“No he echado de menos el fútbol”
De vuelta a los banquillos tras seis años, Fernando Vázquez habla de las sensaciones que ha recuperado en el Depor
Después de seis años alejado de los banquillos, Fernando Vázquez (A Coruña, 1954) desgrana su visión del fútbol, la de un profesor de instituto que sin haber sido profesional de la pelota llegó a entrenador en Primera, ahora en el Deportivo.
Pregunta. ¿Le desagrada que se incida en esa imagen de erudición?
Respuesta. No. Antes en el fútbol te llamaban profesor y parecía que era peyorativo, pero está superado.
P. ¿En todo este tiempo sintió el olvido de la gente?
R. No. Tampoco echaba de menos el fútbol.
P. ¿Estaba quemado?
R. No tenía fuerzas para enfrentarme a un vestuario. Pasé momentos muy duros en el Celta, estaba muy agobiado porque la relación con la grada no era la mejor, me pitaban en exceso. Me acosaban, directamente. Esa tensión la echaba fuera en el campo.
P. ¿Y ahora cómo está?
R. Más relajado y tranquilo, centrado en el fútbol. He ganado en concentración.
P. ¿Por qué salió de la rueda del fútbol?
R. No me sentía preparado para entrenar y también por motivos personales preferí alejarme durante dos años. Luego no hice lo suficiente por volver a entrar. No me gusta ir a los campos, me escondí y fue un error porque hay que adaptarse al sistema. Estaba cómodo lejos del ruido. Hice mucha bicicleta, quería completar un triatlón: era un objetivo para esta primavera.
P. Usted fue un pionero que llegó a un entorno muchas veces refractario a gente ajena a él.
R. Tuve un presidente, Caneda [del Compostela], que me dijo ven aquí y yo estaba allí en el momento oportuno. Cada vez es más complicado que suceda algo así. Muchos exfutbolistas internacionales hacen su propio curso de entrenadores.
Entrenar es una disputa entre la mente del entrenador y la de los jugadores”
P. ¿Lo considera un agravio?
R. No tengo muy bien estudiada esa respuesta. Pero cuenta ese mérito. Considero que ser entrenador no pasa por haber sido un gran futbolista. Es importante conocer un vestuario, pero importa más la formación o la personalidad que no haber sido esto o aquello. Es como si todos los actores de cine tuvieran que ser grandes directores.
P. ¿Cuáles fueron sus referencias para comenzar a entrenar?
R. Comencé a dar clase. Al tiempo en mi pueblo se formó un equipo y me dijeron si quería cogerlo. Y quise saber, conocer, pero no había apenas bibliografía, tampoco Internet. Me apunté a la escuela gallega de entrenadores y conocí a Julio Díaz, que aún sigue allí de profesor de técnica y táctica. Era el entrenador del Lalín, y me ofreció crear una escuela de fútbol porque no tenían categorías inferiores. Me fijé mucho en Sacchi y en Cruyff.
P. ¿Siguen siendo modernos esos conceptos?
R. Para mí, sí. Sacchi fue un revolucionario. Llevó la defensa zonal a un perfeccionamiento extremo, consiguió que un sistema defensivo fuera ofensivo y anulaba por completo el ataque rival porque recuperaba la pelota con facilidad pasmosa. La sincronización de aquel Milan es inigualable. Cuando él se fue todo se dispersó. Ese es el trabajo de un entrenador: actuar sobre los sistemas para que no se dispersen porque tienden a expandirse. Es algo casi físico. Me sorprende que ahora el propio Sacchi diga que lo que hacía entonces no vale en este momento. Me gustan los equipos conectados y ese es un trabajo repetitivo de sincronización de automatismos. Es algo comparable a un ballet.
P. ¿Es lo que está entrenando?
R. Querría acercarme. Sincronizar a nivel defensivo es fácil porque es un trabajo de repetición. Necesitas el compromiso de los futbolistas porque hay que repasar siempre, como en todo aprendizaje. No es hacerlo un día y olvidarse. Yo les pido el cerebro prestado a los jugadores y a veces para ellos eso es duro, ¿sabe?
P. ¿No aceptan ese trabajo?
R. Intento explicarles motivos y razones. Igual antes se entendía menos, pero es una pelea continua. Entrenar es eso: una disputa entre la mente del técnico y la de los jugadores, que tienden a dejarse ir. Es lo natural. Ocurre en cualquier empresa, pero el futbolista trabaja en un entorno y con una presión que no tienen la mayoría de los trabajadores. A usted no le controlan continuamente lo que hace, no le fiscalizan, no a nuestro nivel. La presión es tremenda y los futbolistas no nacen con talento mental para eso, nacen con talento deportivo.
P. ¿Identifica a Sacchi y Cruyff en alguno de los conceptos que aplica España o el Barcelona?
R. Cruyff construía el equipo desde arriba. No había una organización colectiva con ayudas. El concepto de trato de balón, de desorganizar mentalmente al rival pasando la pelota es Cruyff. Ahora para el Barça el concepto defensivo es vital. Viven de la defensa. Sacchi no iba tan adelante a buscar la pelota.
P. ¿Se acercan más sus intenciones a eso que a lo que hace el Madrid?
R. El Barça es más constante repitiendo su idea. El Madrid es más inestable en su rendimiento, pero cuando se pone arriba, recupera pronto y términa fácil es un espectáculo. Es el estilo de Mourinho. Pero a veces prefiere replegarse y esperar. Me parece un hombre inteligente. No soy quién para enjuiciarle. A veces se le valora más su imagen que su trabajo. Me pasó a mí. Se me etiquetó por mis carreras por la banda tras los goles.
El Madrid es más inestable que el Barça, pero puede ser un espectáculo”
P. ¿Lo percibe ahora como algo extemporáneo?
R. Para nada. Era sentimiento puro. Hay que entender de dónde venía y dónde estaba. No quería insultar a nadie. Pero a Guardiola o a Mourinho también les he visto correr. No somos presidentes en un palco. Son anécdotas que te marcan, como las de que era muy expulsado.
P. Hace una semana se acercó a la grada a dialogar con los aficionados en un entrenamiento.
R. Sentí que era el momento para mostrar que debemos estar juntos porque salvar al equipo es una tarea complicada. Se ha formado un círculo vicioso en el que decrece la autoconfianza o la motivación. Necesito subir el nivel de juego. Es como si tienes una obra ensayada, claro que te pones nervioso antes de representarla, pero sales al escenario y fluye. Pero trabajar por el resultado es imposible, estás muerto si lo haces. No se entrena por la victoria porque además el rival puede ser superior. Por ejemplo lo más probable es que el Madrid lo sea. Mi labor es meter una dinámica diferente al equipo. Y sé que necesitamos ganar siete u ocho partidos para salvarnos.
P. Hubo bandazos. Se pasó de jugar con Domínguez y Valerón a un trivote.
R. Cuando construyes un equipo mezclar talento y agresividad es lo más difícil. Eso vale dinero. Trato de refundir esas dos ideas. Es importante no señalar a futbolistas porque es duro para ellos.
P. Promocionó a muchos canteranos que se consolidaron.
R. En eso quizás sea number one. Una cantera es como el buen vino. Hace falta solera y tradición. La selección es lo más importante, luego hacer trabajo de escuela, creer. Y acompañarlo con que entre los 17 y los 19 años los mejores puedan debutar en el primer equipo. Se puede lograr en cualquier sitio, también en Galicia, no somos una raza inferior.
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