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El sentido de pertenencia del Cholo

Desde las señas de identidad del Atlético, a Simeone le llena ganar con menos recursos

Ladislao J. Moñino
Simeone abre los brazos mientras observa cómo Arda con Coentrão
Simeone abre los brazos mientras observa cómo Arda con Coentrãoalvaro garcía

“La tres, la tres”, le señalaba con los dedos y le gritaba Diego Simeone a Koke cuando este se disponía a sacar una falta a unos diez metros en perpendicular al vértice izquierdo del área del Madrid. Después, con gestos, le recordó a su lanzador que la jugada número tres era sacar en corto, esperar a que Juanfran apareciera por la banda derecha y, si no era posible el pase al lateral, poner el centro en el área. Movimientos de distracción destinados a descolocar a la defensa del Madrid para que, en esas décimas de segundo de desorientación, los cabeceadores del Atlético sacaran ventaja. Jugadas de laboratorio numeradas para cada partido y que responden a señas secretas como el aclarado en ese córner que Tiago cabeceó alto con todo a favor. En ese lance, de nuevo Simeone recordó a sus jugadores cómo debían colocarse dentro y fuera del área. No era casualidad el rematador elegido, el madridista que marcaba al mediocentro portugués era Isco, que no le siguió ni medio metro después del centro de Koke.

De su experiencia con Antic concluyó que no debía sentirse más importante que el plantel

De cara al derbi, el jueves fue el día que Simeone machacó a sus futbolistas con la estrategia. Los jugadores son muy conscientes de la trascendencia que su entrenador le da al juego a balón parado. Aceptan con disciplina espartana la repetición de las jugadas hasta que salen bien. Saben que su técnico vive las 24 horas para el fútbol. Simeone les asegura, medio en broma, medio en serio, que su familia está en Argentina y que no tiene nada mejor que hacer. Quienes han tenido la oportunidad de verle hacer zapping, cuentan que pasa los canales y “en cuanto la pantalla se pone verde [del campo de fútbol], para”.

A Simeone le duele encajar goles que ha tratado de evitar con el trabajo diario. El último ejemplo, el de Hulk con el Zenit en el Calderón. Le carcomía que nadie hubiera hecho una falta táctica para detener la carrera del brasileño antes de soltar aquel zurriagazo. Más frío, ya medio aceptó que ese tanto respondió más a la calidad individual de Hulk para el disparo y a la dificultad de derribarle por su potencia en carrera.

Simeone, durante el partido ante el Madrid
Simeone, durante el partido ante el MadridKiko Huesca (EFE)

Nada parece estar dejado al azar en su discurso. Cuando dice que el Atlético no puede ganar el campeonato le sobrevienen las sobredosis de realismo. La Liga se le hace larga cuando mira el fondo de armario del Real Madrid y el Barça. Si el campeonato se jugara a una vuelta como en Argentina, todavía, pero las miradas al calendario español le ponen los pies en la tierra. Piensa que el banquillo ha mejorado con respecto al curso anterior, pero también que entrar en el once, es complicado. Por su cabeza no pasa rotar más de dos o tres jugadores cuando el calendario apriete. Necesita de todos sus jugadores para llegar en condiciones de pelear la Liga en el último tramo. Ese es su gran objetivo, porque entonces el cansancio puede ser suplido con la cabeza, con la motivación de esa pelea por la Liga.

Enemigo del elogio individual por su sentido grupal, tras el derbi piropeó el trabajo de Villa y su misión de hacer de enlace con Diego Costa. Durante el partido se apreciaron discusiones tácticas entre El Guaje y el técnico, que ve como al fichaje estrella le cuesta seguir la estela de un equipo tan intenso. Tampoco es baladí que se haya quitado púrpura para dársela a los futbolistas e incluso al club. “Aparecieron los jugadores”, dijo tras explicar el planteamiento táctico del derbi. De su propia experiencia como jugador con Radomir Antic tras conquistar el doblete (1996), Simeone sacó en claro que hay pocas cosas que más pongan en contra a un futbolista frente un entrenador que este se crea más importante que el plantel. Al club también le ha agradecido el esfuerzo en la continuidad y las renovaciones, salvo Falcao, de los jugadores más importantes. En los despachos aseguran que “14 o 15 futbolistas han tenido ofertas para marcharse”. “Es bueno que los jugadores renueven por el sentido de pertenencia al club independientemente de quién sea el entrenador”, dice El Cholo desde la perspectiva del grupo y el respeto a las señas de identidad históricas del juego del Atlético, el trabajo colectivo y el contragolpe. El arma con el que derrotó al Madrid y que le llena como entrenador y hombre de fútbol porque representa, desde la inteligencia, el triunfo del que tiene menos recursos.

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Sobre la firma

Ladislao J. Moñino
Cubre la información del Atlético de Madrid y de la selección española. En EL PAÍS desde 2012, antes trabajó en Dinamic Multimedia (PcFútbol), As y Público y para Canal+ como comentarista de fútbol internacional. Colaborador de RAC1 y diversas revistas internacionales. Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Europea.

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