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Un experto en autotransfusiones hace 28 años

Odriozola publicó en EL PAÍS un artículo sobre cómo mejorar el rendimiento de los atletas

c. arribas
Odriozola, en una entrevista en 2010.
Odriozola, en una entrevista en 2010.uly martín

Como si fuera un brécol o una lombarda, el juicio, su estructura geométrica como un fractal se repite día tras día a distintas es calas, la parte igual que el todo, y siempre los mismos temas recurrentes, expertos hablando de lo mismo, de viscosidad, de hemolisis, de EPO. Y ya, como si lo cuantitativo a fuerza de repetición se hiciera cualitativo, hasta los más legos en el asunto, como la misma magistrada cada día más curiosa, parecen haber empezado a comprender el meollo.

Y así parecía ayer, un día más, hasta que entró en escena un informe más sobre las transfusiones, el elaborado a petición del juez instructor por una forense del Servicio de Información Toxicológica del Instituto Nacional de Toxicología dependiente del Ministerio de Justicia. La Autoridad entre todas las autoridades. Y como tal le trató la magistrada, como verdad suprema, pese a sus inconcreciones, vaguedades y embrollos, como confundir la vida media de un glóbulo rojo, 120 días, con la duración de una bolsa de sangre refrigerada.

Y pese a las evidentes pruebas de una elaboración mediante el abuso de las teclas control-c control-v, en las que la magistrada no quiso entrar pese al intento de las defensas. Una de ellas, un párrafo completo del informe de la forense, de agosto de 2008, calcado a un texto publicado en EL PAÍS en enero de 1985, curiosamente vuelve a dar protagonismo en el día a José María Odriozola, presidente de la federación de atletismo.

Para la autora del dictamen, para autoridad científica la de Odriozola, quien en 1985, cuando aún era solamente atleta y catedrático de Bioquímica, publicó en este diario una tribuna describiendo, 28 años antes, un precursor, que la justicia se interesara por ellas, el sistema de autotransfusiones para mejorar el rendimiento de los atletas. Lo hace, sin embargo, sin intención crítica o de denuncia. Por entonces, como recuerda el autor, la técnica, al no ser detectable, no era considerada “doping en su sentido estricto”, y no estaba “prohibida oficialmente”. Poco después, el escándalo por su uso por parte de los ciclistas de Estados Unidos en los Juegos de Los Ángeles 84 condujo a su prohibición por el Comité Olímpico Internacional (COI).

A preguntas de la defensa sobre otro párrafo de su informe sospechosamente calcado a lo publicado en un 20 Minutos de 2006, la forense, sudorosa, protestó: “El periodista recurriría a las mismas fuentes que yo. Mis fuentes bibliográficas [no citadas en el dictamen] no son los periódicos. No recurro a un periódico para elaborar un informe pericial”.

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Sobre la firma

c. arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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