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“Estoy orgulloso, volveremos”

Klopp valora el trabajo de su equipo en la final y destaca: "Hemos sido el mejor rival del Bayern esta Champions"

Klopp se lamenta durante el partido.
Klopp se lamenta durante el partido.P. KNEFFEL (EFE)

“Volveremos, puede que no a Wembley, pero a otra final”. Eso les dijo Jürgen Klopp a sus jugadores tras caer derrotados en Wembley ante el Bayern. “Me alegro mucho por Heynckes. Se lo merece”, declaró. “Estoy orgulloso de mi equipo, aunque ahora prevalezca la desilusión. Dimos todo lo que teníamos (Reus, Lewandowski tenían rampas), fuimos tan apasionados, merecíamos empatar, pero…”

Un periodista inglés le preguntó si Dante debía haber sido expulsado tras el penalti a Reus. “¿Y tú qué crees?”, replicó. “Ha habido muchas decisiones injustas en la historia del fútbol. No sé si con 11 contra 10 podríamos haber ganado. Hemos sido el mejor rival del Bayern en esta Champions”.

En el santuario del Borussia, Klopp (Stuttgart, 1967) todavía no sucede a Otmar Hitzfeld, ganador de la única Copa de Europa del Dortmund en 1997. Con condiciones muy distintas. El de Hitzfeld fue un equipo que venía de una falsa opulencia, liderado por Mathias Sammer, actual director deportivo del Bayern, a punto de despeñarse en una grave crisis económica e institucional. El de Klopp es un grupo de jóvenes reclutados de la cantera y de países exóticos para remontar desde la llegada del técnico del Mainz, en 2008, tanto en el apartado financiero como en el deportivo, en un bello ejercicio de pasión, alegría y conocimientos. Sin ningún pudor en copiar detalles de aquí y de allá, en busca de un estilo propio. Para Klopp la originalidad es irrenunciable. A este grandullón rubio de risa estruendosa y carácter volcánico casi le ha salido un cuento de hadas como los que escribe Ulla, su mujer. Le faltó el último capítulo. Como él predijo, se quedó a 10 metros del Everest.

Hasta el penúltimo día, en el entrenamiento en Wembley previo a la final, Klopp reunió a sus chicos en una especie de óvalo junto a uno de los banquillos. Y les recordó que el fútbol no deja de ser un juego. Por muchos millones de personas que iban a observarlos, allí estaba él arrancando una sonrisa de sus jugadores, la mejor terapia para afrontar una final.

“En dos años, en Berlín, a ver si recomponemos el equipo y volvemos. Ahora tenemos vacaciones y después debemos fichar jugadores, porque nos quieren quitar a algunos de los nuestros”, cerró Klopp, despedido con una ovación por los periodistas que cubren habitualmente la información del Borussia.

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