Bale sufre una protrusión discal
El Madrid admite que el galés recibe tratamiento preventivo por dolencias en la columna vertebral
El traspaso de Gareth Bale del Tottenham al Madrid por una cifra que oscila entre los 91 y los 101 millones, según los distintos actores de la operación, supuso un récord que generó tanto ruido mediático como incertidumbre deportiva. Bale, que llevaba más de un mes sin entrenarse con normalidad cuando firmó su nuevo contrato, el 2 de septiembre, no ha disputado un partido completo desde su presentación. Medio tiempo en Vila-real, unos minutos en Estambul y otro poco ante el Atlético fueron su producción antes de desaparecer en la enfermería. El comunicado oficial habló de una contractura en la parte anterior del muslo izquierdo. Este sábado, sin embargo, el diario Marca publicó que el futbolista galés sufre una hernia discal. La respuesta del club fue desmentir con rotundidad la existencia de una hernia y admitir, a renglón seguido, que Bale padece “una pequeña protrusión discal crónica”, añadiendo que dicha dolencia “es sumamente frecuente entre los futbolistas”.
Consultada por la diferencia entre hernia y protrusión, la doctora Teresa Sola, neurorradióloga intervencionista del hospital General de Cataluña y una de las especialistas con más experiencia en España en tratar deportistas de alto nivel con hernias discales, responde como si la cuestión fuese corriente en su gremio. “Es una cuestión meramente anatómica, pero una protrusión puede llegar a producir tantos problemas como una hernia discal”, dice. “Todo depende de las distancias entre las vértebras. En términos generales, se puede decir que si existe una limitación a la movilidad que impide la vida normal del paciente hay hernia. Pero incluso hay hernias discales que no impiden jugar al fútbol. Y cuando molestan son curables sin alterar la anatomía y permitiendo la rápida recuperación y reincorporación del deportista a su actividad”.
Teresa Sola, que ha tratado a varios futbolistas con estos problemas, coincide con Carlos Díez, el jefe de los servicios médicos del Madrid, en que las protrusiones discales son frecuentes en los jugadores profesionales. Díez ofreció su versión en la cadena SER: “Gareth Bale no sufre una hernia discal. Tras su fichaje le hicimos pruebas complementarias y nos dieron unos hallazgos radiológicos sin manifestación clínica. Hay protrusiones discales pero como las puede haber en la columna de cualquier deportista de alta competición. Esas protrusiones en ningún momento están generando una compresión del canal medular. No hay amenaza de quirófano y para evitar cualquier cosa en el futuro estamos desarrollando un programa de recuperación preventivo para que el jugador se sienta protegido y para evitar en la medida de lo posible que eso vaya a más”.
El diario Marca informó de que Bale sufre una hernia discal entre las vértebras L5-S1 y un principio de hernia entre las vértebras L4-L5, en la zona lumbar de la columna vertebral. Los médicos del Madrid detectaron la dolencia el 2 de septiembre, durante la revisión médica posterior al fichaje. Según Marca, los doctores informaron al presidente, Florentino Pérez, pero como la contratación ya estaba cerrada no pudieron dar marcha atrás.
“La lesión que tiene Bale”, explicó Díez, “única y exclusivamente es una sobrecarga muscular. Hemos tomado todas las medidas habidas y por haber con el único fin de tenerle en activo lo antes posible. Estamos trabajando dentro de la cautela y la prudencia para ver si puede jugar unos minutitos contra el Málaga y un poquito más en Champions [contra la Juve], con la idea de que pueda estar al 120% en el clásico contra el Barça en el Camp Nou [el día 26]”.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.