La reconstrucción del gallo
La selección francesa juega hoy en Dublin con la sombra de la cuchara de madera amenazando su honor
Escocia y Gales abren la cuarta jornada del VI Naciones (14.30; Cana+), que cerrará mañana la disputa del Inglaterra-Italia. Por el camino, Francia visita a Irlanda en medio de un panorama desolador: llevan tres derrotas consecutivas, algo casi inaudito en la historia del XV del gallo. Solo en una ocasión, en el año 1957, perdieron todos los partidos; entonces eran solo cuatro selecciones y se llevaron la cuchara de madera, simbólico premio que recibe el equipo que no gana ni un partido en todo el torneo. Las últimas dos veces que se vieron en semejante trance, en 1982 y 1999, se libraron de la humillación en la última jornada.
“De la cuchara no hablamos. Lo haremos si perdemos contra Irlanda”, ha reconocido Samson, el número 4 francés, que como todos los miembros del conjunto azul, y como todos sus aficionados, busca razones para justificar la extraña situación que encara el equipo nacional, que hoy juega en Dublin (18.00h, Canal+) y cerrará el torneo jugando contra Escocia. La situación es tan tensa que el arriere, Huget, se muestra convencido de que si no fuera por lo unidos que están los jugadores “el grupo se hubiera partido en mil trozos tras las derrotas”
La gran pregunta que se formula Francia es por qué se ha llegado a este punto un empate y cinco derrotas en los últimos seis partidos del Seis Naciones. El seleccionador, Phillipe Saint-André (PSA), da sus razones: “Cuesta encontrar jugadores polivalentes. Antes encontrabas a Traille, por ejemplo, que podía jugar de 10 de 12 o de 15; ahora no tengo esos jugadores”, se justifica el técnico, que alude principalmente al “cambio generacional” que está viviendo el rugby galo: “Estamos en reconstrucción”, dice. No le falta razón en ese sentido: quedan cinco jugadores de los 23 jugadores que participaron en el último campeonato del mundo; para 15 jugadores este es su primer VI Naciones. Además, PSA no ignora que los presupuestos que se mueven en la liga autóctona, la más potente del mundo, juega en contra de la selección: “Hay mucho dinero y están fichando muchos jugadores extranjeros. Eso mata la formación e impide la eclosión de nuevos talentos”.
Ganaremos a Irlanda por el orgullo de la camiseta y las ganas de no quedar como unos gilipollas" Nicolás Más, jugador de Francia
No le falta razón: la llegada de jugadores neozelandeses, australianos, argentinos, irlandeses e ingleses, no solo priva la progresión de jóvenes talentos sino que desplaza a muchos jugadores nativos de sus posiciones naturales, y eso lo complica aún más. El ejemplo perfecto de eso es Michalak, muy criticado, incapaz de hacer jugar al equipo, desplazado en el Toulon, su equipo, por el inglés Wilkinson. “No puedo llamar a Wilko ni a Sexton; Mcallister no es francés tampoco, ¿no?”, se pregunta con desgarrador sentido del humor. Michalak, a los 30 años, jugara hoy su partido número 62 con Francia al lado de Parra, sexta pareja en trece partidos de Saint-André al frente de la selección. ”Estamos decepcionados, pero no derrotados”, asegura Parra. También vuelve Fritz para juntarse con Fofana, cuarta pareja de centros en cuatro partidos de la presente edición del VI Naciones.
Además, Francia está jugando demasiado juego en largo, demasiadas patadas cruzadas, demasiados errores, falta de finura en el juego de mano… No se esconde PSA, el seleccionador: “Cuando a Inglaterra le regalas seis puntos como si fueras Papá Noel, por falta de agresividad, porque perdimos 15 veces la pelota… Hay que saber ganar los partidos”. Desesperado como está, el pasado sábado tras perder en Twickenham, le dijo a la prensa: “Si tenéis buenas ideas, dármelas”. Para colmo de líos, falta liderazgo hasta el punto de que el capitán Dusautoir reniega del brazalete, porque lo perdió al quedarse fuera de la selección. Repescado de urgencia, la lesión de Pape le devolvió los galones. “Solo soy el suplente del capitán” lamenta amargado.
Y en esas aparece Nicolás Más, el pilier de Perpiñan y resume: “Ganaremos a Irlanda por dos buenas razones: el orgullo de la camiseta y las ganas de no quedar como unos gilipollas”.
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