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Ducha fría para el Celta

Un gol de Diop en el minuto 88 da el triunfo al Levante (0-1) en un partido que estuvo interrumpido 30 minutos por un apagón

Toni Rodríguez lucha un balón con Rubén Gacía.
Toni Rodríguez lucha un balón con Rubén Gacía.Salvador Sas (EFE)

Hora y media de ducha bajo un torrente de lluvia y al final cayó un chorro helado para el Celta, derrotado sobre la campana en la única aproximación del Levante durante largos minutos. Ni aproximación fue porque el gol lo marcó Diop sin pisar el área tras encontrar el rechace de una falta mal botada por Juanfran, una ventaja que no debió de encontrar el equipo valenciano porque nació de una infracción innecesaria de Orellana que primero dio aire a un equipo sometido y al final le otorgó un triunfo que solo mereció por sudor y trabajo defensivo, nunca por fútbol.

Tanto llovió que se fundieron los plomos del estadio y de su inquilino. Se mojó la pólvora del Celta. Tampoco le sobraba. Precisaba un marcador favorable e hizo bastantes cosas para merecerlo, pero late una carencia que grita que los celestes sólo han ganado un partido en lo que va de Liga y fue hace dos meses, prisioneros de un atasco que deja claro otro dato: en los últimos cinco partidos solo han marcado un gol, el que le sirvió para maquillar la derrota contra el Atlético.

CELTA, 0; LEVANTE, 1

Celta: Yoel; Hugo Mallo, David Cistas, Fontás, Toni; Borja Oubiña; Santi Mina (David Rodríguez, m. 82), Rafinha, Krohn-Dehli (Álex López, m. 45), Nolito (Orellana, m. 69); y Charles. No utilizados: Sergio, Cabral, Aurtenetxe y Madinda.

Levante: Keylor Navas; Pedro López, Navarro. Héctor Rodas, Juanfran; Diop, Simao; Xumetra, Rubén (El Zhar, m. 45), Ivanschitz (Vyntra, m. 60); y Baba Diawara (Barral, m. 71). No utilizados: Javi Jiménez, Karabelas, El Adoua y Sergio Pinto.

Árbitro: Álvarez Izquierdo. Amonestó a Rafinha, Xumetra, Orellana

Goles: 0-1, m. 88, Diop

Balaídos. 14.636 espectadores

El Celta quiere la pelota, pero suele jugarla con un punto de precipitación que en esta ocasión amplificó el estado del césped. El balón rodó como si lo hubieran rociado de aceite y pareció que todo se iba a abocar a un ir y venir. Fue así en los minutos iniciales hasta que el Levante decidió abrir el paraguas. Replegado como estuvo invitó a que el Celta variara su salida habitual desde atrás porque no precisaba retrasar a Oubiña en esa suerte sino generar superioridades unos metros más adelante, donde decidió Caparrós que había que aguardar. Trabajó el Levante sin el balón, a la espera de una contra o de una opción a balón parado, y el Celta le exigió, siempre tenso, con querencia a realizar unas transiciones rápidas. Tanto apuro, tanta lluvia, llevaron cada ataque local al límite de la imprecisión. De ahí quiso sacar beneficio el joven grupo que adiestra Luis Enrique, incisivo, pero que curiosamente encontró las mayores rendijas a través de disparos lejanos. Nolito, Krohn Dehli y Toni lo intentaron. Siempre toparon con Navas, que además estuvo vivo para no conceder segundas opciones en el rechace.

Sin iniciativa, el Levante comenzó la segunda parte en su área. Ni el parón de media hora debido a un apagón en el descanso enfrió al Celta, que salió al campo codicioso sobre todo en la presión al rival para recuperar la pelota. Nada resultó cómodo para el Levante en una noche de perros. Con los laterales adelantados y los extremos cayendo hacia posiciones interiores, el Celta acumuló hombres en las inmediaciones del área rival. Caparrós intensificó el tráfico pesado con la incorporación de Vyntra. Pero si al Levante le agobiaba la presión del rival, al Celta le ahogaba la del marcador. Necesitaba moverlo porque nada en el fútbol está bien hecho si no se rubrica con el gol, y Balaídos enfilaba el tercer partido consecutivo sin festejar uno. La urgencia y el dominio derivaron en ocasiones, la ansiedad llamó al error. Charles, que siempre apoya y brega, falló donde no suele hacerlo, en el remate. Nolito se marchó enfadado al banquillo tras otear un poste de la meta de Navas con un excelente tiro libre. El arreón final derivó en desastre para el Celta. Tenía enfrente un mal cliente. El Levante se agarra a los partidos y sigue siendo el equipo de hierro de las últimas campañas: en nueve jornadas sólo ha perdido contra Barcelona y Real Madrid.

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