La gira de la paz del Barça

Palestina es hoy una fiesta. Por unas horas, olvida la ocupación, olvida los muros, los controles, la pobreza y la ausencia de un Estado propio y se vuelca en la alegría, desbordante, entregada a la causa del Barcelona, el equipo que, con diferencia, más adeptos conquista en esta tierra. Más de 24.000 personas asistieron ayer al entreno que la plantilla al completo lleva a cabo en Dura, una villa cercana a Hebrón, al sur de Cisjordania. Grupos de cinco jugadores están ejercitándose con niños y niñas palestinos, mientras ruge el estadio, mientras por los altavoces resuenan los nombres de los jugadores.

El Barça llegó a Tel Aviv hacia las dos y media de la tarde y de inmediato comenzó su Tour por la Paz, que le llevará mañana a Israel, en un intento de poner “un granito de arena” en la resolución del conflicto, “justo ahora que se ha retomado el proceso de paz”, indicó el presidente azulgrana, Sandro Rosell, tras reunirse en las oficinas de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) de Belén con el presidente palestino, Mahmud Abbas.

Rosell dice que el club quiere aportar su “granito de arena” en la solución del conflicto

La plantilla y su comitiva han parado mínimamente en Jerusalén para instalarse en el hotel y han emprendido rumbo a Belén, atravesando el muro levantado por Israel, rodeados de una imponente seguridad. Allí han visitado la Basílica de la Natividad, donde la tradición ubica el nacimiento de Jesús. En esta primera parada, monjes franciscanos y curas ortodoxos rusos han dejado de lado sus diferencias diarias para enseñar la iglesia a sus visitantes. “Han escuchado con mucho interés”, confirma el padre Faltas, responsable económico de la Custodia de Tierra Santa.

Los jugadores y sus familias han accedido a la gruta. Han posado en el altar de la Natividad y han salido a la explanada delantera, donde una masa entregada les ha recibido al grito de “¡Barça, Barça!”. Algunos aficionados llevaban más de cuatro horas encaramados a las verjas franciscanas, esperando a sus ídolos. Messi, especialmente perseguido por los fans, se ha retirado un poco antes que sus compañeros, escoltado. No ha habido incidentes, más allá del empeño de dos quinceañeras aficionadas del Real Madrid en exhibirse ante el equipo rival cubiertas con su velo.

Rodeadas de policía —que iba alternando, palestina en los territorios bajo su control, israelí en los que dejaban de serlo, en esta tierra horadada— y con cientos de vecinos agolpados en los balcones y las cunetas para ver pasar el autobús, las estrellas del Barcelona han llegado a Dura, donde no cabía un alfiler. “Hágannos soñar. Demuéstrennos que no estamos solos”, gritaba una de las portavoces de la federación local desde los altavoces. Los focos azules y granas iluminaban las pantallas gigantes, donde se fueron mostrando las fichas de los jugadores. Las miraba embelesado Amar Ziad, de 12 años, vecino de Dura, un chaval que se declara fan de Messi y Neymar, “porque son unos artistas”.

“Hágannos soñar. Demuéstrennos que no estamos solos”, gritaba una palestina

Entre familias emocionadas, envueltas en olor a las pipas tostadas y a café turco, habla también Nasser Abu Akir, de 18 años, de Hebrón, un madridista que ha acudido al clinic “porque los valores del deporte pueden ayudar a promover la paz”. “Me gustan el Madrid y el Barcelona, lo que no me gusta es el racismo”, matiza.

El cantante de Gaza Mohamed Assaf, ganador de la edición árabe de Operación Triunfo, ameniza el entrenamiento, lo que aumentó aún más la riada de seguidores que se agolpaban a las puertas sin entrada. Las hijas de los directivos del Barça se hicieron fotos con el joven cantante, al conocer que es el mayor fenómeno para la juventud local del momento.

Semejante fiebre se espera también mañana en la etapa israelí de la gira. El Barcelona visitará el Muro de las Lamentaciones a media mañana, para de seguido acudir a la residencia del presidente Simon Peres, donde también le aguardará el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyau. El vicepresidente económico del Barcelona, Xavier Faus, confirmó que el Barcelona no ha cobrado nada por este inicio de pretemporada. Sí recibirá seis millones de euros por los dos amistosos que jugará en Malasia y Tailandia.