Missy y Yang honran a Phelps
Franklin bate el récord con seis oros en un Mundial y el icono del deporte chino iguala los tres de Grant Hackett en las pruebas de fondo
Missy Franklin y Sun Yang, una estadounidense de 18 años y un chino de 21, dos ganadores natos con un físico imponente, un nado admirable y una competitividad infinita, se apoderaron definitivamente del espléndido Mundial de Barcelona. Diez años después de que en la misma piscina del Palau Sant Jordi empezara a despuntar el inolvidable Michael Phelps y solo 12 meses después de que decidiera abandonar la competición, el legado del tiburón de Baltimore toma cuerpo en la inmensa manera en que se exigen los mejores. Missy y Sun lo han sido en Barcelona. Ella ha ganado seis medallas de oro, un récord en la historia de los Mundiales; él, ha conquistado un triplete de oro con un solo precedente en las tres pruebas de fondo de los libres: 400, 800 y 1.500 metros, sin menoscabo de su decisiva contribución al bronce de China en el relevo 4x200.
Se esperaba a Ryan Lochte, que también sumó tres oros, pero tropezó con un cuarto puesto en los 200 libres y una insatisfactoria plata en el 4x100 libre. Para colmo de males, vio en la penúltima prueba del campeonato cómo su equipo era descalificado en el 4x100 estilos y se esfumaba la posibilidad de sumar su cuarta medalla de oro. El segundo relevista estadounidense, Kevin Cordes, se tiró antes de que tocara la pared Matt Grevers y, pese a que Lochte y Nathan Adrian, mantuvieron a su equipo en cabeza hasta el final, se llevaron un chasco. Los franceses, con Camille Lacourt, Giacomo Perez-D'Ortona, Jeremy Stravius y Fabien Gilot, fueron los grandes beneficiados y lograron así el doblete en el relevo libre y en estilos.
La mala pasada que sufrió el cuarteto masculino estadounidense no hizo sino redoblar la concentración del femenino. Dominó la carrera de principio a fin, con Missy Franklin en la primera posta. Jessica Hardy, Dana Vollmer y Megan Romano no aflojaron. Cayó la sexta medalla para Missy, que deshace el empate a cinco con la estadounidense Tracy Caulkins (Berlín, 1978) y la australiana Libby Trickett (Melbourne, 2007). Había programado ocho pruebas en Barcelona. Solo fracasó en una, en los 100 libres, en que fue cuarta. Renunció a las semifinales de los 50 espalda para preservar su triunfo en los 200 libres y un botín final de seis oros junto al 100 y 200 espalda y los relevos 4x100, 4x200 libre y 4x100 estilos.
Tan impresionantes como los de Missy Franklin son la estampa y el nado de Sun Yang. Los resultados lo avalan como el nuevo icono del deporte chino. Desliza su 1,98 de altura y sus 89 kilos sobre el agua como un delfín. Su soltura es asombrosa, sin importarle los rivales ni la distancia de la carrera. En el 1.500 redondeó un triplete de oro con un solo precedente en la historia, el del extraordinario tragamillas australiano Grant Hackett, el único hasta ahora capaz de ganar en un mismo Mundial, el de Montreal en 2005, los 400, los 800 y los 1.500 libre.
Francia gana el 4x100 estilos al quedar descalificado el equipo de Estados Unidos
A sus 21 años, Sun Yang ha superado todos los obstáculos dentro y fuera de la piscina. El ruido por sus desavenencias con su entrenador y algunos dirigentes de la natación china precedió su viaje a Barcelona. Famoso y mediático al nivel de varios de los más grandes deportistas de su país, como el ya retirado jugador de la NBA Yao Ming, el atleta Liu Xiang o la tenista Li Na, el estilo de vida y el comportamiento de Yang provocó recelos en su entrenador de siempre. Zhu Zhigen consideró que Sun Yang dedicaba demasiado tiempo a los patrocinadores y no vio con buenos ojos la relación que mantiene con una joven compañera. Los dirigentes de su universidad le multaron por lo que consideraron mala conducta deportiva.
Sun Yang se reservó su mejor respuesta para la piscina Sant Jordi y en el 1.500 refrendó su momento pletórico con su tercer oro. Le bastó con controlar al canadiense Ryan Cochrane, el único que podía plantearle seria batalla. Cochrane se animó a virar en primera posición en varias ocasiones, pero no pudo responder al acelerón de Sun Yang en los últimos 100 metros. “He superado numerosos problemas y he demostrado lo que valgo. He ganado por mí y por mi país. Les doy las gracias a mis entrenadores de ahora y del pasado. He ganado también gracias a mi duro trabajo en estos últimos años”, declaró, tras derribar una nueva barrera en su rampante carrera de la que ha dejado un impresionante trazo en Barcelona.
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