Nadie niega a Cristiano
El portugués concreta las ocasiones del Madrid, que acabó sufriendo ante un Celta con más fe que fútbol (1-2)
La Liga empieza a jugar con los nervios de los equipos, con sus urgencias o sus prudencias. Para el Madrid se ha convertido en una suerte de pasaje preparatorio para mantener estados de forma o recuperarlos con vistas a sus desafíos en Europa y en la final de la Copa, para equipos como el Celta comienza a ser un tránsito sobre el alambre, una cuenta atrás en la búsqueda de los puntos para seguir en la categoría. En ese cruce de caminos surgen partidos como el que les enfrentó en Balaídos, un ameno espectáculo, un ida y vuelta con un final de moneda al aire. Y sí, como de costumbre, ganan los grandes.
El Celta mereció el empate, pero se expuso a una goleada. Comenzó mandón, se fue al piso y acabó enviando, por medio de Park, un balón al larguero que le pudo dar la igualada en el tramo final del partido. Fue nítidamente superior al inicio, durante el primer cuarto de hora, cuando al Madrid le costó engranar marchas y coger velocidad de crucero. Aletargado, con una alineación que alertaba su mirada hacia otros escenarios, comenzó perezoso, despistado en las marcas, superado, incomodado por el plan del Celta, del que se esperaba alguna precaución defensiva, pero que partió sin ambages, con la idea que trata de inculcarle Abel Resino: agrupar al equipo en unos pocos metros y situar la línea zaguera cerca de la medular.
CELTA, 1 - REAL MADRID, 2
Celta: Javi Varas; Jonny, Túñez, Demidov, Roberto Lago; Álex López (Pranjic, m. 55), Oubiña; Augusto Fernández, De Lucas (Mario Bermejo, m. 60), Krohn-Dehli (Park, m. 81); y Iago Aspas. No utilizados: Sergio Álvarez; Cabral, Bellvís y Orellana.
Real Madrid: Diego López; Essien, Pepe, Albiol, Marcelo; Khedira (Xabi Alonso, m. 46), Modric; Callejón (Kaká, m. 65), Özil, Cristiano Ronaldo; y Benzema (Benzema, m. 65). No utilizados: Adán; Arbeloa, Carvalho y Morata.
Goles:0-1. M. 61. Cristiano. 1-1. M. 63. Iago Aspas. 1-2. M. 72. Cristiano, de penalti.
Árbitro: Estrada Fernández. Amonestó a De Lucas, Albiol y Javi Varas.
Unos 25.000 espectadores en el estadio Municipal de Balaídos.
Se fue adelante el Celta, exigido en la clasificación tras la victoria del Mallorca, atento para encimar la salida de balón del rival, huérfano de Alonso, reservado, y sin caminos hacia Modric u Özil, que apenas se mostraron. Y lo pasó mal el Madrid porque perdió alguna posesión en lugares sensibles, cerca de Aspas o de Álex López, una conexión especialmente productiva porque el primero suele mejorar cada balón que le llega, pero es además uno de esos delanteros incómodos para los centrales porque no los fija sino que se mueve en torno a ellos, de aquí para allá, dispuesto a convertir cada chispa en un incendio. Diego López ejerció de bombero, salvo algún despiste episódico una vez más impecable, de nuevo pilar de su equipo cuando todo lo demás falla.
Pero ese Celta dominador y codicioso se cayó de improviso. Al Madrid le bastó con encontrar la precisión, con un par de cambios de orientación y dos galopadas para sembrar el pánico. Apareció Marcelo, al que se espera desde hace tiempo. Seguramente no luce todavía una tableta en el abdomen, pero atesora el gen desprendido de los grandes laterales brasileños, la capacidad para sorprender y volcar el fútbol de su equipo hacia un flanco. Punzante como en sus mejores días lideró, hasta que a la hora de partido se le acabó el combustible, a un equipo que convirtió al meta Javi Varas en héroe. A Cristiano, a Callejón, al propio Marcelo, les negó el gol el portero propiedad del Sevilla. Y sobre todo se lo negó a Benzema, que evidenció una vez más una capacidad que pone en duda si es delantero para un equipo del máximo nivel continental.
Pocos más vistosos que él, impecable en los movimientos y apoyos, capaz de dejar un par de regates que fueron un regalo para la vista y para Cristiano, que remató al larguero un monumental caracoleo y centro del galo. Hay un potencial que siempre se entrevé, que no parece tener final, pero sí lo tiene: el gol. Ese es el límite de Benzema y lo evidenció en Balaídos, cuando en el último tramo de la primera mitad su equipo superó de largo al Celta. Carece de la codicia, del anhelo del killer, de ese CR7 que está donde debe para que el balón le caiga en los pies tras varios rechaces. Así abrió el partido el Madrid, ya tras el descanso, así lo cerró tras un penalti convertido por el voraz luso después de que el inevitable Aspas empatará y Mourinho hubiera vuelto a agrupar a Kaká, Özil y Modric tal y como hizo en Old Trafford.
Benzema ya veía entonces el partido desde la banqueta. Era tiempo para Higuaín y Kaká. También para Alonso, que había reemplazado al irrelevante Khedira y fabricó un penalti sobre el brasileño que decidió el partido porque el Celta para entonces tenía más fe que fútbol, sin la capacidad de Álex López, que se fue lesionado al empezar la segunda parte, para romper entre líneas. Regresaron con un segundo aire los locales para un todo o nada, destapándose incluso ante las contras del Madrid, para el que Higuaín, delantero de rachas que también parece haber olvidado el aroma del gol, dejó pasar en dos ocasiones la sentencia cuando el mediocampo del Celta ya no estaba en su sitio, generoso como el resto del equipo en el esfuerzo para rescatar al menos un punto, oro en una Liga que se iguala por abajo y en la que pierde pie, una competición en la que el Madrid comienza a sentirse por fin cómodo.
Mourinho iguala los 103 partidos de Miljanic en Liga
José Mourinho dirige hoy en Balaídos su partido 103 en Liga con el Real Madrid igualando a Miljanic como el quinto entrenador con más encuentros en esta competición en la historia del club blanco. El portugués es el que mejor porcentaje de victorias tiene al frente del banquillo madridista, un 76%, en los 102 partidos que ha dirigido hasta la fecha.
Mourinho tiene el mejor porcentaje de victorias (76%) entre los 10 entrenadores con más partidos dirigidos al Real Madrid en el campeonato merced a sus 78 victorias y solo quedará por detrás de Miguel Muñoz (424), Del Bosque (153), Beenhakker (139) y Molowny (122) en la lista de entrenadores con más partidos en la competición nacional.
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