Raikkonen pega primero

La batalla de las estrategias se cobró sus víctimas en el Gran Premio de Australia de fórmula 1, la carrera que abría el Mundial. A otros, en cambio, les elevó a los altares. Fue el caso del finlandés Kimi Raikkonen, que dio el primer golpe de la temporada y llevó su Lotus hasta la victoria final. Fue el 20º triunfo para el hombre de hielo, que había ganado ya el año pasado en Abu Dabi, tras haber dejado la F-1 en 2009. La suya fue una victoria basada en el acierto en la elección de los neumáticos y en el hecho de que su Lotus resultó ser el monoplaza que mejor los conservaba. Pudo concluir la carrera con solo dos entradas en el taller, algo que ninguno de sus grandes rivales consiguió.

Fernando Alonso concluyó en segunda posición tras realizar una salida pletórica que le situó tercero tras adelantar a Hamilton en la primera curva, solo por detrás de Vettel y de su compañero de equipo Felipe Massa. Una de las claves para que el español pudiera concluir segundo fue el acierto de Ferrari al hacerle entrar en el taller a realizar su segundo cambio de neumáticos dos vueltas antes que Massa (21ª vuelta), lo que provocó el enfado del brasileño porque permitió después al asturiano adelantarle a él y a Vettel. Lo que pudo demostrarse a lo largo de la primera carrera es que Red Bull sigue teniendo el mejor coche, pero que, al menos en Australia, sufrieron por el desgaste de los neumáticos. Tanto Lotus como Ferrari los conservan algo mejor. Y ese factor resultó decisivo.

El estudio de los neumáticos se convirtió en el elemento fundamental de la primera carrera del Mundial. Ningún equipo sabía con exactitud cuál sería el rendimiento de las nuevas gomas preparadas por Pirelli. Las habían examinado en Barcelona, pero las condiciones en Australia no eran las mismas y en carrera no sabían cómo rendirían. Comprobaron muy rápido que la duración de los neumáticos blandos no podía superar en ningún caso las 10 vueltas. Muchos pilotos optaron por cambiarlas pasadas solo cinco o siete vueltas. Y después, la cuestión se centró en los duros. Y su duración osciló entre las 11 y las 25 vueltas dependiendo del coche y del piloto.

Red Bull sigue teniendo el mejor coche, pero sufrió por culpa de los neumáticos

Mientras Alonso llegó a aguantarlas hasta 19 vueltas, ya acusando ostensiblemente su deterioro, Kimi Raikkonen las mantuvo ¡25 vueltas!, lo que previsiblemente podía concederle la victoria porque podía incluso realizar un cambio de neumáticos menos que los demás. Esas eran las cuestiones que se estaban dirimiendo cuando la carrera entraba en su fase decisiva. Faltaban 15 vueltas para la conclusión y estaba claro que las gomas resultarían decisivas. En aquel momento, Raikkonen era el líder de la carrera (con dos paradas) y le llevaba 2,7 segundos a Sutil, que sólo había parado una vez en boxes, y 4,6 a Alonso que, con tres paradas, luchaba por el segundo puesto. Por detrás Vettel y Felipe Massa.

Sutil entró en el taller dos vueltas más tarde y colocó los blandos, para intentar aguantar las 11 últimas vueltas con menos gasolina y, por tanto, menos desgaste. Su estrategia fue brillante: duros, duros y blandos. Sin embargo, pareció claro que el alemán de Force India se desmarcaba de la lucha por la victoria. El primer puesto de la carrera se estaba dirimiendo ya entre Raikkonen, Alonso, Vettel y Massa. Y la duda principal era saber si Raikkonen sería capaz de mantener su ritmo con unos neumáticos que llevaban cinco vueltas más que los de Alonso. El finlandés acreditó su calidad. No le asustó la presión del asturiano, que le arrebataba décimas en cada vuelta. Mostró su carácter de hielo. Y ganó la primera carrera del Mundial.

El campeonato comienza con buen pie para Lotus, pero también para Ferrari, que demuestra la evidente mejora de sus monoplazas en relación al año pasado. Alonso sigue en su línea de excelencia. Y Massa muestra un nuevo espíritu, otra convicción. Por primera vez parece haber olvidado por completo el accidente que sufrió en 2009.