de forma, también se cuentan los que actúan de forma discontinua y el calendario afecta a los internacionales, motivos de sobra para la prudencia a la hora de enjuiciar el equipo. El Barça cuenta con que volverá a tener la mejor versión de Iniesta, Alves y Piqué. No se duda de Neymar. Nada le será imposible con el mejor Messi. Y se confía en la gestión de Martino. A falta de cambios estructurales, la apuesta consiste en abonar las respuestas individuales para no caer en el conformismo y evitar la recaída colectiva.
El ejemplo a seguir es Busquets. Ha renovado su fidelidad al club y al mismo tiempo ha mejorado sus prestaciones como futbolista para el bien del equipo. Ya no solo juega de pivote y de central sino que es capaz de aparecer como volante o enganche, de tirar la línea de pase y presionar, de tocar en horizontal o vertical, de jugar a un toque o de guardar el balón. Ningún futbolista expresa mejor la evolución futbolística que necesita el Barcelona. No necesita rebatir a la prensa ni reforzar al vestuario sino que se remite a sus actuaciones en el campo.
La prioridad es conseguir que el juego esté en consonancia con su declaración de intenciones al llegar al campo
Más que afirmaciones grandilocuentes o ejercicios de autocrítica, que también, se impone salir de la rotonda con actuaciones como la de Busquets en San Siro. Aun cuando no fue ajeno a las concesiones defensivas, como la dificultad de combatir las transiciones, el juego de Busquets estuvo acorde con su cartel internacional. No se trata solo de que cada uno sea más fino, más preciso, más rápido y más profundo sino de que sea más futbolista. Tampoco basta con pasar de la derrota del curso pasado al empate del martes en Milán para decir que mejoró el Barça.
Asumido que no conviene comparar el Barça de Martino con el de Guardiola, o el de Tito o Rijkaard, la prioridad es conseguir que el fútbol del equipo esté en consonancia con su declaración de intenciones al llegar al campo. Jugar con grandeza significa también jugar con pasión, con sentido de la aventura, con alegría, con rebeldía, con riesgo y con ambición. Jugar como Busquets.
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