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“Debemos tener memoria con Iker”

Del Bosque resalta el papel del portero y por el momento reduce el debate al Madrid

Casillas saluda a Moisander, anoche en Helsinki.
Casillas saluda a Moisander, anoche en Helsinki. AS

Iker Casillas jugó ayer el partido 150 con la selección española en el Estadio Olímpico de Helsinki. El portero de Móstoles igualó al alemán Lothar Matthäus al convertirse en el campeón del mundo con mayor número de internacionalidades. Su presencia en el once no tendría mayor relevancia, por habitual, de no ser porque llega desde la suplencia del Real Madrid, algo que para Vicente del Bosque no fue un problema. “Tenía confianza en los tres porteros y cualquiera que hubiera jugado lo habría hecho bien, al tomar la decisión me preocupaba más cómo atacar a Finlandia que las consecuencias sobre la decisión de alinear a Iker”, aseguró el seleccionador.

Casillas, titular anoche en el estadio donde Zatopek ganó tres medallas de oro en los Juegos de 1952 (5.000, 10.000 y maratón), justificó esa decisión del técnico a la primera oportunidad que tuvo. Un corte de Ramos que se envenenó hacia su portería lo sacó con el pie en un acto reflejo. “No es tiempo de debate, el tiempo pondrá a cada uno en su sitio. Lo que pase en su club es otra cosa”, abundó Del Bosque. “Iker no ha tenido mucho trabajo, pero ha hecho una gran parada”, le elogió Negredo, autor del segundo tanto.

Resultó fácil dar por hecho que, siendo suplente de Diego López, Casillas lo sería en Helsinki de Valdés. El portero del Barcelona ha iniciado su último curso en el Camp Nou sacando manos imposibles, siendo decisivo en la consecución de la Supercopa ante el Atlético y en los triunfos ligueros en Málaga y en Valencia. Del Bosque reconoció, en una entrevista concedida a Onda Cero el jueves por la noche que Casillas había pagado la pacificación de la selección española, cuando medió con Xavi para rebajar el clima de crispación al que había llevado Mourinho los clásicos contra el Barcelona. “Estamos obligados a tener memoria, no podemos olvidar que fueron momentos difíciles, los jugadores ayudaron e Iker colaboró especialmente”, puntualizó el seleccionador.

Tras esperar a verle en acción durante los entrenamientos, Del Bosque marcó jerarquías en la elección del equipo titular, empezando por la portería. A partir de ahí, jugó Albiol, Pedro antes que Navas, Villa antes que Soldado y Negredo y Fábregas enfiló el ataque como falso nueve.

En el cuerpo técnico de la federación argumentan que, si jugó Casillas, en la decisión, el primer argumento fue deportivo. Iker es Iker, reconocible siempre, en los despistes, que los tiene, y en los paradones, que los regala. No ha dado muestras en los entrenamientos para caerse del equipo. “Es el mejor” le señaló Valdés cuando le preguntaron si le extrañaba que para Ancelotti no sea titular. Para Del Bosque, y hasta que se demuestre lo contrario, en la mejor selección del mundo, bajo los palos, juega Casillas. Lo hizo para abrir y cerrar la Copa Confederaciones, ante Uruguay y frente a Brasil, en la final, en un estado de forma y anímico mucho más precario del que acreditó antes de la disputa del partido de ayer.

En Brasil, como ayer, el capitán llegaba desde el banquillo. La duda está en qué pasará si, de vuelta a Brasil, al Mundial al que ayer tanto se acercó España con su victoria y el empate de Francia en Georgia (0-0) —le vale con sumar cuatro de los seis puntos en casa ante los georgianos y Bielorrusia—, sigue sin disponer de minutos de competición. “A estas alturas de temporada, no es un problema que Casillas haya sido suplente dos jornadas, en el futuro ya se verá”, advirtió Del Bosque. “Acabará jugando”, dicen los que le conocen. “En el Madrid, o en otro sitio”, añaden convencidos de que en diciembre hará las maletas si antes no le da la vuelta a la tortilla en su club. Tiene una oferta del Arsenal, que solo espera su llamada para cerrar un acuerdo al que el conjunto inglés no pone condiciones.

La decisión de alinear a Casillas ayudó a hacer más reconocible al equipo en ausencia de Busquets, sin duda lo que más preocupaba al técnico, que jugó con Mario Suárez y con el que acabó muy satisfecho. Por vez primera desde que en 2006, con motivo de un amistoso contra Egipto camino del Mundial de Alemania, cuando Luis Aragonés juntara a Pablo, Antonio López y Fernando Torres, el once de España contó con tres colchoneros: además de Mario, Villa jugó en punta y Koke de lateral derecho. “Koke, ha cumplido, le pedí que se soltara más de su timidez, sin duda es un jugador para el futuro de la selección”, concluyó Del Bosque.

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