Cáceres lidera a España

Es año posolímpico, de comienzo de ciclo, y la mayoría de los países al presentar sus equipos para los Mundiales de Moscú (10 a 18 de agosto), subrayan que se trata de un año de transición (las figuras de los Juegos descansan; los jóvenes empiezan a asomar) y de construcción de futuro.

Es una representación escasa la del medio fondo, pero los que van, van muy bien” Ramón Cid, director técnico

Ambas características afectan a la selección española que presentó ayer el director técnico, Ramón Cid, quien también añadió, al comentar la lista de 41 (31 hombres y 10 mujeres), algunos adjetivos propios: crisis económica, crisis del atletismo, esperanza y esfuerzo. Y un cálculo de entre siete y 10 finalistas, y una posible medalla, encarnada en el saltador de longitud alicantino Eusebio Cáceres, quien hace un par de semanas saltó 8,37 metros, la tercera mejor marca mundial del año.

Pese a que no es de los debutantes, pues ya comenzó a saltar con la selección española en los Europeos de Barcelona 2010 y luego estuvo en los Mundiales de Daegu 2011 y en los Juegos de Londres, encarna a la vez la idea de renovación (aún no ha cumplido los 22 años) y de esperanza: la nueva cara del atletismo español. El saltador de Onil confía que está en plenitud y hasta ha hecho saber a sus amigos que se encuentra tan bien, en un estado tan dulce de forma, que hasta no le extrañaría saltar cerca o por encima del récord de España, los 8,56 metros de Yago Lamela en 1999.

La imagen de renovación, más allá de los nombres (sólo se mantienen entre los 30 hombres 12 de Daegu 2011 y 15 de Londres: cinco y siete respectivamente entre las 10 mujeres), también se plasma en la reducción del peso en el equipo del tradicional núcleo duro del medio fondo y el fondo (solo ocho hombres entre 800, 1.500, 3.000 obstáculos, 5.000 y 10.000; solo dos mujeres), golpeado por las lesiones y el envejecimiento inevitable de los de toda la vida y por la falta de relevo, y en el aumento del peso específico de lanzadores y saltadores.

“Es una tendencia que se da en toda Europa”, señala el responsable técnico del sector, Jorge González Amo. “Es la respuesta ante el copo de las distancias por los especialistas africanos”. En 1.500 metros, la distancia icónica del atletismo europeo en el siglo XX, por ejemplo, mientras a los blancos les cuesta ahora bajar de 3m 35s, el keniano Kiprop ha bajado de 3m 28s, y Mo Farah, el fondista británico de origen somalí que con los años va aumentando su abanico de proezas, y cada vez es más Auita, ha descendido de 3m 29s: sin embargo no correrá los 1.500 en Moscú, pues su distancia son los 5.000 y los 10.000. El mejor español, el joven David Bustos, no ha conseguido bajar de 3m 35s. “Es una representación escasa la del medio fondo, pero los que van, van muy bien”, dijo Cid, en referencia a Natalia Rodríguez y David Bustos (1.500) y Kevin López (800).

“Aparte de Cáceres”, añadió Cid, “también vemos posibilidades de medalla en marcha [Miguel Ángel López, fue diploma en Londres] y algún tapado”. Cid también destacó como síntoma preocupante el que solo 10 mujeres fueran capaces de lograr las marcas mínimas —“unas mínimas que han sido muy duras”, dijo el presidente, José María Odriozola, quien no estaba de acuerdo con las mismas—, aunque destacó que justamente en las competiciones del año, sobre todo en el campeonato de Europa por naciones, las mujeres “habían competido mejor que los hombres”.

Mientras la saltadora de altura Ruth Beitia y el discóbolo Mario Pestano, junto al marchador García Bragado, el auténtico dinosaurio del atletismo español (43 años), son los más veteranos, los debutantes son seis: la nueva hornada veloz del 200 (Sergio Ruiz y Bruno Hortelano), el obstaculista Roberto Alaiz y los marchadores Álvaro Martín, Julia Takacs y Lorena Luaces.