Purito explota, Horner asusta

Pues eso: L’Angliru. El juez que anunciaba el libro de ruta no lo han cambiado los ciclistas después de tantos y tanto kilómetros. L’Angliru era el Tribunal Supremo, sin recurso de apelación. Y la sentencia se ha cumplido. La lógica orográfica y táctica se ha impuesto. Eso sí, el fiscal que puede condenar a sus compañeros ha cambiado. Todos los ciclistas dan como favorito a Horner, a pesar de que las imponentes rampas del coloso asturiano proponen victorias tan heroicas como desfallecimientos ilustres. Es un sudoku. Pero Horner, sin explotar como acostumbra, a su ritmo, no pudo seguir este viernes en el Naranco a Purito, que sí explotó como acostumbraba para ganar la etapa, con sus señas de identidad recobradas, y distanciar a Nibali. El tiburón volvió a encallar, esta vez en el Naranco, un puerto más exigente por el momento en el que llegaba que por sus rampas y porcentajes. En realidad, el desnivel está en las piernas.

El ataque final de Purito fue hermosísimo. Fue Joaquim en estado puro. Un cohete sobre la tendida ascensión del Naranco, en el corto trayecto final donde la carretera agarraba y exigía ya más fuerza que talento. De la mesa de póquer de los cuatro (Nibali, Horner, Valverde, Purito), el catalán era el que peores cartas tenía: más de dos minutos parecía una frontera que necesitaba un visado especial difícil de conseguir. El Naranco era la oficina de visados: allí debía reducir trámites para aspirar a que L’Angliru fuera al final benevolente con él e implacable con el resto.

Pero estaba Horner. El estadounidense sabe que a sus 41 años y 11 meses puede pasar no solo a la historia de la Vuelta a España, sino la historia del ciclismo al convertirse en el ciclista más veterano en ganar una de las tres grandes carreras por etapas. Además, de largo, porque Firmin Lambot, el ciclista belga, ganó su segundo Tour en 1922 con 36 años y cinco meses, Fiorenzo Magni lo hizo en el Giro en 1955 con 34 años y seis meses, mientras Tony Rominger se llevó la Vuelta a España de 1994 con 33 años y dos meses.

Horner va más lejos. Mucho más lejos. Este viernes se vistió de rojo volviendo a dejar a Nibali en la cuneta y devolviéndole los tres segundos de ventaja que mantenía el italiano y que ahora disfruta el americano. La suya fue una subida a ritmo con su estilo clásico sobre la bicicleta. No quiso seguir a Purito porque Joaquim Rodríguez cuando explota produce muchísimos daños colaterales a quien se le acerca. De los cuatro, era el que menos le incomodaba y prefirió mirar a los ojos de Nibali para calcular el sufrimiento. El tiburón últimamente no nada bien. La Vuelta se le está haciendo larga, tras los esfuerzos del Giro, y el aliento le seca la boca en cuanto alguien pone viento de por medio.

Entre todos, Valverde, regular pero sin chispa, calculador como un emboscado: 1m06s de diferencia en la general son todo un tratado de suspense en el examen de L’Angliru. El murciano siempre está, incluso cuando parece que desfallece, y mide las distancias para acabar siempre antes que Nibali en este tramo final de la carrera. El problema es que el alegato final parece mejor construido por Horner que por los demás. Cuando ataca, cuando regula y cuando se defiende, el americano propone solvencia, tacto, fuerza y ese espíritu ganador que le ha inculcado la Vuelta etapa a etapa.

El Naranco reordenó la carrera y fue sobre todo un thriller psicológico. Horner no solo salió líder sino fortalecido en su papel protagonista. Nibali muestra los rasgos de los personajes atormentados. Valverde ni explota ni revienta. Y Purito se dio un atracón de autoestima que necesitaba como el comer. Llegar a L’Angliru con el segundo (Nibali) a tres segundos, el tercero (Valverde) a 1m06s y el cuarto (Purito) a 1m57s es como proponer un sprint en la altísima montaña. Todo sobre lo que pensar, nada por lo que apostar.

Ferran Adrià, con el Movistar

El chef Ferran Adrià acompañó al equipo ciclista Movistar Team en la 19ª etapa de la Vuelta Ciclista a España. Adrià recibió de manos de Eusebio Unzué un maillot del equipo y, por su parte, hizo entrega de unas barritas energéticas. Las barritas son un producto creado y conceptualizado por Adrià y producido artesanalmente por Cristian Escrivà. Se presentan en pastillas de 50 gramos compuestas por chocolate negro, avellanas, frutas lyo, frutos secos y yogurt.

Atacar no es solo demarrar. Atacar es también poner la carrera a cien por hora. Y los ciclistas decidieron volar por tierras cántabras y asturianas. Por delante con los fugados habituales (primero 20, luego 10, luego Boasson Hagen y Preidler). Todo el escenario de las obras clásicas con su presentación (la gran escapada que va dejando personajes por el camino), el nudo (el ataque voraz de Purito Rodríguez en el final del Naranco) y el desenlace (el maillot rojo que vuelve al cuerpo de Horner haciéndole más grande, más fuerte y más temible). Nadie pensaba en él. Luego, fue una sorpresa, se suponía que anecdótica, Más tarde, comenzó a ser temible. Ahora es temido. Se especula con su manera de escalar: siempre sobre la bicicleta, algo que en L’Angliru, con rampas infernales y 12 kilómetros de ascensión es imposible, dicen. Se piensa también que quizás el Alto del Cordal, previo a la última ascensión, puede ser el lugar de la batalla, no para distanciar a Horner subiendo, sino bajando porque, dicen, el americano no es buen bajador. Dice Nibali que a él le van mejor los puertos largos y exigentes. Dice Purito que la victoria en el Naranco la necesitaba para recuperar la fe. Dice Valverde que todo puede pasar. Dicen y dicen, pero quien hablará será L’Angliru. Su silencio será estruendoso.