Valero se va sin hacer ruido
El técnico confirma que deja la selección, pone rumbo a Catar pero no hace ninguna referencia a la posible incorporación de Urdangarin
Valero Rivera suele recordar que casi nunca había llorado por un éxito o una desgracia deportiva hasta que España fue eliminada en los Juegos de Londres, en el último segundo ante Francia. Lo volvió hacer el pasado día 7, después del encuentro ante Macedonia en Guadalajara que sellaba el pase al Europeo de Dinamarca. Lágrimas con aroma a despedida, que oficializó ayer con una carta en la que confirmaba que dejaba de ser seleccionador. Un texto lleno de agradecimientos y elogios en los que, sin mencionarlo, anunciaba Rivera que aceptaba la mareante oferta de Catar para ser su técnico: “Este punto final al ciclo como seleccionador español se debe a que ha habido otra Federación Nacional que se ha volcado hasta convencerme”. Una misiva en la que no aclara si en esta nueva andadura le acompañará el yerno del rey, Iñaki Urdangarin, gran amigo del ya exseleccionador español.
Se puso en juego mi honestidad desde algún círculo de nuestro deporte Valero Rivera
La insistencia de Catar, y la suculenta oferta de en torno a 800.000 euros anuales por contar con sus servicios, es uno de los motivos que le ha llevado a dar el paso adelante, después de nueve semanas de dudas en las que Valero llegó a rechazar la oferta en dos ocasiones. Desde que Catar le tentó, el técnico más laureado del balonmano dejó la puerta abierta a seguir al frente de la selección campeona del mundo, esperando un gesto de apoyo de alguno de los candidatos a presidir la federación a partir del lunes. “Únicamente Hombrados se preocupó de hablar y reunirse conmigo para conocer de primera mano mi opinión. Honestamente debo decir que esperaba algo más del otro candidato”, asegura Valero en su carta de despedida, la única queja que se desliza en todo el texto. Ese otro aspirante al que se refiere es Félix Brocate, director general del Gobierno de Aragón, que ya perdió las últimas elecciones y que nunca llegó a oficializar su candidatura. Su equipo lo heredó el pasado 4 de abril, Paco Blázquez, el único rival de Hombrados en los comicios. Un día después llamó al seleccionador, concentrado en Guadalajara, pero la decisión ya estaba tomada. “Valero era mi primera opción”, asegura ahora Blázquez, que apuesta, como tenía previsto el equipo de Brocate, por Manolo Cadenas, entrenador del Ademar, como futuro técnico de España.
Sabedor de que la oferta económica era imposible de igualar, el ya exseleccionador confiaba en que alguno de los candidatos le brindase el apoyo, sobre todo en un asunto que escama al mundo del balonmano como es la compatibilidad de su cargo con su empresa de representación de jugadores. Un respaldo que sí ha tenido del presidente saliente, Juan de Dios Román: “Siempre he contado con su respeto, apoyo y comprensión, incluso en momentos duros en lo personal, cuando se puso en juego mi honestidad desde algún círculo de nuestro deporte”, recalca Valero en su carta.
Sin garantías del próximo presidente, la suculenta oferta que Catar le puso sobre la mesa ha hecho el resto. El futuro técnico se desplazará al país asiático en los próximos días para atar los flecos de su contratación y oficializar su nuevo cargo, por el que percibiría en torno a 800.000 euros anuales, según varias fuentes. En esa nueva aventura, salvo contratiempo de última hora, le acompañará el yerno del Rey, Iñaki Urdangarin, aunque tampoco el exseleccionador ha aclarado este aspecto en su carta. El que fuera jugador del Barça a las órdenes de Valero ejercerá labores de ayudante, más enfocado a las relaciones institucionales. En ningún caso se baraja la posibilidad de que ocupe un lugar en el banquillo ni realice funciones de segundo entrenador. Valero fue avasallado ayer por los medios a la entrada de un acto organizado por el COE y el diario Marca. Todas las preguntas se refirieron a la posible incorporación de Urdangarin a su equipo. El técnico se remitió de nuevo a la carta que había enviado por la mañana:“Hoy es el día de decir adiós, de ser agradecido. Cuando toque lo que toque, hablaré”.
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