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Espargaró, como un jabato

El español triunfa en un duelo cuerpo a cuerpo con Redding al salvar una embestida en la vuelta final

N. TRONCHONI
Espargaró celebra de rodillas su triunfo.
Espargaró celebra de rodillas su triunfo. KARIM JAAFAR (AFP)

Todavía no había anochecido en Catar. Pol Espargaró caminaba erguido por el paddock, atendiendo a algunos fans, haciéndose fotos y firmando algún autógrafo. Mantenía la sonrisa impertérrita. Aunque andaba dolorido, medio tieso, con el cuello y las lumbares destrozadas y un golpe en la cabeza, con un morado en la frente, después de la caída que padeció durante la sesión de clasificación del sábado. A pesar del accidente se había llevado la pole en un arranque de osadía. Así que tenía la victoria entre ceja y ceja. “Estaré bien, resistiré, un masaje, una cremita, un antiinflamatorio y listo”, concedía la tarde del domingo. Contaba, seguramente, con sus propios dolores como hándicap para ganar la primera carrera del año. Y, probablemente también, con el trío de rivales que se le había aparecido como por arte de magia en la sesión del sábado: Nakagami, Kallio y Redding, sobre todo con el primero, a quien le había birlado la pole en el último suspiro. Pero ni su espalda, ni sus contrincantes pudieron con las ganas de un piloto que quiere defender la etiqueta de favorito de la primera a la última carrera de este 2013.

Fue el japonés el que mandó en la primera parte de la prueba. Hasta que Redding y Espargaró decidieron apretar los dientes y forzar el paso cuando se acercaba el ecuador de la carrera. De Kallio —finalmente quinto, siempre en un segundo plano— poco se supo. El japonés arrancó con las mismas ganas que había exhibido durante los entrenamientos. Se colocó primero en el primer viraje y hasta pareció quedarse solo tras tres giros, cuando dejó a casi un segundo a sus otros dos rivales, Espargaró y Redding. Aegerter, que se había pegado inicialmente a ellos, perdió pronto su pista.

Cuando Nakagami cedió al ritmo de esos dos salvajes, la carrera se convirtió en un duelo

Y la victoria fue cosa de dos tan pronto Redding le enseñó la goma delantera de su moto a Nakagami al final de la recta de meta: acabó superándolo en las primeras curvas del trazado catarí, en un intento en el que le obligó a levantar la moto para que no terminaran uno y otro en el suelo. Así es Redding, agresivo y atrevido. También es corajudo Espargaró. Y lo demostraría en los últimos compases de la prueba. Llegados a las diez primeras vueltas de un total de 20, Nakagami perdió, además de la segunda posición en manos de Espargaró, definitivamente el hilo de aquellos dos salvajes. Cedió al ritmo de sus colegas, que rodaban más de medio segundo más rápidos que él. Fue entonces cuando la carrera se convirtió en un duelo.

Y Espargaró empezó a exprimir su moto y a buscar la vuelta rápida. Se la llevó, como también terminó adelantando a Redding, a quien no le perdió la pista un segundo: a falta de cinco vueltas, el piloto del equipo de Sito Pons, que lleva la misma Kalex que el británico, apuró la frenada al final de recta y tomó primero la primera curva. Ya nadie le quitaría la primera posición. Aunque lo intentó el inglés. Sin miramientos, además. Fue en la última vuelta. Dejó asomar su rueda, metió su moto y su cuerpo en el interior de la curva, pero Espargaró no osó levantar su moto ni un pelo, como sí había hecho antes Nakagami. Resistió como un jabato. Casi besan el suelo: el osado por meterse allí de todas todas, y el más osado por aguantar el tipo ante la embestida. El coraje le valió la victoria. Espargaró ha sumado su primer triunfo.

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Sobre la firma

N. TRONCHONI
Redactora jefa de la sección de Deportes y experta en motociclismo. Ha estado en cinco Rally Dakar y le apasionan el fútbol y la política. Se inició en la radio y empezó a escribir en el diario La Razón. Es Licenciada en Periodismo por la Universidad de Valencia, Máster en Fútbol en la UV y Executive Master en Marketing Digital por el IEBS.

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