Quintana se descuelga antes de llegar a su terreno

Si en la Tirreno-Adriático se podría decir que el ciclismo del pasado y el del presente, las figuras establecidas, ganadores varios del Tour y otras grandes, y aspirantes establecidos, se juegan el orgullo, en la París-Niza, desasistida de grandes nombres, son los ciclistas del futuro los que quieren mostrar que su energía potencial ya es fuerza real. Será el viernes, en la subida a la montaña de Lure, también en Provenza, como el Ventoux, del que es considerado la hermana pequeña (1.600 metros de altitud, el techo de la ‘carrera del sol’, 14 kilómetros de ascensión al 6,6%), donde se pelearán: se espera al líder, Talansky (el norteamericano que hizo honor a su apodo de ‘pitbull’ por la forma en que se aferró al ‘maillot’ amarillo, solo, sin equipo, en una etapa, la de hoy jueves, muy dura, a lo largo del valle del Ródano, que acabó en Saint Vallier con la victoria del especialista suizo Michael Albasini al ‘sprint’ sobre un grupo principal de 40 corredores), quien teme, sobre todos, a su compatriota Van Garderen y a Richie Porte.

“La cosa debería ser bastante simple”, dijo Talansky, un especialista contrarreloj sobre todo que se inspira en Wiggins en la manera en que afronta sus desafíos. “En esta París-Niza hay dos ‘contrarrelojs’, la de Lure y la de Éze. No conozco la subida a Lure, pero sé que es un esfuerzo de unos 40 minutos en solitario. A Van Garderen le irá bien, pero a mí también”

Debería esperarse también a Nairo Quintana, líder del Movistar tras la retirada por caída de Rui Costa, pero en la etapa de hoy el colombiano sufrió una caída cuando intentaba recuperarse de un corte y cedió dos minutos a Albasini. Podrá luchar por la victoria de etapa en un lugar cuyo palmarés inauguró hace cuatro años Alberto Contador (aunque su gran victoria sobre Fränk Schleck fue sencillamente el prólogo de uno de los desfallecimientos más comentados de su carrera, el que padeció camino de Fayence, cuando queriendo seguir a Luis León Sánchez sucumbió a los ataques de Toni Colom), pero no por la general final que se cerrará el domingo con la cronoescalada al col d’Éze, en Niza.