El Madrid cambia el signo de los tiempos
Felipe Reyes y Sergio Rodríguez permiten a su equipo remontar nueve puntos al Barcelona y volver a la final 18 años después
Felipe Reyes y Sergio Rodríguez cambiaron el signo de los tiempos y liberaron al Madrid del yugo al que ha estado sometido, el del Barcelona Regal. La semifinal fue trepidante, con muchos altibajos, definitivamente decantada por el poderoso esprint final del Madrid. Se quitó el equipo de Pablo Laso el estigma de escuadra brillante y talentosa, pero tierna y vulnerable en las situaciones límite, las que validan la talla de los verdaderos campeones.
No era una final, pero casi. Y ganó el Madrid, que se quitó dos pesos de encima de una tacada, el que le imponía el aguerrido Barcelona de Xavi Pascual y el de la historia. El Madrid vuelve a la final 18 años después, desde que la ganó por octava ocasión en 1995, con Obradovic en el banquillo, antes de que Sabonis se marchara a la NBA.
BARCELONA REGAL, 67 REAL MADRID, 74
Parciales: 18-11 | 15-28 | 18-9 | 16-26
Barcelona Regal: Huertas (19), Navarro (9), Ingles (5), Lorbek (6), Tomic (18) —cinco inicial—; Sada, Jasikevicius (6), Abrines, Rabaseda, Wallace (2), Todorovic (2) y Jawai.
Real Madrid: Llull (13), Fernández (8), Suárez (6), Mirotic (6), Begic (4) —cinco inicial—; Rodríguez (12), Draper, Carroll (2), Slaughter (6) y Reyes (17).
Árbitros: Luigi Lamonica (ITA), Ilija Belosevic (SRB) y Elias Koromilas (GRE).
Pabellón 02 de Londres: 13.193 espectadores. El Madrid jugará la final el domingo contra el Olympiacos.
El trepidante final del Madrid fue el que valió. Cuando estaba contra las cuerdas, cuando parecía a punto de actuar a la desesperada, con un adverso 61-52 en el marcador a falta de siete minutos y medio, fue cuando revivió. La actuación de Felipe Reyes, colosal, resultó clave. Sus 17 puntos y cinco rebotes, cuatro en ataque que valieron su peso en oro, lo cambiaron todo. Y clave fue el estupendo trabajo de Sergio Rodríguez, con 12 puntos y nueve asistencias, y un marcaje sobre Navarro decisivo.
Despareció la estrella del Barcelona en el último cuarto, se apagaron Tomic y Marcelinho y el Madrid revirtió la situación con un parcial abrumador, un 2-17 que dejó el marcador en 63-69. Faltaban dos minutos y el Madrid lo tenía todo a su favor. Esta vez no falló. Manejaba todos los tiempos, su engranaje fluía y el Barcelona, derrengado, desconocido, se había estrellado contra la defensa en zona mixta sobre Navarro con la que Laso le devolvió una de las monedas tácticas del partido a Pascual.
El encuentro resultó pendular. El primer cuarto del Barcelona fue de libro. Bien pertrechado en defensa, forzó errores en el Madrid, que perdió tres balones en apenas cinco minutos y falló sus cuatro primeros lanzamientos de dos. El Madrid pegó un latigazo de la mano de Sergio Rodríguez. Tomó las riendas. Ganó velocidad el juego del Madrid y del partido. Llull abrió sus líneas en ataque. Con tres triples ajustó el marcador: 23-22. El Madrid adquirió ritmo, por fin reconocible, por fin moviendo el balón con criterio, sin errores. Y otro triple, de Sergio Rodríguez en este caso, cambió el signo del partido (26-27).
Se destapó el Madrid, empezó a correr de canasta a canasta Llull. Y el Barcelona se fue apagando en ataque, sostenido por momentos únicamente por Tomic. El Madrid llegó a dominar por seis puntos, 31-37. Tres rebotes en ataque de Felipe Reyes subrayaron uno de los equipos fuertes de su equipo y cerraron el segundo cuarto con un parcial definitivo: 15-28. El Barcelona jugaba con fuego. Difícilmente podía soportar semejante huracán ofensivo. La tripleta exterior formada por Sada, Jasikevicius y Abrines no soportó el juego centrifugado por Llull, Carroll y Sergio Rodríguez, que repartió seis asistencias en diez minutos.
La insistencia de Tomic y la zona defensiva que impuso el Barcelona cambiaron el decorado en el tercer cuarto. Recuperó terreno perdido, empató a 42. Un tiempo de Pablo Laso, un cambio cantado ante la zona, con la entrada de Carroll y un triple de Suárez mantuvo el toma y daca. Pascual recuperó la defensa individual y Carroll no logró enderezar el punto de mira. El Madrid se centró en la defensa sobre Tomic. Marcelinho, con más espacios, lo aprovechó para anotar con relativa comodidad desde larga y media distancia.
El Madrid se quedó secó en el tercer cuarto y empezó de la misma forma el cuarto (56-48). Pero a partir del 61-51, su defensa en zona desequilibró el ataque del Barcelona. Slaughter y Reyes sacaron rédito bajo el aro, Navarro y Tomic desparecieron en combate y el Barcelona, martirizado por sus constantes errores, se consumió sin remedio.
El Madrid se sacudió por fin el estigma, bajo la atenta mirada, entre otros de Sabonis, barba canosa y gruesas gafas de miope. Sentado en las gradas del 0-2 de Londres, el legendario pívot lituano observó lo que el Madrid no conseguía desde que él alzó el último título europeo para el equipo en 1995. Mañana, frente al Olympiacos, tendrá una nueva oportunidad.
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