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Firmas falsas y contratos dobles

Los jugadores del Força Lleida, en Adecco Oro, sufren largos impagos, mientras el club asegura que los documentos que firmaron son “no válidos” y les ofrece un sueldo menor

Juan Morenilla
El capitán del Força Lleida, Miquel Feliu, lee un comunicado de protesta rodeado por sus compañeros.  / itmar fabregat (segre)
El capitán del Força Lleida, Miquel Feliu, lee un comunicado de protesta rodeado por sus compañeros. / itmar fabregat (segre)Itmar Fabregat (EL PAÍS)

Acusaciones de firmas falsificadas, impagos, denuncias y contratos duplicados son el escenario de una historia que simboliza cómo la crisis económica ha llegado al tuétano del deporte. El protagonista es el club de baloncesto Força Lleida, sexto clasificado de la Adecco Oro. Sus jugadores denuncian contratos que no se pagan y han convocado una huelga, la entidad dice que se han falsificado y son “no válidos” puesto que los firmó una persona no autorizada, la federación asegura que la documentación está en regla y la Asociación de Baloncestistas estudia medidas.

Condenado por los problemas económicos el CE Lleida —fundado en 1997 y que jugó cuatro años en la ACB—, este verano nació desde sus cenizas el club Força Lleida, y gracias a un aval de más de 200.000 euros obtuvo el permiso de la federación para competir en Adecco Oro. Pero la alegría del recién nacido duró muy poco. La crisis no permitía ningún capricho. Y, según asegura el vicepresidente Pere Pauné, alguien se olvidó de apretarse el cinturón. “Intentamos que no hubiera un presupuesto negativo. Confiamos en Edu Torres [director técnico] y él, con el ánimo de hacer un equipo competitivo, les prometió más de lo que habíamos presupuestado. Dio duros a cuatro pesetas. Él quería pagar más y el problema saltó en la primera nómina”.

A la hora de cobrar, los contratos que tenían los jugadores y los que tenía el club no coincidían. Los baloncestistas aseguran que debían percibir un salario mayor que el que dice deber la entidad. “Recopilamos todos los contratos, de la federación y de los mánagers, y vimos que muchos estaban firmados por personas sin poderes para hacerlo”, denuncia Pauné; “solo podía hacerlo el presidente [Félix González] y el vicepresidente, y los contratos que tenían los jugadores los había firmado el antiguo gerente, que no tenía potestad para ello. Y los que teníamos nosotros tenían firmas falsas. ¡Eran contratos diferentes!”.

El capitán dice que algunos compañeros han sufrido cortes de luz en sus casas

El club asegura sentirse estafado por Edu Torres, al que despidió. Los jugadores, sin embargo, piden a la entidad que asuma su responsabilidad y los papeles que se firmaron. “Queremos defender los contratos de principios de temporada. No es nuestro problema si la persona que los firmó no estaba autorizada. Somos víctimas”, dice el capitán, Miquel Feliu. ¿Y Edu Torres? “No voy a decir nada porque es lamentable que me acusen ahora a mí. Ya me defenderé donde me tenga que defender”.

La situación se ha envenenado. El Força Lleida, alegando que los contratos no eran legales y dada su mala situación económica, solo ha pagado 1.000 euros por mes a los jugadores. Estos denuncian impagos, que algunos han sufrido cortes de luz y que los propietarios de los pisos les reclaman el alquiler. Así que habían convocado una huelga para el partido de mañana ante el Ourense, aunque ayer la aplazaron hasta el próximo viernes, contra el Andorra.

El conflicto ha salpicado a la federación española, que asegura que su secretaría general ha comprobado que la documentación es reglamentaria. “Nosotros no podemos saber si la firma es falsa. Si lo es, estamos ante un delito penal de quien ha presentado el documento”, comentan.

Para salir del entuerto, y rebajar un presupuesto inicial de 800.000 euros que ahora no pueden cubrir, el Força Lleida ha propuesto a los jugadores que firmen unos nuevos contratos rebajándose el sueldo según tres escalas: los que cobran 40.000 euros anuales, un 15%; los que cobran, 28.000, el 10%; y los que perciben entre 12.000 y 15.000, nada. Todo ello suavizado mediante un bonus de resultados económicos.

Pero los jugadores no tragan. Exigen sus contratos iniciales y no rascarse ellos el bolsillo. “Es injusto. No ha habido negociación por los nuevos contratos. No se nos ha respetado”, zanja el capitán Feliu. Y apunta que el club ha cobrado 60.000 euros del ayuntamiento y que pese a ello siguen sin recibir los atrasos. “Eso da para un mes”, le responde el vicepresidente Pauné. “Hemos hecho un plan de reducción de gastos para seguir vivos y pedido préstamos personales. Es una rabieta que no quieran firmar los nuevos contratos”.

La Asociación de Baloncestistas, al tanto desde hace dos meses, defiende a los suyos. “Es inadmisible que les exijan un contrato inferior, es una falta de ética”, afirma Rafa Jofresa, vicepresidente; “eso no es legal. Les están coaccionando y amenazando”.

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Sobre la firma

Juan Morenilla
Es redactor en la sección de Deportes. Estudió Comunicación Audiovisual. Trabajó en la delegación de EL PAÍS en Valencia entre 2000 y 2007. Desde entonces, en Madrid. Además de Deportes, también ha trabajado en la edición de América de EL PAÍS.

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