El Atlético se venga lejos del Palau

La venganza, dicen, se sirve fría, y el Atlético se la tomó lejos del horno del Palau en el que hace una semana dio al traste con los sueños europeos; ante un Barcelona campeón de casi todo, que se olvida de la Copa por tercer año. Un triunfo (28-31) a partir de otro ingente despliegue físico rojiblanco, como en la ida de cuartos de Champions, contra el que nada pudieron hacer los azulgrana, “cascados”, según admitió Xavi Pascual, que tiene un mes por delante para recuperar a los suyos y aclarar las sombras que han generado las dos derrotas ante el eterno rival, con la épica remontada de por medio, antes de la Final a Cuatro de Colonia (1 y 2 de junio).

El vídeo de la primera parte de ayer, como el del acto de Vistalegre, se lo tendrá que empapar el Kielce, primer rival por el gran cetro europeo. Ahí encontrará las claves Wenta de las carencias de su rival. Los azulgrana volvieron a ser un cúmulo de imprecisiones y despropósitos en los primeros 30 minutos que, sin el garante de la portería, pagaron caro ante un rival que ve en la Copa la única vía de desempolvar sus vitrinas este curso. Volvieron a evidenciar los azulgrana que sin una defensa tan centrada como en el Palau son un coladero clamoroso ante rivales de alcurnia. Y de nuevo sobrevolaron las dudas sobre el recorrido de este equipo sin Rutenka. Cierto es que, sobre el papel, no convenía otro ingente desgaste como el del sábado, pero las palabras de Pasqui a falta de cinco minutos desmentían cualquier atisbo de acomodo: “Está perdido. Le vamos a echar dos huevos. ¡A morir!”.

Pero el arreón final llegó tarde. Aupados por los seis goles de Cañellas y otros tantos de Aginagalde, la pesadilla azulgrana por antonomasia, el Atlético se valió de la intensidad en el arranque para certificar el pase a la final, donde se medirá este sábado (18.30, Teledeporte), al Naturhouse La Rioja, que se deshizo sin mayores complicaciones (31-25) del Puerto Sagunto.