María Herrera, primera mujer en ganar una carrera del CEV
La toledana, de 16 años, se convirtió el domingo en la primera mujer que gana una carrera del Campeonato de España de Motociclismo
La coleta al viento es lo único que la distingue de los demás en la pista. Asoma por debajo de su casco, donde se esconde una niña de tez morena, ojos marrones, pelo castaño y sonrisa dulce. Es pequeñita, pero está fuerte. El giro de muñeca y los movimientos encima de la moto bien podría firmarlos cualquiera de sus rivales. María Herrera (Oropesa, Toledo; 1996) hizo historia el domingo al convertirse en la primera mujer que gana una carrera del Campeonato de España de Velocidad (CEV). Salía desde la tercera plaza y, después de 15 vueltas en las que llevó el peso de la carrera, tras batallar con Alejandro Medina o Jorge Navarro, que terminarían acompañándola en el podio, venció.
A sus 16 años es la piloto con mejor proyección internacional. Compite en Moto3 en una parrilla con más de 40 rivales de todo el mundo. Herrera hizo este año un sacrificio: dejar Toledo y mudarse a Cataluña. Ahora reside en el Centro de Alto Rendimiento (CAR) de Sant Cugat, donde, además de asegurarse de que no descuide sus estudios, se encargan de planificar mejor su preparación física.
“Se lo toma muy en serio. Después de la experiencia del año pasado, en el que sufrió por culpa de las lesiones, le di un consejo a ella y a su familia. Pensaba que sería mucho mejor que se viniera al CAR, no trabajaba el físico todo lo bien que debía. Lo hizo. Y eso dice mucho de ella, de su pasión por las motos. Sabe que este es un mundo difícil y que le costará encontrar su sitio. Hace las cosas como tocan, paso a paso”, explica Emilio Alzamora, director del equipo y que trabaja con ella desde hace tres años, cuando ganó el campeonato de PreGP con una moto de cuatro tiempos y 250cc.
La victoria de María no fue fácil. Se le paró la moto antes de iniciar la vuelta de calentamiento, regresó al pit lane, necesitó la ayuda de sus mecánicos y vio cómo le cerraban el paso mientras sus colegas ya daban la vuelta al circuito. Las quejas de Alzamora para que le dejaran volver a la pista, primero, y para que le permitieran salir desde la primera línea y no desde la última, como pretendían, después, no alteraron sus nervios. “Tuvo mala suerte, pero aquello nos permitió ver que sabe resolver las situaciones de crisis”, advierte Alzamora, campeón mundial de 125cc y todo un maestro cazando talentos, como ya hizo con Marc Márquez. Su punto fuerte, explica, es el paso por curva, sobre todo en las más rápidas. “He visto a una treintena de niños detrás de María. Se la juega mucho, decían ellos. Era capaz de recuperar cuatro segundos en 12 vueltas. Y tiene un poder de concentración muy alto”, le alaba Àngel Viladoms, presidente de la federación española. “María es muy fina, hace unas trazadas muy limpias. Cuando un piloto es fino conduciendo prefiere ir primero, a su ritmo”, añade Álvaro Bautista, también toledano y su padrino en el Mundial.
Hay planes de futuro para María Herrera, claro. Y pasan por ir al Mundial. “Pero lo importante es que cuando llegue esté preparada, como hacemos con cualquier otro niño. No se le va a pasar el arroz”, apunta Alzamora, que recuerda que todavía tiene mucho que aprender. Los objetivos, por ahora, son a corto plazo. No tiene más que concentrarse en hacerlo mejor que hace un año. Y, aunque es la tercera clasificada del Mundial, ya se verá dónde está su límite.
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