Un campeón sin juego ni dinero
Los milanistas, octavos en su liga, viven un momento de decadencia en el césped y fuera
Le pudo la épica y la fe del Liverpool en la final de la Champions de 2005 tras dilapidar tres goles de ventaja. Con el paso del tiempo en San Siro se recuerda aquello como una muesca incómoda para un equipo con un currículo soberbio, con dos orejonas conquistadas en ese ciclo (2003 y 2007) y un scudetto. Era el Milan de Carlo Ancelotti. O de Silvio Berlusconi, como el presidente pugnaba por declararlo sin pudor alguno, toda vez que a su otro gran equipo se le conoció como el de Sacchi. Pero desde entonces, desde que se erosionó la generación de Maldini, Nesta, Cafú, Gattuso, Rui Costa, Shevchenko… el Milan no ha sabido regenerarse, más como un equipo configurado con sobras que de talento y figuras. Y rebosan delanteros, capricho y obsesión del propio Berlusconi. Pero ya nada es lo que era.
“No podemos gastar; la sociedad ha decidido ser sostenible”, afirma Filippo Galli, director del fútbol base
Nada más ganar la Champions de 2003, Berlusconi publicó unas servilletas donde describía el peligro del Juventus a balón parado y su consecuente defensa para ningunearlo. “Desde hace 18 años, hago las alineaciones, dicto las reglas y compro a los jugadores”, aseguró al tiempo que Ancelotti no decía ni pío. La misma respuesta ofreció cuando le exigió poner a más delanteros que al ucraniano Shevchenko sobre el césped: “Con un solo punta se reducen a la mitad las ocasiones de gol y esto no va bien para un equipo como el nuestro”. Ahora, el equipo cuenta con siete atacantes, nueve medios y nueve defensas, una fórmula de lo más atípica en el fútbol por la excedencia de rematadores. “El Milan siempre ha propuesto un juego ofensivo”, defiende Filippo Galli, director del fútbol base. Aunque se corrige: “Pero contra el Barcelona… ellos tendrán el mando del juego y debemos saber adaptarnos a las necesidades”. Y a las urgencias.
Anclado en el octavo puesto y ya a 13 puntos del líder Roma, el Milan se pelea con el fútbol y ni siquiera juega a la contra, sino que traslada la pelota y las esperanzas a Balotelli, único futbolista universal del equipo. Y, como la mayoría de los jugadores desde la generación Maldini, llegó de rebote. Como Kaká y como lo hará Rami. Como lo hizo Bojan, Muntari, Maxi López, Ibrahimovic, Robinho, Ronaldinho, Rivaldo… “El fútbol en Italia, al igual que la economía, ha sufrido un bajón de nivel importante”, defiende Franco Baresi, exjugador del Milan. Sobre todo la de Berlusconi, condenado a pagar 541 millones de euros por haberse adjudicado la editorial Mondadori sobornando a un juez. “El Milan tiene poco dinero, por lo que no llegarán campeones como al Barça o el Madrid”, abunda el exinternacional azzurro Dino Baggio. “O a la Premier o a la Bundesliga”, interviene el extécnico del Brescia, Alessandro Calori; “han cambiado las fronteras del mercado”. Y Galli completa: “No podemos gastar; la sociedad ha decidido ser sostenible”. Decisión que evidencia que el escudo no hace frente a los grandes salarios.
"Es un equipo castigado con las lesiones, pero los que juegan rinden poco y los jóvenes deben crecer", señala Dino Baggio
“Se ha tenido que hacer un equipo nuevo y las lesiones no han acompañado, lo que ha condicionado mucho el rendimiento de los jugadores e impide juzgar a Allegri”, señala Baresi. “Sí, es un equipo castigado en ese aspecto”, replica Dino Baggio; “pero los que juegan rinden poco y los jóvenes deben crecer”. Interviene Carletto Mazzone, extécnico de la Fiore, Roma y Nápoles, entre otros: “Están en un momento crítico y tortuoso. Han cometido muchos errores y no solo los jugadores o las lesiones”. Y apostilla Calori: “Sufren en defensa, tampoco definen arriba y buscan la jugada divina de Robinho, El Shaarawy o Balotelli”.
Allegri, consciente de lo que tiene, fue en la previa de lo más gráfico: “Será un duelo muy difícil, en el que servirá mucha paciencia e intentar conceder lo menos posible”. O, lo que es lo mismo, abrocharse en la zaga para salir a la contra. “Pero el Milan no podrá hacer nada en Europa. Como mucho salva la temporada”, asevera Mazzone. “Bueno, con este club nunca se sabe qué puede pasar”, matiza Dino Baggio. “El fútbol es impredecible”, ahonda Baresi. Y resume Galli: “Sí, no es nuestro mejor momento, pero si llegamos arriba podemos hacer daño”. Delanteros, a la espera de saber si Balotelli está a punto, sobran. Así lo quiere Berlusconi, su capricho inmutable.
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