Un oasis de Champions

La despedida de Manolo Cadenas, de Carlos Ruesga, de tantos otros; los ojos acuosos de la afición de León, esa que lucha por mantener vivo a un Ademar al que desangró una gestión despilfarradora. La desolación se cruzaba sobre el parqué, también en las gradas, con la algarabía de un equipo que festejaba, diez años después de nacer, haber terminado tercero y su consiguiente billete para la Liga de Campeones. Premio mayúsculo para el Naturhouse, un oasis entre la penuria económica que cubre el balonmano español.

Gurutz Aginagalde, el capitán, el alma del vestuario, que con dos paradas desde los siete metros terminó por desequilibrar el marcador en León (30-32), reflexionaba la víspera sobre la temporada. Inquieto, temeroso quizá de quedarse al borde de la Champions, ni siquiera un optimista empedernido como él, a tenor de lo que cuentan quienes le conocen, pensó que el club al que llegó hace ocho cursos, aquel que formaron un grupo de amigos con el fin de mantener vivo el balonmano en Logroño, alcanzaría estas metas. “Se ha conseguido teniendo siempre los pies en el suelo”, contaba orgulloso el mayor de los Aginagalde, que ya antes del encuentro en León advertía: “El club no se va a volver loco por jugar en la Champions”.

El mérito, sobre la pista, se lo atribuyen los jugadores a Jota González, el alumno de Juan Carlos Pastor que desde hace seis años dirige el devenir del cuadro riojano. Pero, como bien saben en León, y aún maldicen en tantas otras ciudades, la estabilidad sobre el 40x20 lo da una buena gestión en los despachos. Y ahí, el Naturhouse se ha convertido en una rara avis en esta malherida Asobal: las nóminas de sus jugadores están al día y la directiva emplea una fórmula aparentemente no muy complicada de emular: gastar lo que se tiene. Ni un euro más. Una política que le costó asumir a su afición y que con el tiempo se ha vuelto motivo de orgullo.

Las nóminas de los jugadores están al día y la directiva no gasta en fichajes más dinero de lo que tiene

“En las épocas de bonanza fichamos lo que podíamos, siempre hemos tratado de hacer un proyecto serio, ajustado a la realidad”, explica Jota. El técnico asume que sus seguidores quieran más, que se enfadasen en su día porque veían salir jugadores, como los que también se tendrán que marchar a partir de hoy: “Nosotros tenemos que ir dando saltitos que nos hagan mejorar, hacer fichajes selectivos…y estar unidos, muy unidos cuando las cosas vayan mal”.

Esa filosofía atrajo, entre otros, hace dos años a Ruben Garabaya, campeón del mundo en 2005, que terminaba su ciclo en el Barcelona. El pivote asturiano no se lo piensa cuando se le cuestiona sobre qué le ha dado Logroño a alguien que se ha colgado una medalla de oro con la selección y que de azulgrana alzó varios títulos: “Me ha aportado ilusión”, zanja Garabaya: “Al llegar me sorprendió el nivel de compromiso que había entre los jugadores, era increíble”.

Ayer, prácticamente al mismo tiempo que Aginagalde alzaba los brazos y apretaba los puños tras detener uno de los penaltis cruciales, en Huesca, una pérdida en el último ataque del Octavio acabó en gol de los locales (30-29) y mandaba a la División de Honor a los gallegos. La puntilla para un plantel que lleva, en algunos casos, siete meses sin cobrar.

Resultados de la última jornada: Villa de Aranda, 25; Cangas, 23. Ciudad Encantada, 25; Puerto Sagunto, 26. Huesca, 30; Academia Octavio, 29. Granollers, 30; Palma del Río, 22. Aragón 31; Anaitasuna, 29. Barcelona, 39; Guadalajara, 23. Ademar, 30; Naturhouse, 32. Cuatro Rayas Valladolid, 30; Atlético, 25.

Clasificación final: Barcelona, 58 puntos. Atlético, 49. Naturhouse, 42. Ademar, 38. Aragón, 38. Granollers, 33. Anaitasuna, 30. Huesca, 28. Puerto Sagunto, 25. Ciudad Encantada, 25. Villa de Aranda, 22. Cuatro Rayas Valladolid, 22. Guadalajara, 20. Cangas, 19. Academia Octavio, 19. Palma del Río, 12.