Mujeres mundiales
Mireia Belmonte y las guerreras del waterpolo encumbran de nuevo al deporte femenino español tras unos campeonatos liderados por Missy y una gran generación de adolescentes
Missy Franklin, portadora de seis medallas de oro en los Mundiales de Natación, fue la reina indiscutible del Palau Sant Jordi. La imponente mujer del rodete, ruborizada, se reía a carcajadas luciendo una intimidante hilera de dientes, antes de abandonar la piscina. Objeto de la cuestión más acuciante de la noche, se tornó muy seria. “No quiero ser el relevo de Michael Phelps, quiero ser Missy”.
Nunca hubo un Mundial de Natación más femenino que el celebrado en Montjuic y alrededores. La descalificación del equipo de relevo masculino de Estados Unidos en la final de 4x100 estilos, en el estruendoso cierre de ayer, encajó con naturalidad en la trama de unos campeonatos escorados hacia las mujeres. La retirada de Phelps acentuó la deriva, la sensación de vacío, la caída de las marcas en carreras en las que durante años se había elevado el listón hasta límites insólitos, y una crisis de liderazgo que los norteamericanos no consiguieron resolver del todo.
En el equipo de España la tendencia internacional se manifestó de forma extrema. Los hombres de rojo no ganaron ni una medalla. Las chicas de rojo se colgaron 12. Ellas solas se valieron para acumular la mejor cosecha de España en la historia de los Mundiales tras las once medallas de Roma 2009.
Los cinco récords mundiales en la piscina de Barcelona fueron femeninos
La expedición española lo experimentó en los Juegos de Londres, el año pasado. De las 17 medallas logradas, 11 fueron obra de mujeres, un botín extraordinario que acentuó el fabuloso tirón del deporte femenino, ya fuera en modalidades individuales o colectivas. Subyugadas por el franquismo, las mujeres despegaron tarde en el deporte y han tenido que vencer no pocas resistencias. Hoy ya copan el 25% de las medallas olímpicas ganadas por España a lo largo de su historia. En un país capitalizado por el casi monocultivo del fútbol masculino, hoy las mujeres compiten como las mejores en no pocas disciplinas pese a contar con menos medios y muchas más reticencias que en países de su entorno.
Al igual que en Londres 2012, con Mireia Belmonte al frente, en los Mundiales de Barcelona, las ninfas se hicieron con todo el protagonismo. Ahí donde hubo mujeres, hubo excelencia. Comenzando por el torneo de sincronizada (siete medallas), continuando con el waterpolo (un oro), y provocando la ola en el graderío que vibró con cada final que agitaron Mireia Belmonte, Melani Costa, Bea Gómez, o Marina García. Los tres trofeos (dos platas y un bronce) de Mireia y la plata de Melani coronaron a la natación femenina y pusieron en evidencia la mediocridad del equipo masculino.
Lo más cerca que estuvo un español de subirse a un podio fue Aschwin Wildeboer, cuarto en la particular carrera de 50 metros espalda, la distancia menos prestigiosa del programa, precisamente porque es la única en donde la aleatoriedad constituye un factor decisivo. “Llevamos un tiempo en el que esto está totalmente desequilibrado”, dijo José Antonio del Castillo, responsable técnico del equipo español. “Hace un año nos planteamos hacer cosas diferentes con los chicos para mejorar. En pruebas de velocidad, en 50 y 100 metros, en España no tenemos los biotipos de los mejores del mundo. El otro factor es que los chicos de hoy tienden a practicar deportes de equipo”.
No quiero ser el relevo de Phelps. Quiero ser Missy”, dice la americana
Los seis récords mundiales establecidos en Barcelona fueron obra de mujeres. Cuatro de ellos, los de 50 y 100 braza, y los de 1.500 y 800 libre, son el producto del esfuerzo de dos chicas de 16 años: Ruta Meilutyte y Katie Ledecky. Asombrado ante la desproporción, Dave Salo, el jefe de los entrenadores del equipo femenino de Estados Unidos, celebró que las marcas cayeran a pesar de haber superado los bañadores textiles. “Ver a Katie, a Missy, o a Ruta, ha sido muy emocionante”, dijo. “Todas son niñas muy jóvenes que no han probado jamás los bañadores de alta tecnología, ni los bañadores rápidos, ni saben nada de eso. Entre los chicos se ve el hueco dejado por Phelps y Aaron Peirsol. Han aparecido pocos nadadores jóvenes realmente extraordinarios, aparte de Chad le Clos. Pero creo que en Estados Unidos tenemos un grupo de adolescentes muy especial que darán mucho que hablar en el futuro”.
Mientras tanto, Barcelona quedó marcada por el Mundial de las mujeres. Y España no fue ajena al fabuloso impulso del deporte femenino, entronizado por Mireia y las guerreras del waterpolo.
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