El Elche se estrena

Se estrenó el Elche en la celebración de la victoria y lo hizo en Balaídos ante un Celta que no gana en su estadio, que decae y va a menos, atrancado en aquellas suertes que hace un mes fluían como por ensalmo. Cuando llega un técnico nuevo, y más con una partitura tan personal como la de Luis Enrique, cabe aguardar un periodo de acoplamiento. Ahí anda el Celta, buscándose, pero también dejando una sensación de desasosiego entre los suyos porque tras una pretemporada inevitablemente dubitativa, el inicio de campeonato fue un fogonazo de esperanza. De pronto, el equipo se ha caído y se generan debates que esperan resoluciones como la aportación cada vez menor de los extremos o el que tiene que ver con la salida de la pelota y la posición de Oubiña entre los centrales como si fuera un dogma sin posibilidad de variación.

El Elche incomodó al Celta en esa suerte inicial y el equipo de Luis Enrique pasó largos minutos tratando de descifrar el jeroglífico en el que estaba porque no encontraba el camino ni hacia los laterales, que aguardan en la cal, ni sobre todo hacia los interiores. Desconectado de Álex López y Rafinha el Celta fue más largo que otras veces y padeció un calvario para llevar la pelota hasta el área contraria porque tampoco aparecieron ni Nolito ni Augusto. Sin clarividencia las ocasiones gotearon a partir de errores del rival, de un mal blocaje de Herrera tras un centro de Toni que Charles no pudo aprovechar, de un rebote en Lombán que se envenenó, de un despeje que se tragó Albacar e incomodó a su meta.

Lejos de su área el Elche fue superior. Sin el balón desactivó las fortalezas celestes y con él tuvo sus momentos. Comenzó codicioso, como si quisiera borrar de un plumazo el mal sabor de boca de su último partido entre semana contra el Madrid. Avisó en el segundo minuto con un remate de Del Moral que se estrelló en el cuerpo de Yoel y pareció más próximo al gol que el Celta en una primera parte anodina que se cerró como empezó: con otro grueso error de Del Moral en el área local.

Pero al Elche le llegó el premio cuando menos boletos tenía para lograrlo. Sabida es la capacidad del Celta para convertir un córner en contra en medio gol (o en el peor de los casos en dos goles como en Getafe el pasado jueves). Este domingo en Balaídos dio un paso más: concedió un tanto tras córner a favor. Dos toques, una breve conducción y un remate le bastaron al Elche para llevar la mirada de una portería a otra. Marcó Javi Márquez con un magnífico remate y abocó al Celta a un todo o nada entre el murmullo de Balaídos. Con Krohn-Dehli y Rafinha escorado a un flanco encontró algo más de aire el Celta. También el Elche dio varios pasos atrás. Arriesgó la escuadra ilicitana al recular y le salvó un juez de línea que hiló fino para anular, a diez minutos del final, un gol de Santi Mina al interpretar una posición antirreglamentaria que incluso ante un monitor resulta complicado discernir. Pero ni siquiera cuando se desbocó encontró el Celta la claridad en ataque cuya ausencia le penaliza.

El resumen del partido