El músculo contra la idea
La Real, en horas bajas, se enfrenta a un Leverkusen poderoso y entrometido en la Bundesliga, donde acecha a los líderes
En lo único que se parecen el Bayer Leverkusen y la Real Sociedad, ahora mismo, es en que ambos tienen cero puntos en la Champions. Lo demás son todo diferencias abrumadoras y de sentido inverso en muchos casos. La Real de Arrasate y post-Illarramendi no encuentra el tacto, la velocidad y la pegada que le caracterizaron el pasado año y ha conseguido una sola victoria en siete encuentros de Liga. Mientras, el Leverkusen es el entrometido en una Bundesliga prevista para el mano a mano entre el Bayern Múnich y el Borussia de Dortmund. Si la Real solo ha ganado un partido, su rival solo ha perdido uno (2-0 contra el Schalke). Si la Real solo ha marcado seis goles en siete partidos, el Bayer 04 ha conseguido 17 en el mismo número de partidos. Si los máximos goleadores de la Real (Vela y Griezmann) solo cuentan dos tantos, Kiesling y Sam llevan cinco cada uno.
Las estadísticas son como puñales en el corazón de la Real, por más que el equipo alemán que ahora dirige el finlandés Sammi Hyypia —aquel central larguirucho que triunfó en el Liverpool antes de emigrar a Alemania—, tenga la losa del pasado, aquel cliché que le convirtió en el Neverkusen cuando en la temporada 2001-2002 perdió la Bundesliga, en el último partido, la Copa alemana y la Champions con el famoso gol de Zidane. Sin embargo, en la memoria del Leverkusen hay nombres ilustres y sonoros: Schuster, Rudi Völler, Jorginho, Paulo Sergio, Lucio, Emerson, Ze Roberto o Ballack. El nombre del Bayer también está escrito en la historia de aquel Espanyol que perdió la final de la UEFA en 1988 en la tanda de penaltis tras haber ganado en Sarrià 3-0, con una discutida alineación de Javier Clemente.
Pero el cliché del Neverkusen permanece, aunque ahora sea tercero en la Bundesliga a un solo punto del Dortmund y del Bayern de Guardiola. “Tenemos confianza, y no miedo, y tenemos que demostrar que nosotros también podemos jugar partidos atractivos”, dijo ayer Hyypia, que se colocó el chándal de entrenador casi recién entregada la camiseta. El Leverkusen se ha propuesto no ser el invitado ocasional de una fiesta privada de los dos grandes.
Si la Real solo ha ganado un partido, su rival solo ha perdido uno
La derrota en Manchester les obliga a ganar, como la derrota ante el Shakthar le obliga a no perder a la Real. Sin demérito del fútbol, el Bayer Leverkusen es el guardián de la ideología alemana del fútbol: físico, verticalidad, pocos toques y mucho remate. Tan fulgurante que no es casualidad que 11 de los 17 goles obtenidos en la Bundesliga los haya conseguido en la primera parte y seis de ellos entre los minutos 16 y 30.
Así que la Real tiene un vendaval a la vista en el Bay Arena (20.45), con Kiesling, el máximo goleador de la pasada temporada en Alemania pero ninguneado en la selección nacional, 191 metros de poderío, acompañado por Sam, un extremo alemán de origen nigeriano, que asiste a Kiesling sin desatender la tarea del gol (lleva tantos el ariete). Todo impulsado por el motor alemán de Simon Rolfes, el capitán y el defensor de la ideología del equipo de Renania.
La Real necesita recuperar su espada y su escudo para equilibrar un partido que se antoja vertiginoso. La Real necesita defender su idea y correr, por las bandas y por la espalda de los mediocampistas alemanes. Y necesita al mejor Carlos Vela —ahora demasiado esporádico y taciturno— y mantener la versión de Griezmann, en el costado, su espacio natural, mientras el centro del campo se prepara para una lucha encarnizada, mezcla de músculo y pulmones. La baja de Xabi Prieto, es notoria. El capitán pone la pausa y el pase, cuando no la filigrana, la mejor manera de frenar a un equipo que exhibe su musculatura. La actual película de la Real es hoy por hoy bastante plana, pero el cine está lleno de películas suaves que acaban de forma vibrante.
Se esperan 2.500 aficionados realistas en el Bay Arena, otra demostración del vigor del sentimiento realista. La Real y el Bayer no se parecen en nada, pero el fútbol también cambia de semana en semana, de día en día. Hasta la camiseta de la Real, que lucirá la marca Basque Country en Alemania, impulsada por el Gobierno vasco
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