“Llegamos con mucha hambre”

Su hoja de servicios es una epopeya. A los 33 años y en su novena temporada en el Madrid, Felipe Reyes afronta el reto de conquistar la que sería su tercera Liga tras una temporada que ha agigantado su leyenda y ha ratificado su carisma. En lo que va de curso, el capitán madridista ha superado las barreras enciclopédicas de los 12.000 minutos, los 6.000 puntos y los 3.500 rebotes en la Liga. En un año en el que apenas ha disputado 18 minutos de media por partido y sin formar ninguna vez en el quinteto inicial, es el cuarto jugador con mejores prestaciones en su equipo (12,8 de valoración) —superado por Mirotic (16,2), Llull (14,3) y Rudy (13,3)— y su papel se antoja clave en la final ante el Barcelona, al mejor de cinco partidos y con ventaja de campo para los blancos, que arranca hoy en el Palacio.

“Llegamos con mucha hambre. Nos quedamos a las puertas de lograr la Euroliga y en la Copa nos eliminaron a las primeras de cambio, así que tenemos muchas ganas de hacer una buena final para dar valor al trabajo de todo el año. Ojalá todo acabe bien y podamos levantar un título que creo que nos merecemos”, cuenta Felipe en un análisis general que coincide con sus sensaciones. “Me encuentro muy bien físicamente, incluso mejor que hace años, y con mucha confianza. Eso me permite dar un nivel alto. Ahora juego un poco menos, pero son minutos importantes que intento aprovechar al máximo”.

“Felipe es el mejor ejemplo de mi concepto de equipo. Ha sabido aceptar su rol y seguir aportando como siempre. Le llamamos El Relojito porque siempre está, puntual a su cita. Más que sus números, lo que mejor habla de él es su trabajo diario. Le tengo mucho respeto y me alegro de que siga siendo el jugador al que todos quieren retirar”, le elogió Pablo Laso tras la semifinal de la Final Four ante el Barcelona en Londres. Sus números aquel día (17 puntos, 5 rebotes y 6 faltas recibidas para un 23 de valoración) fueron, junto a los de Sergio Rodríguez, los que más brillaron del Madrid en el último precedente de los cinco clásicos vividos este curso con un balance momentáneo de 3-2 a favor de los blancos. “En estos dos años, Laso nos ha hecho recuperar a muchos de nosotros la ilusión por jugar y por entrenarnos que quizá llegamos a perder en algún tiempo. Nos está haciendo jugar un baloncesto divertido que nos hace felices a nosotros y a los aficionados”, cuenta el capitán, que tiene apalabrada su renovación para las dos próximas temporadas, devolviendo el cumplido a su entrenador.

En el apartado contable, Felipe, que con 2,04m siempre ha demostrado que la valentía no se mide en centímetros, acapara un tercio de los rebotes ofensivos del Madrid con un promedio de 3,40 por partido. Sin embargo, a Espartaco le molesta que todos los panegíricos que le dedican se barnicen de sudor y abnegación. “No solo con sacrificio y entrega se llega donde yo he llegado. Tengo otras cualidades que nunca mencionan, pero estoy acostumbrado”, reivindica con resignación contenida antes del que será su clásico número 30 en Liga ante el Barça. “Nos conocemos muy bien, pero en estos partidos siempre hay sorpresas aunque sean pequeñas. Habrá cambios de defensas, cambios en los sistemas de ataque… Un poco de todo. La clave va a estar en la defensa y en la dureza física. Nosotros tenemos que subir ese listón de dureza. Son un gran equipo que tiene muchas piezas decisivas, no solo Navarro, y están jugando ahora muy bien. Va a ser una guerra. El equipo que sea más duro físicamente será el que la gane”, anticipa.

Si la final se alarga hasta los cinco encuentros, Madrid y Barcelona acumularán la cifra histórica de 10 batallas en una temporada y los blancos llegarán hasta los 76 partidos oficiales. “La acumulación de partidos y de viajes a estas alturas se nota muchísimo. Se trata de no pensar en la fatiga para que tu cuerpo no se canse más. Merece la pena un último esfuerzo”, cierra el capitán blanco antes del comienzo de la batalla por el título.