Beitia pasa a una final en “territorio comanche”
La española, recuperada de un problema en el tendón de Aquiles, supera sin problemas la eliminatoria
Ruth Beitia vio la final de altura de los últimos Mundiales desde la grada de los equipos en el estadio de Daegu. Dice la capitana española que entonces presenció la lucha de sus rivales sola, con las gafas de sol puestas y que se le caían los lagrimones. “Pero también aprendí mucho”, añade. No se sabe qué es exactamente lo que le enseñó ese fracaso, pero desde entonces Beitia ha sido campeona de Europa, cuarta en los Juegos Olímpicos de Londres, ese puesto tan ingrato, y, este mismo invierno, ha repetido título continental, esta vez en pista cubierta. Y esta misma mañana de jueves gris en Moscú ha enfilado el camino hacia la final de los Mundiales de Moscú: “Es territorio comanche” ha dicho en referencia a las saltadoras rusas.
Las sensaciones han sido las mejores de la temporada" Ruth Beitia
A Beitia, como a todas las finalistas, como a las tres rusas (la campeona olímpica Chicherova, Gordeeva y Shkolina), que son las grandes favoritas, como a la americana Barrett (plata en Londres) y como a la italiana Trost (la estrella que viene), le ha bastado superar el listón sobre el 1,92 m para hacerse un hueco entre las mejores. Pero después de las extrañas sensaciones de esta temporada, del dolor en el tendón de Aquiles del pie derecho, el de batida, superado gracias a un tratamiento específico tras los campeonatos de España, no es tan importante esa altura sino las sensaciones y cómo ha sido el concurso. Limpio. Rápido. Con una sola duda en el último salto, cuando Beitia dio un mal paso y rozó el listón, pero no tan fuerte como para hacerlo caer.
En palabras de la saltadora española las sensaciones han sido “las mejores de la temporada”. “En el calentamiento ya me sentía genial y he saltado muy bien, muy concentrada. Estoy muy contenta”, ha dicho después de la prueba que empezó tempranísimo para ella: con la alarma del despertador a las 5.00 de la mañana (que son las 3 en España) y en la que el único miedo es que se alargara mucho porque han bajado las temperaturas en Moscú –el termómetro oficial marcaba 17 grados al principio- y esta es una prueba con largos momentos de espera lo que favorece que las atletas se queden frías.
Beitia tiene claro que la medalla va a estar por encima de los 2m y que ese “territorio comanche”, como ella dice, está dominado este año por las rusas porque en Moscú no está Vlasic, lesionada, ni Chaunte-Lowe. Este verano la saltadora, que en el pasado arrastró problemas de espalda y ya tiene 34 años, y que hizo su mejor marca (2,02) hace cinco años, ni siquiera ha podido acercarse a esa altura que distingue a las muy buenas de las mejores: se ha quedado en 1,95m.
A pesar de ello confía: “Si algo tengo es experiencia. Ojalá encuentre este equilibrio y espero y deseo volver a saltar dos metros”.
Por otra parte, Borja Vivas, cuatro veces campeón de España en lanzamiento de peso, quedó eliminado con una marca de 18,97 metros, la segunda peor entre los trece que competían en el grupo B.
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