Caos total en Silverstone

La carrera del Gran Premio de Gran Bretaña resultó caótica. No fue un problema de los pilotos, ni de las escuderías, ni siquiera de los comisarios. La situación que se produjo fue causada por un problema de los neumáticos de Pirelli, que provocó que varios coches vieran cómo les explotaba la rueda trasera izquierda. Entre ellos, el Mercedes de Lewis Hamilton cuando iba liderando cómodamente la carrera en la séptima vuelta, y el de Felipe Massa, que estaba luchando por una posición en el podio. La situación provocó la entrada del coche de seguridad y, de alguna manera, pareció ofrecer en bandeja la victoria a Sebastian Vettel. Sin embargo, el alemán sufrió un problema mecánico y abandonó a falta de 11 vueltas para la conclusión. La victoria final fue para Nico Rosberg, que se anotó su tercer triunfo en la F-1. La segunda posición fue para Mark Webber y la tercera para un Fernando Alonso pletórico en la parte final, tras adelantar a Sutil y a Raikkonen.

El escándalo fue mayúsculo. Pero a diferencia de lo que hizo Michelin en la carrera de Estados Unidos de 2005, donde obligó a retirarse a los 14 pilotos a los que calzaba, Pirelli no tomó ninguna medida especial. La entrada del coche de seguridad sirvió simplemente para limpiar la pista de todos los elementos que habían ido dejando los coches afectados. Pero no ocurrió nada más. Pirelli parecía incapaz de reaccionar ante la avalancha de acontecimientos que se le venían encima. El problema, según algunas especulaciones, podría derivarse de la nueva cola utilizada por la marca italiana para pegar la carcasa y la estructura de aluminio que la refuerza. O también podría ser la consecuencia de unos pianos excesivamente cortantes y peligrosos y el hecho de que la parte izquierda del coche es la que sufre más la gravedad en este trazado. Esa fue una de las conclusiones a las que se llegó cuando desde el taller de Red Bull le comentaron a Vettel que se alejara de los pianos, porque también él estaba teniendo problemas con el neumático trasero izquierdo, a pesar de haber cambiado gomas solo unas vueltas antes.

La carrera, sin embargo, prosiguió sin que los pilotos parecieran excesivamente afectados por los problemas que podían surgirles. Vettel fue marcando vueltas rápidas cuando el coche de seguridad se retiró en la 22ª vuelta. Y nada parecía poder perturbarle hasta la conclusión. Sin embargo, cuando la carrera parecía ya decidida, el piloto alemán de Red Bull sufrió un problema mecánico –en la caja de cambios- y tuvo que abandonar a falta de 11 vueltas para el final. Aquello dejó las puertas abiertas para que Rosberg se anotara el tercer triunfo de su carrera, tras los conseguidos en China en 2012 y en Montecarlo este mismo año. Tras él se colocó un Webber extraordinario, que había salido mal pero que supo sacar partido de los problemas de sus compañeros en su última carrera en Silverstone.

Pirelli no dio durante la carrera ninguna explicación a las reventones de ruedas

La tercera posición se la adjudicó Fernando Alonso, volviendo a demostrar que es el mejor piloto de la parrilla. Tuvo una mala salida, sin encontrar huecos desde la novena posición. Con altibajos fue defendiendo sus opciones. Y en la parte final, cuando todo parecía indicar que podía acabar octavo, fue remontando posiciones superando especialmente a Sutil y a Raikkonen en las últimas vueltas para conseguir subir al tercer eslabón del podio. Algo impensable, vistas las pésimas prestaciones de su Ferrari en esta carrera. El balance fue positivo para el español, que disminuyó su distancia en relación a Vettel y a Raikkonen. Ahora es segundo a 21 puntos del alemán y perseguido por el finlandés, a 13.